8. Lily

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Hermione no tenía ni idea de dónde se encontraban exactamente. Debía ser una mansión por la calidad de las pocas decoraciones en los pasillos y por la extensión de los mismos. ¿A quién había matado para conseguir esa mansión? ¿Sería de algún mortífago? ¿Los Malfoys, tal vez? ¿Seguirían en Inglaterra?

Bajando por unas lujosas escaleras, con Hermione siempre a la espalda del Lord, la chica etiqueta ese lugar como la entrada. No tenía nada de especial salvo algunas estatuas antiguas. Se sorprendía bastante: nunca se había imaginado que Voldemort fuese sería una persona de gustos sencillos. 

Al final terminan por llegar a una gran puerta de madera. Voldemort la abre  y Hermione echa un vistazo por encima de sus hombros: unas sinuosas escaleras de caracol descendían hasta lo que la chica suponía que era el sótano. Sin necesidad de decir en voz alta ningún hechizo, la mano del Lord se cierra sobre una antorcha, que se enciende instantáneamente.

Terminan por detenerse frente a otra puerta, ya en los calabozos. Aquello no estaba tan limpio como el resto de la mansión, si no que más bien olía a sudor, putrefacción y sangre. Demasiado olor a sangre. Algo mareada, Hermione se apoya en la pared tratando de intentar descifrar el por qué de ese olor tan desagradable cuando se da cuenta de que está palpando algo... gelatinoso. Voldemort, al abrir la puerta y girarse hacia ella nota que ha perdido completamente la atención de su acompañante. Algo entretenido, acerca el fuego de la antorcha hacia la chica para que viese a su alrededor. Al fin y al cabo durante todo el trayecto ella solo había visto retales, era él el que guiaba la marcha.

Sangre, mucha sangre, coagulada en la pared, fresca...Tanta que Hermione no puede reprimir un grito en su garganta. En ese momento solo Ron se le pasa por la cabeza. Su Ron. ¿Por qué nunca le dijo que le amaba? Fuera de control, la chica sale corriendo por el pasillo, desesperada por encontrar las escaleras y salir de ese lugar. ¿Cuánta gente había sido asesinada por ese monstruo para recubrir las paredes de sangre?

Pero no le da tiempo a dar dos pasos cuando las frías manos de Voldemort se acomodan en su cintura y la gira, taladrándola con sus ojos rojos.

- ¿Te recuerdo la charla de antes? - susurra terminando con un leve siseo que no pasa desapercibido por la chica - Entra 

Apartándose de él con repulsión, Hermione saca todo su valor Gryffindor y entra en la celda - no se le podía llamar de otro modo - tratando de mantener su cabeza alta y la espalda tensa. Tener a Voldemort a su espalda y estar en un sitio como ese no le transmitía demasiada confianza. Tampoco entendía por qué la había tocado, podría haber usado cualquier hechizo.

Por suerte estaba iluminada. Esa...sala, al igual que el pasillo, estaba llena de sangre y en el suelo prácticamente brillaban unos círculos dibujados con, quizá, algún tipo de poción plateada. Pero la mirada de Hermione rápidamente se posa en un bulto destrozado, tirado en una esquina junto al profesor Snape. Harry.

Lanzando un grito, la chica sale corriendo hacia su amigo y prácticamente se tira junto a él pasando las manos por su cabello para apartarlo de la cara. Estaba horrible. Las lágrimas comienzan a caer por el rostro de Hermione mientras evaluaba los daños. Había destrozado a Harry, el pobre se había desmayado por el dolor. No. Esos dos monstruos habían torturado a Harry, no solo Voldemort. Snape se mantenía ahí, sin hacer nada, como un traidor. Hermione no dudaba de que parte de la sangre de la sala, posiblemente la más fresca, fuese la de su mejor amigo.

- Tú - se gira hacia Snape apretando los dientes y limpiándose las lágrimas con la manga de su túnica - Tú...Maldita rata asesina, cerdo, manipulador, cobarde, mentiroso... y tú - esta vez se gira hacia Voldemort - Eres un monstruo al que le arrancaron el corazón nada más nacer, asesino, psicópata, gusano ...

Hermione sigue insultándole hasta que se da cuenta a quién está insultando. Aunque no deja de soltar frases crueles sobre ese hombre, su tono poco a poco va perdiendo fuerza y termina por insultarle en un susurro. Snape no había reaccionado y simplemente miraba a la pared como si fuese lo más hermoso del mundo. Voldemort, por el contrario, empezaba a tener un tic de pura rabia controlada en su cara.

- Da gracias...Sangre sucia... - susurra siseante - Que aquí no se puede hacer magia porque si no fuese el caso... - deja la amenaza en el aire sin dejar de mirar a Hermione. Sus ojos, que a pesar de ser crueles solían mostrar un brillo de alguna clase de sentimiento como la curiosidad, la diversión o el aburrimiento ahora solo despedían pequeñas chispas rojas de pura rabia.

El Lord se acerca a ella con pasos firmes, aun con ese rostro congestionado de ira. Ejerciendo toda la fuerza posible, agarra a la chica del brazo y la lanza al centro de los círculos. Hermione gime de dolor y se frota el brazo desde el suelo conteniendo las lágrimas.

Entonces la voz del mago se torna más grave, como de ultratumba y palabras en latín comienzan a salir de sus labios. Poco a poco el latín lo va combinando con el pársel, hasta que todo se convierte en un siseo incesante en la oscuridad. Hermione comienza a ver borroso, le costaba respirar. Sentía como si un dementor estuviese robándole el alma. Cuando ya creía que no iba a aguantar ni un segundo más esa presión en el pecho, Voldemort deja de susurrar bruscamente.

- Lily Evans

El fantasma de la mujer aparece en la habitación con un grito sobrenatural. Snape deja de evitar mirar la escena y sus ojos se centran en el fantasma de la mujer a la que amaba. Los dibujos del suelo comienzan a levitar y a enredarse en el alma de la fantama, que no dejaba de gritar. Finalmente y con Hermione de rodillas frente a ella, Lily Evans se introduce en el cuerpo de Hermione como un suspiro, que termina por desplomarse.

Voldemort cae de rodillas al suelo y comienza a toser. Su piel se torna más blanca y el pelo se le empieza a caer. Aún sin poder sostenerse deja caer las manos y termina por apoyarse con ellas en el suelo. Había gastado toda su energía mágica en ese hechizo, había dejado fluir incluso parte de su esencia, como al hacer un horrocrux. Pero si había funcionado con esa sangre sucia, funcionaría con cualquiera similar a ella. Podría traer de la muerte a todos los grandes magos Tenebrosos a lo largo de los siglos si lograba encontrar la cámara de magia ancestral. Podría acceder a un poder ilimitado. Ya no necesitaría siervos tan patéticos como Lucius Malfoy, ya no se conformaría con un ejército de escoria. No, ahora tendría un ejército digno de su nombre.

Reprimiendo un quejido termina por ponerse de pie pasándose las manos por donde anteriormente estaba su pelo. Sigue su recorrido por su cara y la nota extremadamente delgada, como si su carne hubiese desaparecido, como si fuese un cadáver. No importaba, ya solucionaría el problema de la pérdida excesiva de magia. Ahora necesitaba recuperarse. 

Con una mirada a Snape, el pocionista comprende claramente todo lo que el Lord le estaba ordenando. Procurando mantener su máscara de seriedad levanta a la chica del suelo en volandas y la carga en brazos. Él sabía que Granger tenía un dominio de la magia sorprendente. Tenía la certeza de que soportaría la magia del Lord entrar en su cuerpo. Con paso firme, como caminando por los pasillos de Hogwarts, saca a la niña de ese sótano. Por suerte había conseguido curar a Potter mayoritariamente. Hermione se retuerce entre sus brazos nada más atravesar la entrada de la mansión para llevarla a su habitación. Snape baja la mirada hacia ella. Sus ojos oscuros como dos pozos negros se conectan con otros verdes esmeralda que conseguían que su corazón quisiese salir de su pecho en ese instante.

- Lily...

Magia ancestral [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora