Capítulo 11

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Kirvi

-¿Tu hermana?-pregunté inmóvil.

-Sí, mi hermana.-respondió con un tono frío y duro.

Me quedé mirándole un buen rato antes de dignarme a responder.

-Ehhh... Eso está bien, es bueno tener hermanos, ¿sabes?-solté una carcajada llena de vergüenza mientras ajuntaba mis manos en mi espalda.

-¿Pero a ti qué te pasa? ¿Por quién me tomas?-miró hacia el mar frustrado.-Cada vez me vienes con un cuento nuevo.-levantó la voz mirándome como un padre cabreado con su hija.

-Yo solo...

-¿Tú solo qué?-volvió a levantar la voz.-Sara es mi hija, sí. Dounia es mi hermana, sí. ¿Alguien más en tu lista?

-No.-susurré con la mirada en el suelo.

Estaba avergonzada por mi comportamiento. Cabreada porque me estaba levantando la voz. Y hambrienta, sobre todo hambrienta. Una hamburguesa de pescado, unas patatas fritas o incluso me comería un plato de Cuscus. Mmm... qué hambre. Una pizza, sí, eso me vendría de maravilla. ¡Eh! ¡Kirvi, deja de pensar en la comida, este es un momento serio! Dios, que caos de cabeza tengo.

-¿Me estás escuchando?-preguntó cruzando los brazos mientras suspiraba.

-Sí, claro que te estoy escuchando. No estoy pensando en comida ni nada, siempre pensando mal de mí.

-No intercambies los papeles.-habló con la voz más calmada.

-¿Puedes volver a decirme lo que estabas diciendo?-cuestioné y me miró confundido.-No es por nada, solo quiero asegurarme de haberte oído bien, solo eso.

-Pff... ¿Que qué es lo que te pasa conmigo?-levantó su mirada hasta la mía.

-A mí nada, ¿porqué?-intenté sonreír sin éxito.

-Entonces ¿porqué haces todo esto? Ya sabes, lo de Sara y Dounia.

Dounia, mira la niña, hasta tiene un nombre bonito. ¡Kirvi, es su hermana! Vale, vale. Con los brazos cansados dejé los libros en el suelo con su mirada pegada en mí.

-Por nada.-puse la espalda recta y crucé los brazos al igual que él.

Los dos nos estábamos protegiendo con nuestros brazos, como si estos fueran un escudo.

-Dime la verdad y no me hagas volver a gritar.-dijo entre dientes.

-Pues eso, que eres un imbécil.-contesté mordiendo mi labio inferior por dentro.-Primero vienes con que te gusto, me ilusionas como una niña pequeña y después que si me traigo una mujer por aquí y otra por allí. Ha sido tu culpa desde el principio.

-En primer lugar, las únicas mujeres con las que he estado últimamente ha sido con mi hija, mi hermana y contigo. Y en segundo lugar, te dije que olvides todo, ¿es que estás sorda?-apretó los dientes.

-Exacto, por eso mismo. ¿Que lo olvide? Solo quiero saber el motivo.-arrugué la boca.-¿Será por otra mujer? ¿Será porqué eres un traficante de drogas y no quieres ponerme en peligro? Eso sería emocionante, como una película de acción o terror.

-O porque no quiero tener una relación ni casarme con nadie.

Esas palabras fueron como un pinchazo en uno de los órganos más importantes de mi cuerpo. Creo que ya os imagináis qué órgano, no me gusta ser cursi. Es mejor decir órgano que corazón y imaginaros mariposas, rosas y corazoncitos en el aire. ¿Porqué hablo en plural si estoy hablando conmigo misma?

-Vale.-respondí seca.

-¿Te llevo a casa?

Se acercó a su coche y abrió la puerta del piloto y se adentró en el vehículo. Sin responderle, me giré sobre mis talones y con la cara pálida eché a caminar. No iba hacia su coche, iba hacia otra parte, no sabía a qué parte, pero iba a otra parte.

No tardé en sentir su mano en mi brazo. Me giró con suavidad hacia él.

-El coche no está por ahí.-refunfuñó.

No respondí, simplemente me deshice de su agarre con brusquedad y seguí caminando. Tenía un nudo en la garganta que no quería soltarse a menos que mis ojos empezaran a lagrimear. No quería darle el placer de ver cómo había conseguido lo que quería. Ilusionar a una pobre chica y después tirarla para verla llorar. Creo que ya todos conocemos el cuento.

Su mano volvió a rodear mi brazo hasta dejar mi cara a la altura de su barbilla.

-Mira, nos conocimos hace tan solo un mes. Ni una niña de quince años se enamora de alguien en tan poco tiempo. Así que deja de comportarte así y déjame acompañarte a casa y así poder ir a la mía. Yo no tengo un trabajo fijo en un instituto y que lo único que tenga que soportar sea al pavo que llevan los adolescentes encima. Yo lo que tengo que soportar es a un trabajo diferente cada día, el no poder llegar a fin de mes por la miseria que me pagan y al poco tiempo que tengo para mí. Así que no me pidas algo que no puedo darte.

Intenté tragarme el nudo antes de hablar, pero fue imposible. Las lágrimas empezaron a deslizarse por mis mejillas sin permiso alguno.

-¿No puedes darme amor? Es lo único que pido. No quiero dinero, el dinero me importa un comino, ¿entiendes? Yo sé encargarme de mi misma.

-¡No, no puedo darte absolutamente nada, porque no te quiero!

El silencio fue el siguiente que habló. Su mirada estaba clavada en la mía. Mi mirada estaba clavada en la suya. El mundo alrededor estaba congelado y la vida estaba derrumbándose encima de mí. Eso fue lo que pasó después de sus palabras.

Mi cabeza iba a explotar. No te quiero. No te quiero. No te quiero. No te quiero. No te quiero. Para. No te quiero. No te quiero. ¡Para! ¡No te quiero!

-¡Para! ¡Por favor!-grité.

No te quiero. No te quiero. Nadie te quiere. ¡Nadie!

-Por favor...-lloriqueé cayendo al suelo sobre el culo.

Empecé a llorar como prometí que no haría. Junaid se arrodilló a mi lado y me abrazó contra su pecho. Intenté apartarlo de mí, pero fue en vano. Me tenía apretada contra su pecho con fuerza pero con cuidado.

¿Porqué estaba llorando? Porque estaba tan aferrada a la idea de que alguien me quisiera que no pensé ni siquiera si de verdad yo le quisiera como decía. Tan aferrada que no pensé en lo que él quería. Pero yo solo quería saber como sería que alguien se enamorara de mí. Yo solo quería ser querida. Solo quería ser feliz al lado de alguien.

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Eso me ha dolido hasta a mí :,(.

¿Qué pasará con Junaid y Kirvi a partir de ahora? Eso es misterio hasta nuevo aviso :).

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¡Buenas noches!

Instagram: wassilahaddadi

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