Kirvi
El sonido de unos dedos tocando la puerta me hizo esconder el papel en el bolsillo trasero y lanzar el sobre encima del escritorio con rapidez. Me acerqué a la puerta y la abrí aún con el corazón a mil. Los alumnos entraron uno detrás de otro en la clase.
Estaba confundida. Me puse enferma de repente. No me acordaba ni de que hacían esos alumnos ahí. ¿Dónde estaba? ¿Qué hacía ahí? Un poco más y me desmayaba.
-Profe, ¿te encuentras bien?-preguntó una chica en primera fila.
Miré hacia la clase y vi que todos estaban sentados mirándome fijamente con preocupación. Cerré la puerta despacio y hice intento de sonreír: me salió una mueca tan falsa que se notaba.
-Sí.-respondí con un hilo de voz.
Tosí.
-Comencemos con a clase de...-pensé sin éxito.
-Economía.-respondió la misma chica.
-Exacto, economía.-la señalé con el dedo índice dándole la razón.
Empecé a dar clase sin tener mucho éxito. A la hora de salida caminé por los pasillos asustada y alertada. Miraba a los lados con los ojos bien abiertos, cada movimiento era un peligro para mí entonces. Era difícil saber de quién se trataba, casi todo los profesores me tenían rencor sin motivo. Nunca entenderé el porqué del racismo. Si todos los musulmanes fuéramos terroristas, ¿no estarían todos muertos ya? Imagínate: en Ramadán la Meca está llena de musulmanes a petar. Sumemos esos a todos los demás que están esparcidos por el mundo. Seríamos miles y miles, los suficientes como para poder fusilar a cualquiera que no fuera musulmán. Pero no, los musulmanes no somos terroristas y punto. Los terroristas son inhumanos sin religión ni alma. Solo buscan una excusa para poder justificar sus asesinatos. Lo cual llegamos a la conclusión de que son psicópatas. Punto. Yo no tengo la culpa de que haya gente tan así en el mundo. Yo solo quiero paz y tranquilidad.
-¡Kirvi!-escuché la voz de Junaid al cruzar la puerta de la entrada.
Corrió hacia mi con sus largas piernas.
-Hey.-saludó mientras yo le miraba con los ojos muy abiertos como si hubiera descubierto el que me acababa de ocurrir.-¿Estás bien?
-S... Sí.-contesté nerviosa.
-¿Vamos?
-¿Adónde?-di un paso hacia atrás.
-Tú coche ya se ha arreglado.-me miró enarcando las cejas.-Te llevo para traerlo del mecánico.
-Tranquilo, ya cojo el autobús.-miré por encima de su hombro con tal de no mirarle.
-¿Te pasa algo?-preguntó aún con las cejas enarcadas.
-Qué no.-respondí llevando mis manos a mi bolsillo trasero para proteger el tan temido papel.
-Te llevo yo y punto.-dijo enojado.
-Tú no me mandas.-repliqué aun más enojada.
-Kirvi, por favor, no volvamos a las mismas.
Sin decir nada más, me encaminé hacia su coche y me metí detrás ya que la parte del copiloto estaba ocupada por Sara.
-Hola.-saludó mientras ponía música en la radio del coche.
-Hola.-contesté a la vez que Somos Anormales de Residente empezaba a sonar llenando el coche.
Junaid se metió y me dijo que me pusiera el cinturón.
Mientras el coche empezaba a andar, vi como la tinta roja que había grabada en un graffitti en la pared que había cerca de la entrada me gritaba "No Muslims" de nuevo. Me pegué al asiento y me agaché en el mismo. Aunque me quisiera hacer la dura, sea quien sea esa persona, me asustaba, y mucho.

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Todos Somos Africanos©
Random¿Alguna vez odiaste tanto a las personas que le echaste la culpa a la vida? ¿Alguna vez has buscado tanto la felicidad que no la encontraste hasta que dejaste de buscarla? ¿Alguna vez dijiste "la vida es una mierda"? ¿Sí? Pues este libro es para ti...