Kirvi
Cielo gris. Suelo gris. Aire gris. Vida gris. Ojos grises. Los ojos grises contra los míos lanzaban veneno que atravesaba mi pecho hasta llegar a mi corazón. Todo era gris, todo recordaba a unos ojos, a una persona. Era un sueño, más bien una pesadilla, lo sabía. No podía despertarme aunque lo intentara con todas mis fuerzas. Mucha gente se piensa que la peor pesadilla es estar corriendo sin avanzar, pero la peor pesadilla es torturarte mientras duermes con lo mismo que te torturas despierto. Cuando eso pasa, el dormir deja de ser una cura para el alma.
Abrí los ojos sintiendo las intrusas lágrimas acariciar mis mejillas. Eso era de lo que me escapaba; la parte oscura del amor. Aunque sea difícil se puede hacer inteligente al cerebro de uno mismo, ¿porqué no se puede hacer lo mismo con el corazón? Maldito inmaduro e ilusionado.
El móvil empezó a vibrar con la luz de la pantalla encendida mientras dejaba ver dos botones; uno verde y otro rojo. Lo agarré y leí el nombre con un ojo cerrado. Hablando del rey de Roma. Junaid. Miré la hora: cuatro y media de la madrugada. Llevé la huella de mi dedo pulgar hasta el botón rojo con un nudo en la garganta. Seguía en ropa de calle. Solo tenía una manta encima, la cual utilicé el borde para limpiarme las lágrimas.
El móvil volvió a vibrar mostrado el mismo nombre y colores que antes. Lo agarré de nuevo y decidí cambiar de color.
-Buenas noches, hermosa.-se oyó la voz de Junaid más lenta y entrecortada de lo normal.-¿Qué tal estás, princesa?
-¿Junaid? ¿Qué te pasa?-levanté mi espalda con dificultad del colchón.-¿Estás borracho?
-No.-empezó a reírse con exageración.
-¿Dónde estás?
-¿Y a ti qué?
-Dime dónde estás o tú y yo tendremos más problemas y más graves.
-Estoy en nuestro sitio, bonita.
-¿A las cuatro de la madrugada?
-Exacto.-sentí su sonrisa torpe al otro lado.
-No te muevas de ahí.-ordené antes de levantarme lo más rápido posible.
Con el móvil aún en la oreja salí con las llaves del coche en la mano desocupada. Me adentré en el vehículo de mi padre. Cogí los auriculares para conectarlos al móvil. Giré la llave y pisé el acelerador para ir en busca de un niño idiota y borracho.
-Uno. Dos. Tres.-contó distraído.
-¿Y ahora qué haces?-llevé una mano a mi pecho para intentar detener el pinchazo del hueco que dejó una odiosa bala.
-Contar estrellas.-balbuceó calmado.
Me callé para seguir escuchando su voz contando estrellas. Era grave y sexy, era una de esas voces que aunque la persona que la tuviera no sea mucho físicamente, la hace verse sexy. Una voz mágica. La suya estaba acompañada con palabras sabias, no hay nada mejor que una voz sexy con palabras serias. Sabe tan bien como La vaca que ríe con pan de barra. Madre de mi vida, este hombre me pone de buen humor tan solo con escuchar su voz.
Me adentré en el bosque y paré el coche para salir de él con rapidez. Corrí hacia el árbol dejando el móvil en el vehículo.
Estaba ahí, acostado en el suelo con el dedo señalando hacia el cielo. La luna que formaba una imperfecta circunferencia iluminaba su cuerpo fornido con delicadeza. Parecía un cuadro pintado por Leonardo da Vinci. Bueno, él en sí ya era arte. El único arte que ha conseguido conquistar me al completo. Él era mi poesía. Avancé hacia él hasta llegar a sentarme a su lado.
-¡Ey, pensé que no vendrías! ¡No respondías!-chilló con alegría.
No dije nada, solo puse mi espalda sobre la yerba que vestía el suelo y llevé mi cabeza a su pecho.
-Te quiero.-susurré.
Al fin y al cabo al día siguiente no se acordaría de nada. ¿No era así?
Sus brazos me rodearon al completo y su cara se escondió en mi cuello mientras suspiraba. No olía a alcohol. Olía a él, a una droga llamada Junaid.
-Jamás llegarás a quererme como te quiero yo.-musitó en mi garganta.
Ya no estaba borracho, en ningún momento estuvo borracho. Mentiroso idiota. Moví mis manos hacia su pecho y le empujé sin ganas. Se alejó de mí con la luz de la luna iluminando su mirada confundida. Me levanté con la dignidad por los suelos. No debí ir, no debí ni hablar ni sincerarme. No debí ni siquiera caer en el juego de amar. Ni siquiera debí haber nacido. Qué se pensó el maldito espermatozoide al llegar primero, ¿que tendría un premio súper guachi? Já, una mierda.
Antes de que pudiera llegar al coche, sentí como su mano rodeaba mi brazo para girarme hacia él después.
-Espera.-pidió sosteniéndome la mirada.
-¡Aléjate de mí! ¡Deja de jugar conmigo!-sentí otra vez el dichoso pinchazo, pero esta vez mucho más afondo del pecho, en el corazón.
-¿Jugar contigo?-se mordió el labio inferior y miró hacia el lado con impaciencia.-Solo intento arreglar las cosas contigo.
-No hay nada que arreglar.
-Dame una oportunidad y verás que cuando esté preparado lo primero que haré será hablar con tus padres.
-Mi padre ya lo sabe.-aparté mi brazo de su mano con fuerza.-Te quiero y no lo voy a negar, pero a veces hay que actuar con el cerebro en vez de con el corazón.
-Que yo sepa no he hecho nada malo.
-Junaid, te voy a contar una cosa. Imagina que hubiera un mundo, otro mundo. Un mundo bello y envidiable, un mundo que cualquier humano quisiera habitar. Uno donde tú y yo estamos juntos y felices. Donde tú no eres tan cerrado y tuvieras la mar de gente a tu alrededor que te quiere y quieres. ¿Sabes dónde está ese mundo?-negó con la cabeza.-En ninguna parte, no existe, es un mundo que no puedo ni imaginarme al completo, con tan solo poner humanos en el paisaje aparece la violencia. Eso es lo que más caracteriza al ser humano: la violencia. No podemos vivir sin violencia. No podemos, Junaid.
-¿Y eso qué tiene que ver conmigo?-su voz se apagó.
-Que al igual que yo tú también eres humano y no quiero que nadie atente más contra mí porque ya me encargo yo misma de hacerlo.
-El ser humano también tiene otras habilidades como ayudar a los demás, tú siempre solo ves lo malo por tu carácter pesimista. El ser humano también sabe hacer feliz.
-¿Cómo sabes eso?
-Porque tú me lo enseñaste.
-Déjame en paz, Junaid.
-Por favor, déjame protegerte de ti misma.
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¡¡Hola preciosas!!¡Nuevo capítulo!
¡Espero que os guste, me he forzado mucho para no tardar mucho, ya me conocéis, el tiempo no me sobra😂(soy un desastre)!
Instagram: wassilahaddadi
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Todos Somos Africanos©
Random¿Alguna vez odiaste tanto a las personas que le echaste la culpa a la vida? ¿Alguna vez has buscado tanto la felicidad que no la encontraste hasta que dejaste de buscarla? ¿Alguna vez dijiste "la vida es una mierda"? ¿Sí? Pues este libro es para ti...