El destino: La leyenda del hilo rojo.

Parte 2: Adolescencia.

Siete años después...

Después de siete años, sucedieron grandes cambios, ahora Isabel tiene dieciséis años... Vivió cosas realmente duras. Su madre tuvo muchas crisis debido a su enfermedad y fue internada en un centro psiquiátrico. Su padre, ya hace 3 años, después de que a su esposa la internaron, se fue a Indonesia para abrir más hoteles y hacer más negocios. Su niñera murió de un ataque al corazón, hace cinco años.

Isabel en sí, cambió mucho... Radicalmente. Ahora, ya no le gusta estudiar, pero a pesar de eso, ella no ha perdido años, ni baja su promedio, sigue siendo buena, aunque ya no le guste. Se mudó a un apartamento donde vive acompañada de un perro, un labrador dorado llamado Sam. Su estilo también cambió, ahora no era delicado y femenino, ahora era más descomplicado pero con un toque oscuro y en parte femenino, algo así como un Gothic Sexy sin ser tan gótico, más bien Dark. Su cabello lo dejó crecer y lo degradó un poco en color rojo, creció bastante, ahora mide 1.68. Y, a escondidas, se tatuó en la nuca una ''S'', hacía referencia a ''Samuel'', pero también a ''Sam'', su perro. Ahora Isabel se hace llamar Alyn, quería dejar todo lo que le recordara su pasado, ya que ahora odia a su padre por lo que le hizo.

Ya había terminado el bachillerato, ella decidió no entrar a la universidad, quería entrar a trabajar rápido, pero también quería ser alguien profesional... Sus ganas por estar con sus nuevos amigos fue más. Ya iba atrasada un mes para entrar a la universidad. Ella todas las noches salía a un pequeño bar cerca de su apartamento llamado: ''Cry''. Ahí se divertía con sus amigos, ya que dejan entrar menores de edad y los dejan comprar alcohol.

Su mejor amiga se llama Karla, tiene 23 años y no estudia.

Esa misma noche, Isabel, se arregló muy bien, sé colocó un vestido largo negro serio, planchó su larga cabellera, se maquilló muy bien y salió al bar.

Cuando llegó encontró solo a Mark, uno de sus amigos sentado en su mesa, tomaba cerveza mientras miraba su celular. Mark era un chico lindo, además, le gustaba Isabel. Él tiene los ojos oscuros pero lindos, el cabello semi largo, le llegaba más abajo de las orejas, el cual era un tipo rubio oscuro. usa lentes, una dentadura perfecta y una personalidad muy buena. Tiene 18 años.

—¡Mark! ¿Qué tal?—-Lo saludó Isabel con un golpe de puños.

—Hola, Alyn. —Respondió Mark al saludo.

—¿Y los chicos? —Preguntó Isabel.

—Está todavía temprano... Supongo que no han llegado de la universidad. —Respondió Mark un poco serio. —Ellos no son vagos como nosotros, Alyn.

—¿Qué? Oye Mark... ¿Qué te pasa? —Preguntó extraña Isabel.

—No lo sé, quizá amanecí con el píe izquierdo hoy. —Respondió Mark soltando el celular y dejando ver la publicación de Isabel, la cual decía: ''Siempre estaré contigo''. Junto a un corazón.

—¿Estás así por esa publicación? —Preguntó un poco burlona, Isabel. —Já, Mark... No te pongas celoso.

—¿Celoso? Sí, claro. —Replicó Mark llevándose un gran trago de cerveza. —Olvidalo, mejor hablemos de otra cosa.

—Ay, mi Mark. —Comentó Isabel acercándose a Mark y le dió un beso en la mejilla. —Está bien.

—Ay, Dios... Sí que te gusta molestarme. —Respondió Mark, le enojaba que ella jugara con él, ya que siempre le da besos, le agarra la mano, hace cosas que lo ilusionan, pero ella no quiere un noviazgo con él.

Poco después llegaron los otros amigos de Isabel, pero no Karla, Isabel ya estaba preocupada porque no había ido en una semana.

A las 02:45 de la mañana, Isabel se fue ebria a su casa, entró en ella, echó seguro a la puerta, tiró sus zapatos y se dejó caer en la cama rendida, había olvidado echarle la comida a Sam.