El chico nuevo.

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Hoy, como cualquier otro día, Isabel se levanta de su cama a las 4:40 de la mañana. Entra al baño y se arregla para ir al colegio. Se coloca su jardinera de falda roja y la camisa negra que compone el uniforme, sus medias negras y sus mocasines rojos. Realmente el uniforme era bonito, sí hubiera sido en otro color. Se peina su larga y castaña cabellera, usa una cinta roja en el cabello de moño al lado. Se cepilla los dientes, se hecha colonia y baja a desayunar.

—Buenos días, niña Isabel. —Le saluda entusiasmada su niñera Kaht. 

—Hola, ¿Mis padres no han bajado a desayunar? —Pregunta Isabel con una expresión alegre. 

—Ay, niña Isabel... —La niñera se agacha donde ella. —Sus padres no han llegado desde ayer.

—Ah, vaya... —Cambió su expresión alegre, ahora se veía abrumada. —Bueno, entonces, no pasa nada. Quiero desayunar. 

Después de desayunar un gran plato de cereales, fue a terminarse de arreglar. Al rato bajó de su cuarto ya lista para ir a estudiar. Su colegio queda a unos cinco minutos a pié y unos dos minutos en carro, ella por ahorrar combustible, le gustaría ir a pié, pero sus padres no la dejan y le toca llegar bobamente en un carro. Cuando salió para entrar al carro, notó que había una mudanza en la casa de enseguida, que quedaba a unos 9 metros de la casa de Isabel, no le dio mucha importancia, se subió en el carro y se fue.

Al llegar, entró a su clase, todos estaban reunidos hablando de la fiesta de mascaras que querían hacer para los que se gradúan de 5°. Isabel es adelantada un año. Ella no se reunió, no le veía el caso a perder el tiempo pensando en fiestas, pero obviamente ella estaba invitada, todos querían ser amigos de ella, pero precisamente ella no quería amigos, pensaba que la iban a abandonar o algo así. 

Con el cuaderno abierto en el escritorio, la cabeza pegada a él, tratando de dormir un poco, escucha las palabras:

—Wow, ¿Quién es él?

—Míralo, un nuevo finalizando año.

Isabel levantó la cabeza y vio a un chico que no conocía, o bueno, no ''había visto''. Tenía cabello un poco largo, por lo menos un poquito más abajo de las orejas. Era oscuro, ojos grises, y su cara... Su cara se le hacía conocida pero no logró reconocerlo, seguramente lo había visto de lejos en cualquier lugar o algo así. 

Poco después llegó la maestra, todos se sentaron.

—Buenos días, alumnos. Como pueden ver, hay un nuevo compañero en el grupo. —Dijo La profesora. —Oye, preséntate para que todos sepamos de ti.

—Está bien, señorita. —Respondió el chico nuevo. —Mi nombre es Jhan, tengo 10 años, practico artes marciales, sé hablar dos lenguas aparte del castellano. Me acabo de mudar a esta ciudad y espero llevarme bien con ustedes.

Todos le aceptaron, pero a Isabel, algo en Jhan le parecía coincidencia, ella sabía que ya lo había visto, sólo que no se acordaba en donde lo vio.

En el descanso lo miraba de lejos, y él a ella la miraba sin disimulo. Isabel evitaba sus miradas, pero apenas él dejaba de mirar, ella seguía analizándolo, ya que no dejaba su duda.

Llegó la hora de la salida, todos se iban en sus carros, pero Isabel no quería irse en el suyo, así que esperó sentada en una banca a que el chófer se cansara de esperar. 

—De todas maneras mis padres ni se darán cuenta, ni siquiera deben estar en la casa. —Se comentó a ella misma.

Escuchó unas fuertes pisadas que se acercaban a ella y era el chico nuevo, Jhan. 

—¿Hablas sola, niña? —Preguntó irónicamente.

—Es mi problema. —Respondió mezquinamente Isabel. —Vete.

—¿Qué te pasa? Sólo bromeaba. 

—Olvídalo, vete, sí... Debo escaparme de mi chófer. —Comentó Isabel mirando a la entrada. 

—Oye, ¿Dónde vives tú? —Preguntó Jhan.

—En la casa 84, queda a pocos metros de aquí. —Respondió Isabel. 

—¿Qué? Yo vivo en la casa 83, wow, vaya... —Comentó Jhan, feliz. —Yo me voy caminando. ¿Y si nos escapamos de tu chófer?

—Estás loco, niño nuevo. —Respondió Isabel. 

—Ay, yo me llamo, Jhan, No me digas así. 

—Bueno, ''Jhan'' —Dijo Isabel con un tono de voz cuestionante. —¿Cómo se supone que lo haremos?

—Hoy vi otra salida de este colegio, nos tocaría dar más vueltas, pero nos escaparemos.

—Que idea tan tonta, pero bueno... Alguna vez tendría que hacer algo estúpido. —Respondió Isabel. —Bueno,  vamos.

El chico nuevo e Isabel, atravesaron el colegio hasta la última puerta, la cual era la salida al estacionamiento de los profesores. La puerta estaba abierta y la reja que permite la entrada y salida de los carros también. El lugar estaba custodiado por guardias que cumplían con su ronda. 

—Oye, niña... Tendremos que escondernos entre los carros, ve detrás de mi y no te vayas a dejar pillar, sí no, ya nos jodimos.

—¿Jodimos? —Preguntó asqueada Isabel. —No uses expresiones así. Y mi nombre es Isabel, no niña.

—Tú me dijiste niño nuevo, quedamos a paz. —Jhan sonrió. —Bueno, está bien, ve detrás de mi y no te dejes pillar.

—Sé que esto saldrá mal, pero, está bien. 

—No seas pesimista. —La regañó Jhan. —Vamos.

Los dos entraron por la puerta y corrieron a esconderse en los costados de los carros, pasaron así por alrededor de seis, el estacionamiento era grande. Cuando quisieron cruzar, había una pequeña escala con la cual, Isabel se tropezó y cayó al suelo. Ella no lloró, pero fueron descubiertos gracias a la imprudencia de Jhan.

—¡Isabel! —Gritó Jhan. 

—Niño nuevo, nos han descubierto. —Dijo Isabel con una expresión de decepción.

Los guardias se acercaron y los vieron, a ella tirada en el suelo cubriéndose la rodilla y a él a un carro de distancia mirando asustado.

El destino: La leyenda del hilo rojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora