Otra Despedida.

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Ella sólo se preguntaba... ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué se portó así conmigo? Ya un poco calmada, se sentó en la cama, Sam se había quedado dormido en la orilla de la cama. Isabel se paró y se fue al balcón.

Cerró la puerta y se sentó en el suelo. Traía con ella su antiguo celular, lo encendió con la esperanza de que tuviera carga después de tres años abandonado, y sí, tenía 20% de batería. Emocionada, abrió la galería de fotos, lastimosamente no tenía ni una foto de Samuel, así que fue al chat. Ella no había eliminado las conversaciones. Fue hasta el principio de todo y comenzó a leer despacio.

Cada palabra, error ortográfico y emoji, todo... Sonrió en varias ocasiones, lo cual le dió alegría. Ahora guardará la esperanza de reencontrarse con Samuel, lo triste es que su última conexión fue un día antes de irse.


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Al día siguiente, muy temprano, Isabel se arregló, era una mañana fría, así que se colocó ropa abrigada. Bajó a hacer su propio desayuno, el carro de su padre no estaba, así que estaba sola... Bueno, no le importó, ella ya está acostumbrada.

Al mediodía, recibió una llamada, el número es de Mark.

—¿Sí? ¿Hola? —Contestó Isabel.

—Alyn, ¿Dónde estás? —Preguntó Mark preocupado.

—¿Ah? ¿Por qué? —Preguntó también Isabel.

—Ayer no fuiste a Cry, y hoy que fui a tu casa, me dijeron que te habías ido. ¿Dónde estás, Alyn?

—Me mudé de nuevo a mi casa, ese apartamento no lo era. —Respondió Isabel.

—¿Eh? —Mark no entendía. —En todo caso, dame la dirección, necesito hablar contigo.

—Okay.

Isabel le dió su dirección a Mark, y a los diez minutos llegó. Ella fue a abrir, y entraron a la casa de nuevo.

—¿Vives aquí? —Preguntó más sorprendido. —No lo creo.

—Sí, pues bueno, es la casa de mis padres y por consiguiente es mía también. —Respondió Isabel. —¿Qué deseas tomar?

—Alyn, ¿Y esa formalidad? —Preguntó Mark.

—Normalmente cuando estoy aquí, recuerdo mis costumbres... O sea, la formalidad, el saludo, el buen hablar y eso.

—Vaya... No lo sabía. —Comentó Mark. —Ah, Alyn, vine a decirte algo.

—Bueno, dime. —Isabel se sentó.

—¿Te acuerdas que te dije que entraría a la universidad? —Preguntó mark.

—Sí.

—Pues, la carrera que quiero, solo la dan en la sede de España, la principal. —Comentó Mark un poco raro. —Mi padre pagó todo, y me mandarán trasladado a España.

—¿Qué? ¿Te vas? —Isabel no se sentía bien, en realidad Isabel no quería que él se fuera, lo quería en parte.

—Sí... Ah, no quiero empacar maletas, ni montarme en un avión. —Replicó Mark. —Odio viajar.

—¿Y cuándo viajas? —Preguntó Isabel.

—Mañana. -Respondió Mark. —Quiero disfrutar hoy y mañana preocuparme.

—¿Qué pretendes? —Preguntó irónicamente Isabel.

—Salgamos. Yo te traigo antes de las 8.

—¿Qué? Mi papá me mata.

—Él no se dará cuenta.

—Bueno, espera voy por un abrigo. —Dijo Isabel, su fue corriendo a su habitación.

El destino: La leyenda del hilo rojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora