Capítulo IV

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La chica despierta y sus grandes ojos negros se muestran alarmados mientras retrocede con miedo contra una pared al ver el cañón de mi revolver en el medio de su cejas... creo que sé con quién usaré mis dos balas.

- Donde quieres el tiro maldita-. Hablo con rabia. Vi la marca en su nuca es una maldita artificial generación cuatro.

Muevo mi arma más cerca de su rostro y ella corre con una rápida delicadeza un mechón de pelo ondulado castaño oscuro que cubría su rostro y creo que solo espera que presione el gatillo sabe que no hay salida. La oscuridad que desprende su mirada por sus oscuras pestañas contrasta con la delicadeza que tiene su cara, además de que si bien se encuentra bastante "sucia", se ve increíblemente bien.

- Ya mátala-. Insiste Ernes.

- Cállate-. Le ordeno moviendo mi arma frente al delgado cuerpo de la joven que ya se encuentra resignada a la muerte.

Entonces habla. Su voz es muy dulce, muy tierna- Me llamo Hayl, y sí, estás en lo cierto soy una artificial pero no estoy contra los humanos pero tampoco contra los míos-. Comienzo a reírme.

- No me vengas con el cuento de la persuasión-. Digo entre risas exageradas.

Su boca toma una forma redondeada para continuar hablando. Tienen magníficos labios, oficialmente era la artificial mejor elaborada, una especia de modelo pequeña- No te persuado, cuando fracasaron con las primeras generaciones e intentaron erradicar a los primeros artificiales subversivos mi generación fue la última diseñada por los humanos, no entramos en conflictos, de hecho vivimos bajo el suelo- señala- en la red de tuberías porque también somos el objetivos de todos los otros artificiales-. Concluye rápidamente y aún me debato con la idea de asesinarla o no.

- Entonces por qué estas fuera de tu madriguera-. Pregunta Ernes muy incisivo.

Ella no tarda en responder- Cómo es obvio muchos de nosotros estamos necesitando piezas para cambiar porque se están volviendo obsoletos, ya somos una generación anticuada la número cuatro... obviamente considerando el hecho de que están en la generación veintidós-. Cierra.

Todo su relato suena tan convincente que aún no me decido que hacer- Mira- comienza ella- puedes matarme si quieres, pero al menos si me dejas con vida te puedo llevar hasta tu base y podrían tener más oportunidad de sobrevivir ya que seríamos tres. Es más vamos hasta allá y si aún no confías en mí puedes asesinarme-. Termina diciendo y tengo muchas dudas. Jamás confié en ellos. Qué pensaría Henry de mí.

- Cómo sabes de la base-. Comenta Ernes y de repente se muestra muy avivado.

Ella muestra cierto aire de suficiencia- como ustedes saben acerca de nosotros-. Comenta y tiene toda la razón del mundo.

Bajo mi arma y comento- Vendrás con nosotros, pero decidiré que hacer contigo en el camino a la base-. Saco de mi bolsillo un precinto- Dame tus manos-. Le ordeno y hace caso omiso.

Tomo sus manos y es la primera vez que toco las manos de un artificial de esta forma, son tan cálidas y suaves como la de los humanos. De hecho su piel es más suave que la mía y me da un poco de celos. Me tardo más de la cuenta en poner el precinto y luego de que lo hago decidimos descansar hasta la mañana y yo me quedo haciendo la guardia con mi arma en mano por si ella decide hacer algo.

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La luz de las primeras horas de la mañana es escasa al igual que el calor del sol, el silencio que acompaña es sumamente átono, solo se escuchan el crujir de nuestras pisadas sobre los escombros. A mi lado camina la chica esposada con sus profundos ojos atentos a nuestro entorno, me pregunto cómo es que funciona su mente, cómo es que procesan todo.

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