Capítulo VI

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Por más que intenté descansar fue inútil. Sus palabras me giraron en cada momento de lo que es una larga noche, al acomodarme en otra postura ya que estoy quedando chata de estar sentada veo que la chica me mira detenidamente, como analizándome. Sus ojos solo muestran el pequeño reflejo de la claridad de la noche, lo que los hace parecer más profundos, oscuros y en un estado de alerta superior.

- ¿No quieres descansar?-. Pregunto.

- No lo necesitamos, no requerimos de descansos, ni de alimentos, ni de absolutamente nada-. Comenta. Algo en su cara cambia.

Me pongo de pie y me siento frente a ella- ¿Qué sucede?-. Pregunto algo curiosa, tratando de entender más a los artificiales- ¿No se supone que se parecen y son como nosotros?, que tienen cerebro y todo-. Comento.

Ella sonríe- Si, todo nuestro ser, nuestro cerebro, absolutamente todo, está programado para que actuemos como ustedes, solo que somos de otro material y no tenemos órganos o sangre... no somos humanos-. Nuevamente se pone con una mueca triste- No sabes lo que daría por sentirme un poco humana- dice y por un momento veo otra cara en ellos, o tal vez sea solo en ella, ¿siente?- no sabes lo que daría por haber crecido como tú, caerme, llorar, estar enferma y que no sea porque una pieza está fallando, tener una madre, alguien que se preocupe por mí, por lo que me pasa y no por como estoy funcionando hoy, enamorarme, sentir amor.... pero no, nací así, así me construyeron, esto es lo que soy... un ensamblado de partes en una fábrica con un cerebro artificial que me hace parecer humana, con un cuerpo que por fuera es humano pero por dentro...- entonces estira el cuello de su remera y me muestra por encima de su seno el impacto de la bala... ha hecho una pequeña abolladura- incluso no sabes lo que hubiera dado por sangrar-. Termina diciendo apartando la mirada con desdén.

Tomo su mano, la pongo entre las mías y ella me contempla cuando espera que hable- Sabes que eso fue muy humano de tu parte-. Le muestro una sonrisa completa y ella me la devuelve con su característica pureza. Su pureza es lo que más me agrada, al no ser humana... es como si no hubiese sido contaminada por la sociedad.

Ella me sorprende con un apretado abrazo que rodea mi cuello y yo la envuelvo con mis brazos alrededor de su espalda y se siente tan real, tan humana, tan cálida.

- Eso también fue muy humano de tu parte para ser que te muestras muy fría-. Termina diciendo en mi oído y eso me hace sentir tan bien. Como si una parte de mi hubiese vuelto.

Ambas permanecemos la noche despiertas contemplando el cielo, una a la otra, mirando la nada y mirándolo todo, escuchando el silencio y a cualquier interrupción que sufra, por un momento comienzo a confiar en la chica, tal vez su generación no sea tan mala, tal vez Henry lo entienda y podamos negociar con todos los de su generación y así ganarles a los artificiales antes de que sigan mejorando. Hay que apagar el fuego con fuego. Hayl es mi oportunidad.

Le codeo el brazo para obtener su atención- Crees que los tuyos nos quieran ayudar a combatir a los robots malvados-. Hago la pregunta de forma tal que no parezca pregunta, aunque no me ha salido muy bien.

- Dudo que lo hagan, cuando todo comenzó y los artificiales también comenzaron a cazar a la generación cuatro porque sabían que preservaban la vida humana por sobre todo, pero los humanos también nos atacaron... preferimos no interferir más... ahora todo se decide en conjunto-. Explica.

Comienzo a pensar a gran velocidad, Henry me odiaría por tratar de hacer un acuerdo con ellos, incluso yo los odiaba... aún lo hago... pero su generación no es mala- ¿cuántos son?-. Trato de indagar.

Ella se detiene a pensar unos segundos- Alrededor de los cien-. Eso es un buen número considerando las bajas que seguro hemos tenido en la base.

La conversación muere ahí y comienzo a mirar el radio. Necesito hablar con Henry, pero no me ha contactado. No es buena señal y no quiero contactarlo por si acaso el sonido del radio lo lleva a algún peligro.

- ¿Puedo saber tú nombre?-. Pregunta ella sin anestesia.

- Me llamo Cupcake-. Respondo por inercia y ella ríe automáticamente.

Con una risa sumamente dulce comenta- ¿Ya?, a poco que en serio te gusta que te digan "MUFFIN", "PASTELITA"-. Comienza a reír más fuerte y la verdad es que yo también. A otro en su lugar le hubiera dado un puñetazo en la quijada, pero por alguna razón me comienzo a reír tanto o más que ella de pensar en la imagen visual de mi disfrazada de algo así- Ya, en serio, ¿Cómo te llamas?-. Pregunta conteniendo la risa. Si que tiene sentido del humor.

Me lo pienso quinientas veces antes de considerar decirlo, cuando Henry me apodó así fue una forma de ayudarme a reconstruirme, tener una nueva identidad, empezar de cero... creo que solo fue una fachada para refugiarme de mi pasado... además ahora soy una joven fuerte, ya dejé de ser la niña que a simple vista parecía tan frágil pero que en realidad no lo era y por esa apariencia el apodo. En un punto Hayl sí tiene razón, no quiero seguir en la contradicción de mi apodo y quién soy.

- Me llamo Iritza-. Digo sin más- Mi mamá quería que me llamara Iriana, la diosa griega de la paz y mi Papá Ritza, la protectora del hombre-. Culmino sintiéndome desnuda y rara. Hace diez años no decía mi nombre y la paradoja en esto es decírselo a una persona que intenté matar por quién era.

Ella asiente- Tus padres sí que fueron originales... fueron tan originales que me hacen preferir llamarte Cupcake. Es realmente feo-. Ríe de una forma sincera y yo no puedo evitar sentir lo mismo que ella. Mi nombre es realmente horrible pero aún así es mi nombre, así quiero que me conozcan.

- ¿Y tú?-. Le hago un gesto con la cabeza- ¿Cómo es que tienes nombre androide? -. Ella se ríe. Creo que ya se transformó en nuestra broma privada.

Pierde toda la luz de su rostro y por un momento me da miedo la sombra que se asoma en su mirada- Cuando llegué a la familia Patterson- mira hacia el suelo- yo fui el obsequio de Carol una niña de siete años, realmente era mi mejor amiga y yo sabía todo acerca de ella, de hecho su psicóloga fue la que recomendó que tuviera un artificial... que la ayudaría a superar la muerte de su madre y así fue-. Aún espero el origen de su nombre pero veo que le cuesta hablar, así que le doy su tiempo- Nunca me había dado un nombre así que un día se lo pedí, nuestros dueños ponían nuestros nombres, como a una mascota y ella me dijo Hayl, como su mamá, que yo le recordaba mucho a ella-. Entonces cierra sus ojos y la abrazo. Permanecemos así unos instantes. Veo que el dolor es algo que tenemos en común. Nos unió.

- Puedo saber ¿qué pasó con ella?- pregunto- si te ayuda contarme-. Aclaro aún abrazada a ella.

Se separa de mi para explicar- Cuando comenzaron los primeros problemas con los artificiales... me abandonaron. Su padre me echó de su casa considerandome peligrosa sin que su hija me viera y jamás me despedí... ni siquiera sé si están vivos... y como había sido construida para obedecer humanos... solo me fui-. Termina diciendo.

Ella me vuelve a abrazar y me besa la mejilla.

- Gracias-. Dice.

- ¿Por qué?-. Pregunto.

- Porque a pesar de que tienes el arma ni siquiera la chequeaste después que te la devolví para intentar asesinarme. Gracias por confiar y ver que no todos los artificiales somos iguales-. Sus palabras me llegan directamente como una puñalada al corazón por haberlos juzgado tan duro y por haberle disparado. Me doy cuenta del lado podrido que tenemos los humanos y la ingenuidad hermosa que ella tiene por no haber sido humana. A veces decimos que nos diferenciamos ellos de nosotros... pero ¿En qué?... por momento nos parecemos más de lo que nos pone en lados opuestos... somos como las dos caras de una misma moneda.

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