Capítulo IX

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Solo la veo caer... no reacciono.

Veo que otra chica en el ómnibus reduce A Reyn, mientras Henry se agacha al lado de Hayl y yo solo la veo ahí en el suelo.

- Alguien tiene la menor idea de cómo reanimar un robot-. Comenta con aire de pregunta.

- Ojala se haya muerto, esas porquerías mataron a mi hermano-. Ríe de forma macabra la desgraciada que disparó.

<< Mala elección de palabras corazón>>. Dice mi mente con mucho sarcasmo. Doy un gran paso y no proceso como pero veo que mi puño aterriza en su mejilla y tanto ella como la persona que la tenía asegurada de las manos caen al suelo.

- Púdrete-. Le escupo las palabras en tanto siento que alguien ha reiniciado la marcha.

Me arrodillo justo al lado de Hayl y es extrañamente raro ver a alguien que parece estar muerto pero no hay sangre. Entonces veo que Henry ha sacado con su navaja cuatro balas y vuelvo la vista a la chica, entonces veo los diferentes orificios. Dos en el pecho, uno en el cuello y uno en el centro de su pecho. Inmediatamente una sensación de desesperación se apodera de mi, recuerdo que dijo que había que disparar al centro y así morían.

Henry toca mi brazo- Dime que sabes qué hacer-. Me mira perdido.

No sé cómo pero una idea llega a mi mente- ¿Hay pasa corriente?-. Pregunto.

-Brillante-. Asiente Henry- Frena, deja encendido el motor-. Ordena al conductor mientras carga a Hayl en brazos.

Nos dirigimos a la parte delantera donde se encuentra alojado el motor, recuesta a la chica sobre el pavimento, abre el capó y conecta las pinzas al vehículo.

- Dónde crees...-. Me mira confuso.

- Muñecas-. Respondo viendo la cara totalmente relajada de Hayl. Como si ya no estuviese. Como si la hubiese perdido para siempre.

- ¡Acelera!!!-. Ordena Henry.

Comenzamos a sentir el rugir del motor mientras se pasa la corriente hacia la joven. Su cuerpo convulsiona como respuesta a la corriente.

<<Vuelve Hayl, por favor vuelve>>. Por alguna extraña razón noto la necesidad de querer verla despierta, cada minuto que pasa me aleja de ella un paso más.

- ¡¡Más potencia!!!-. Vuelve a gritar.

El vehículo ruge con rabia pero su cuerpo solo responde con temblores. Creo que ya no hay nada por hacer. Luego de unos instantes solo desistimos. Cuando el motor se apaga, el silencio incomodo se hace presente.

Me arrodillo a su lado con muy poco ánimo sabiendo que ya no volveré a verla y lo peor es la sensación de culpa de no haberla salvado como ella lo hizo conmigo, la perdí.

Subimos con ella al vehículo mientras todos nos observan sin decir nada e incluso algunos con mucha pena, podía haber sido nuestra salvación. Al menos fue la mía.

Cuando Henry la deja recostada en el suelo en medio de la última hilera de asientos escucho una risa macabra. Reyn.

Tomo el revólver de la chica que la custodia y lo apoyo en la frente de la perra.

- Vuelve a reírte maldita inestable y voy a pintar esta porquería de rojo-. El fuerte deseo de presionar el gatillo me llama como un viejo amigo, al menos dejará de reírse.

Henry se acerca por detrás y baja mi brazo para que no cometa una locura. Ella ríe más fuerte. Sin más le pego con la culata en la frente y la noqueo. Vuelvo a mi asiento con mucha rabia y volteo a ver el pasillo deseando que Hayl despierte... pero sé que no lo hará.

Ya una vez en el campamento que no es más que unas cuantas tiendas improvisadas con los ómnibus que funcionan como perímetro y en los techos los centinelas; bajamos del nuestro y me dirijo a alguna tienda sin saber que espero encontrarme en la que entre y evito a todo el mundo que se acerca a saludarme.

Resulta que la tienda en la que ingreso es el comedor y está totalmente vacía. Me siento en una silla y cubro mi cabeza entre mis brazos. Entonces la imagen comienza a reproducirse en mi cabeza como una secuencia de diapositivas. Saca su arma. Dispara. Hayl cae. Hayl muere. Hayl jamás despertará.

- Despierta-. Me dice una voz familiar.

Al levantar mi cabeza noto que me he quedado dormida y veo la sonrisa fastidiosa y torcida con sus malditos ojos brillosos que siempre muestran esperanza. Abele.

- ¿Cuánto he dormido?-. Pregunto aún dormitando.

- Unas cuantas horas, Henry dijo que nadie entrara aquí, que necesitabas descansar-. No lo dejo terminar de hablar cuando lo abrazo. Él me lo devuelve- ¿Y eso por qué?, sé que no te agrado, así que no es un abrazo porque me extrañaste-. Me dice riendo tiernamente.

- A veces solo quieres un abrazo y si... aún me caes mal-. Le digo riendo- Pero eres la cara más familiar que tengo ahora y a pesar que tengamos una relación de némesis... en el fondo me caes bien-. Escucho su risa.

- Es bueno saber que no trataras de asesinarme-. Comenta bromeando mientras aún estamos en ese abrazo apretado.

- No dije que no lo hiciera... si te propasas conmigo no la cuentas- me rio- pero si te quiero... muy en el fondo y muy lejos del corazón-. Abele tiene una risa muy bonita y aunque no veo su sonrisa porque estamos abrazos sé que es de esas muy blanca, completa y perfecta.

Cuando nos separamos me mira a los ojos con un deje de tristeza- Henry habló con la comunidad de lo que sucedió... de veras lamento que pasaras por eso, hubiera preferido ser yo quien estuviese en tu lugar... también me alegra que hayas vuelto a casa-. Termina diciendo con dulzura.

- Ya no hay casa-. Digo.

- La tendremos, Henry nos contó de la chica robot y bueno tal vez se logre llegar a algo, no hay nada establecido-. Me pongo de pie y saco de mi bolsillo la foto que el chico hindú me dio. La miro unos instantes y la pongo en las manos de Abele- Qué-. Consigue decir confuso.

Lo observo- Dásela por mí a la chica y dile que él la ama, ella entenderá... le dije al joven que podría pero no... Hazlo tú-. Me marcho mientras le dejo esa tarea.

Cuando camino por la nueva base, es reducida, se escuchan los susurros de las conversaciones, los animales en el bosque, los diferentes ruidos que producen los habitantes y el dolor de mi corazón se hace oír. Perdimos todo, vi demasiada gente morir, estuve a punto de morir, la sensación del trago amargo hace que broten unas lágrimas de mis ojos lo cual creí que jamás pasaría; entre lágrima y lágrima aparece la perfección de Hayl. Ella ya no está me obligo a mi mente. Jamás volverá. Son tan mortales como nosotros.

Cuando llego a la tienda de Henry entro sin pedir permiso y lo encuentro llorando ocultando su cara en sus manos. Sobre un catre evito mirar el cuerpo de Hayl que aún está conectado de alguna forma a algún lado que desconozco. No entiendo porque insisten ya no vivirá.

- Vete-. Me pide.

Yo lo observo- Si quieres me voy... pero no está mal que dejes que otros te levanten, no puedes ser siempre fuerte...-. Le hablo con calma mientras por dentro me destruye verlo así, jamás lo había visto en ese estado.

- Lo hemos perdido todo-. Comenta- Cada oportunidad que tenemos... se arruina-. Mira a Hayl y yo lo hago. Aún parece estar dormida- Además tu quien te crees que eres para decirme que me vea vulnerable si ni siquiera te dejas llamar por tu nombre-. Arremete con rabia.

Yo asiento mientras comienzan a escaparse lágrimas de mis ojos- Sabes por qué es eso-. Comento llorando- Porque justamente jamás fui fuerte, jamás sané, siempre estuve vulnerable... traté de ser tú... pero solo creé un personaje inspirado en ti-. Respondo con bronca- Pero veo que tú también tienes tu personaje de líder alfa-. La rabia me comienza a cegar.

- Perdón Cup.- Me mira arrepentido- No fue mi intención descargarme contigo-. Se explica cuando me estoy marchando con los restos de un llanto que no dejo escapar.

Antes de salir volteo- Por cierto... No me llamo Cupcake... Me llamo...-.

- Iritza-. Dice su dulce voz de nuevo.

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