Uno

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Thalia Hale había sido una buena hija, hermana, novia, esposa y madre. Una persona ideal, que seguía al Señor y éste le había guiado hacia John, mostrándole que el amor no tiene porqué doler.

Sin embargo, no entendía que mal había hecho por tener que soportar a un joven como Stiles. Creía que todos los rebeldes tenían una solución o al menos un límite, pero su hijastro definitivamente no tenía filtro alguno, al parecer.

Si, ella sabía a lo que se enfrentaba debido a que conoció al castaño una semana antes de casarse con John, ya que debía hacerlo para poder ganarse parte de su confianza asimismo como su esposo hizo con Derek.

Stiles se había presentado muy dulce y amable, un muchachito de respetar. No obstante, empezaba a creer que el sólo actuó así por su padre.

No sabía que en su casa había severa oveja descarriada.

Eran las dos de la madrugada y no había rastro del castaño desde que salió a las ocho de la noche pasada. Entonces, John debido a la gran confianza que tomó con Derek, lo envió en busca del menor.

Y tampoco es que Derek estuviese estudiando para un parcial mañana en la mañana. No, no estaba ocupado para nada.

—John, no quiero ser grosera pero, ¿por qué enviaste a Derek? El tiene parciales mañana temprano. —su esposo la miró y torció el gesto, era raro que ella se quejara de algo.

—Porque Derek sabe donde buscarlo, tal vez le haya dicho a donde iba. —estaba enojado por los atrevimientos de Stiles, con sólo quince años. Elevó sus cejas en dirección a Thalía, dando por terminada la conversación.

—Si, he llegado. Sólo espero que mis padres no estén despiertos... —escucharon la voz en susurros del menor, abriendo la puerta principal pero su mandíbula inferior cae al ver la escena. Derek entró después—. Oh, hola.

—¿Se puede saber por qué llegas a esta hora, Menim? —Stiles trató de no flaquear al escuchar su nombre real. En la casa era ley usar su nombre cuando la persona estaba enojada con él y no entendía porqué todos habían adaptado ese vicio.

—Después de estudiar duro en casa de Scott como siempre hacemos, jugamos un rato en su Xbox y varios amigos llegaron después, las partidas fueron eternas. —explicó pausadamente y no era mentira. Escuchó a su hermano mayor bufar a sus espaldas.

El Sheriff entrecerró los ojos, no le creyó para nada.

Bueno, mintió un poco.

—Voy por el alcoholímetro. —anunció el rubio, subiendo las escaleras. Su madre niega con la cabeza, dándole una mirada de reproche.

Stiles le sonrío genuinamente, antes de decir: —Tengo hambre, má. —Thalía no dijo nada y salió para la cocina a servirle la comida como era su deber, él miró si había algún mugre en sus uñas.

Un momento después su padre bajó con el aparato entre sus manos, se lo entregó a Stiles que ya sabía acomodárselo pues, no era la primera vez que sucedía. Él miraba el marcador rogando porque el color no cambiase de verde, pero al final pasó a un color amarillo.

Oh, santa vida.

—Estoy a esto —acercó exageradamente sus dedos demostrando lo corto de su paciencia —, de ir por el cinturón. Pero en esta casa no habrá castigos de ese tipo. —el menor suspiró de alivio—. Pero no saldrás durante las próximas tres semanas. De la escuela a casa.

No todo era color de rosa. John fue a dejar el alcoholímetro.

Stiles se encogió de hombros, no podía discutir. Su madre llegó con la comida caliente a la mesa, él fue tras ella no sin antes darle una mirada severa a su hermanastro.

Apenas ella dejó el plato en la mesa, Stiles empezó a comer sin siquiera darle gracias al Altísimo.

¿Ya ven a lo que se refiere?

Se fue rápido donde su esposo para calmarle el enojo. Esas emociones no eran bien recibidas por el Señor.

[...]

—Definitivamente mereces una buena patada en el culo. —Stiles entró casi echando humo por las orejas, se dirigió hacia el baño.

—¿Que te han dicho nuestros padres de ese hablar, Stiles? —respondió el mayor, revisando unos papeles en el escritorio. El menor salió un rato después envuelto en una toalla a la cintura.

—¡Me importa poco! ¿Por qué me dijiste que ellos seguían dormidos? —el castaño agitó su mano hacia abajo, haciendo alusión a la escena anterior.

Derek giró su silla para mirarle, su hermanastro era incluso más pálido que él. Lo vio colocarse el pantalón de la pijama que le quedaba algo caído, dejando ver un lunar en específico en todo el hueso de su cadera. Levantó la vista a los ojos de su hermano: —Porque me preocupaste mucho y debes recibir un castigo por abusar de la confianza de nuestros padres y de la mía.

Stiles rodó los ojos: —Oh, ¿y tú eres mi padre? No lo sabía. ¿Debería empezar a llamarte "papi" también? —las mejillas del castaño se tornaron un poco rojas cuando vio a su hermano arquear una ceja. «—Él no puede saber esos términos.» —se dijo a si mismo.

—No, gracias. Prefiero seguir siendo el hijo. —Derek le regaló una sonrisa sin malas intenciones.

—Y sobretodo me mentiste... se supone que eso está malo. —el castaño acusó al pelinegro mientras éste se giró con la vista a sus papeles.

—En lo que llevamos viviendo juntos, he estado aprendiendo a que debo romper algunas reglas contigo. —respondió con seriedad, volviendo a estudiar otra vez.

—No pues, ¡gracias! —exclamó Stiles apagando la bombilla del cuarto, sin importarle que Derek la utilizaba para estudiar. Luego se acostó en su cama.

El mayor suspiró en vez de enojarse, sabía que no podía encender la bombilla pero estaba estudiando: —Stiles, necesito la luz para estudiar por favor.

—No me interesa, te lo mereces por mentiroso. Vete a dormir Derek. —el mayor hizo caso, se levantó de su silla. Quitándose su camisa a cuadros quedando con el torso marcado y escultural desnudo. «—Cómo es que este asqueroso oculta todo eso bajo su ropa ». —se dijo a sí mismo.

Derek se acostó en su cama correspondiente y se estuvo un rato debatiendo si debía levantarse para encender el interruptor otra vez: —Enciéndelo y verás lo que te espera mañana. —escuchó la voz adormecida de su hermano menor.

Se quedó quieto, pues debía admitir que le tenía un poco de temor a Stiles.

Esperó hasta escuchar los suaves ronquidos del castaño, para levantarse e ir a su cama. El necio Stiles no había rezado antes de dormir. Así que, levantó su mano y le dio la bendición: —"En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén." Que Los Ángeles ahuyenten tus demonios.—le acarició el cabello y volvió a su cama para orar antes de dormirse.

El que Stiles fuese una bomba colérica, no significaba que no podía recibir al Señor en cualquier momento.

Aunque él también había hecho un mal, al mentirle. Se sentía sucio, pero aliviado de que su hermano menor ya no saldría a altas horas de la noche, preocupándole.

***

N/A: Primer capítulo. Espero les guste.

Voten, comenten y recomienden.

Muchísimas gracias. ❤️

Stop Being Gay |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora