Dos

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—¡Jesucrista! Mamá, ¿que clase de comida es esta? —los agudos gritos de su hermanastro le hicieron despertar seguramente antes de lo debido, observó su celular confirmando que apenas eran las 7 AM. Martes.

Vida santa.

Bueno, al menos podía estudiar hasta las 9 que era su parcial de historia religiosa. Le restaban dos horas y todavía no se aprendía donde había salido el Credo. ¡Chanfles!

Se levantó de su cama, estirando todas sus extremidades para luego irse a la ducha. Tomó el jabón con una esponja y empezó a fregarse el cuerpo, pasando lentamente por su pecho hasta que se sintió algo incómodo cuando su pene amenazaba con endurecerse.

Cabe decir que todavía es virgen. Y no, no debería ser sorpresa que alguien tan bien parecido como él —según lo que le habían dicho sus compañeros de universidad—, estuvieran aún con la castidad. Él deseaba conservarse nuevo y fresco para la joven que lo llevase al altar.

Salió de sus pensamientos al escuchar su celular sonar, miró que era un texto de su madre advirtiendole acerca de que Stiles tenía que comerse todo su desayuno y de que cuidara que no hiciera alguna travesura.

Sonrió un poco frente a la preocupación de su madre aunque también él lo estaba por quedarse sólo con su hermano menor.

Se vistió y por fin decidió bajar a la primer planta, encontrándose a un castaño con una cara de aburrimiento y algo de enojo mezclado. Volvió a sonreír y se acomodó a su lado antes de preguntar.

—¿Que te sucede Stiles? —el menor lo miró y bufó audiblemente.

—Sucede que tu amada madre, me sirvió este desayuno de mierda. Y ya voy tarde a clases. —suavemente empujó el plato hacia el centro de la mesa. Derek miró su contenido; era una ensalada de frutas, pero a él le pareció apetitoso.

—Pero si se ve muy rico, ¿qué hay de malo? —preguntó, no entendía porqué Stiles rechazaba aquel manjar.

—Empezando, no tiene carne. Sin carne, mi día no inicia. —el castaño suspiró y miró su celular para confirmar la hora: 7:30. Ya había perdido la primera clase—. Como sea, voy tarde. Si quieres cómetelo para no tirarlo a la basura. —dijo empezando a caminar hacia la puerta tomando su maletín en el proceso. Derek lo miró angustiado.

—Pe-pero, ¿que vas a comer? —las palabras le salían atropelladas, le parecía increíble que alguien tan delgado como Stiles podía dejar de comer y no morirse. Su hermano sólo se encogió de hombros.

—No lo sé —se quedó en silencio un minuto, parecía pensar algo—. ¿La bendición? —abrió los ojos sorprendido, ¿será que lo había escuchado anoche que se la dio cuando supuestamente dormía? Ahora tenía temor de que Stiles le pudiera hacer algo por tomarse tales atrevimientos de tocarlo.

Sin embargo, él mismo le estaba pidiendo la bendición.

Se paró de su silla, acercándose lentamente hacia Stiles con cuidado de que no le fuera a hacer algo. Elevó su mano y proclamó la oración correspondiente tocando cada punto de la Cruz en su cuerpo. Le regaló una sonrisa y Stiles lo trató de imitar, sacando más bien una mueca.

Después de que su hermano había salido, miró a ambos lados del comedor asegurándose de que nadie lo estuviese viendo. Y tiró su cara en el plato, devorándose todo lo que tenía.

[...]

Llegó apurado al salón debido a que después de haberse comido el desayuno de Stiles, fue y se preparó otro con más cantidad hasta quedar satisfecho. Pero en eso, su estómago se llenó antes de lo que él hubiera querido, dejando un plato a medio comer.

Se demoró casi veinte minutos debatiéndose si debía comerse ese resto o tirarlo a la basura, gimió en desespero, por los dos lados estaba pecando. Entonces optó por limpiar el plato.

Lloró un momento quejándose de ser mal hijo y que le había fallado a su supremo. Que no merecía comer más durante toda la semana como castigo, entonces con esa decisión, salió de su casa.

—¡Derek! —escuchó una voz sacándolo de sus pensamientos, sacudió la cabeza bajo la extrañada mirada de Jackson—. ¿Qué te sucede?

—Yo... uh... comí de gula el desayuno. —susurró como si estuviese confesando un crimen.

Jackson arrugó el entrecejo, acomodándose en su silla: —Supongo que debe haber una buena razón para aquello.

—Mi hermanito no quería su desayuno, entonces me lo dio. Después fui por otro plato más grande y me llene antes de acabarlo —gimió un poco femenino—. Me debatí en si tirarlo o comerlo, y me fui por la segunda. Me siento tan mal.

—No importa, Stiles te dio su desayuno. No veo nada de malo en comerte el tuyo después. —dijo el rubio en tono conciliador—. Sólo una cosa, no se lo digas a los profes. —a Derek casi se le salen los ojos.

—¡¿Qué?! —exclamó alterado, si no les decía estaría pecando más. Dios, necesitaba bañarse en agua hervida.

—Solo no lo hagas. Dios no te va a matar por eso. —Derek miro a Jackson fijamente, tratando de descifrar el sarcasmo en aquella frase. Más sin embargo solo encontró la sonrisa chueca de su amigo—. Además no eres el único que guarda secretos y puedo jurarte, que lo tuyo es lo más perdonable de todos los que he escuchado —siguió con la sonrisa.

La misma sonrisa chueca que Stiles hacía antes de pecar.

Él la correspondió y procedió a esperar su examen. ¿Que iba a suceder si se quedaba callado?

[...]

—Oye, Stiles... —Derek giró su vista para enfocar a su hermanastro en la cama a su lado, éste levantó la cabeza para poder mirarle.

—¿Qué? —respondió, en un tono que podría considerarlo enojado o irritado. No sabía si contarle sus hazañas o pecados del día, tal vez podían ponerse orgulloso de él, debido a su mal comportamiento.

—Comí de gula y no le dije nada a nadie. —contó con una sonrisa algo infantil creciendo en su rostro. Stiles elevó una ceja, preguntándose en dónde estaba el chiste.

Luego recordó que estaba hablando con el Santito Derek, entonces sonrío de esa forma tan maléfica que él sabía hacerlo. Se levantó rápidamente de su cama y saltó hasta caer sentado encima de la pelvis de su hermano mayor.

—Cuéntame más... —los ojos de Stiles brillaban en deseo, le encantaba que su hermano hiciera cosas "malas", aún así fueran pequeñeces.

—También le mentí a mamá sobre que te comiste tu desayuno. —en su interior, la gran parte de su ser le decía que estaba haciendo mal, que no iría al Reino de Dios. Sin embargo, una pequeña parte de él, le decía que mal podría pasarle si se dejaba de tantas restricciones.

Pero no era tanto por el hecho de querer hacerlo por su gusto, sino más bien para poder congeniar con su hermanastro. Quería entablar una buena relación con Stiles, como si fuesen hermanos de sangre. Entonces para eso, debía hacer las cosas que al castaño pecador le gustaban.

Y al parecer estaba funcionando.

***
N/A: Hola, aquí les dejo. Espero les guste.

Voten, comenten, recomienden.

Muchas gracias. ❤️

Stop Being Gay |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora