Diecinueve

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La semana siguiente todo fue borroso e increíble como un sueño.

Excepto que no había sido un sueño.

Porque estaba consciente de que todas las veces que tuvo a Stiles en su polla fueron a causa de él.

Le dijo a Stiles y se dijo a sí mismo que no enloquecería, pero por un demonio que estaba a punto de perder la cordura.

No sabía cuál ruta metabólica o qué molécula no se estaba degradando o qué célula no estaba haciendo bien su función como para afectar su cuerpo y su mente, y provocar que tuviese a Stiles con la boca en su polla más de 4 veces esa semana.

Definitivamente algo estaba mal.

Y lo peor de ello es que le gustaba.

Y lo peor de todo es que no podía hablar con nadie que fuese conocido de ambos, porque corría el riesgo de ser señalado como incestuoso aunque no fuera de sangre propia, aunque él estaba consciente también de que la gente es muy ignorante cuando se trata de opinar sobre la vida de los demás.

Stiles no parecía incómodo con toda la situación, aunque bueno, era comprensible que quisiera succionar su alma por medio de su pene. Y siguió siendo el mismo chico odioso con los demás e incluso con él, como que todo el tema y esa rara interacción entre ellos lo mantenía pleno y con la calma suficiente. Envidió esa tranquilidad por un momento. Porque ahora, estaba perdiendo toda calma.

—¡Derek! —el llamado del rubio lo sacó de sus pensamientos. Miró el cuarto donde se encontraba, luego miró su uniforme. Claro, estaba en el hospital—. ¿Sucede algo?

¿Ven a lo que se refería? Ni siquiera se puede concentrar.

Negó con la cabeza y sonrió un poco debido a la expresión preocupada del menor: —No, sólo que han pasado muchas cosas que me tienen pensativo, es solo eso.

—¿Son malas?

—No, para nada... —duró menos de 5 segundos en dudar, de igual forma, la mirada de Daniel le decía que no estaba del todo convencido—. Bueno... no sé cómo explicarlo.

El menor, con una sonrisa pícara, sabiendo por donde iba el asunto, palmeó un espacio al lado de él en la camilla: —Yo sé que tienes tiempo de sobra porque terminaste de ver a los demás pacientes, así que, escúpelo.

Y Derek, con una mueca fue donde él. Necesitaba a alguien con quien hablar que pueda ser de su confianza, ¿quién mejor que Daniel?

—La situación es extraña. Hay un chico que es amigo mío desde hace 2 años, tiene una personalidad descaradamente explosiva, en ciertas cosas es parecido a ti y nuestra relación también es extraña.

—¿Extraña? ¿En qué sentido?

Extraña en el sentido de que, él gusta de mi.

—¿Y cuál es el problema?

—Que no soy homosexual...

—¿Pero?

—Estoy confundido —sintió y suspiró un alivio al poder pronunciar esa frase en voz alta. Daniel elevó la ceja—. Él es todo lo contrario a mi personalidad, como ya te dije, es impulsivo, grosero, odioso, rencoroso, vulgar y a mi no me gusta ese tipo de comportamientos. Puedo reconocer que soy relativamente una buena persona, soy amable con todos y sé perdonar, todo eso me lo han inculcado mis padres, incluso la religión.

—Pero si tu mismo aceptas que odias ese tipo de personas, incluso, está en tu personalidad y en tus educación. ¿Por qué te confundes?

—Porque no sé si eso es lo que quiero, sé que es malo, pero también es emocionante una persona así, que él sea así. Provoca actitudes y acciones mías que no me son propias.

Stop Being Gay |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora