Dieciséis

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Eso había sido estúpido.

Eso era.

Esa palabra definía todo su acto completo, estúpido, estupidez, idiotez, pendejez y sus derivados. Aunque la última no fuese una palabra existente.

Salió de su departamento regañándose por haberse comportado de esa forma, él sabía que no era lo más correcto pero no pudo evitarlo. La presencia de Jordan le había molestado y siquiera pensar en la probabilidad de que Stiles lo quisiera más que a él, le daba dolor de cabeza.

Todo lo que había dicho era cierto, él quería pasar tiempo con Stiles porque en serio si le hizo falta en todos esos dos años que no lo tuvo cerca con sus insultos, sus golpes, sus miradas de odio y su vocabulario todo menos correcto. No había ninguna mentira cuando le dijo a Jordan eso.

Sin embargo no era de lo que estaba orgulloso, no lo pudo evitar.

Llegó a la recepción del hospital y saludó a la secretaria con una sonrisa siendo correspondida al momento: —Buenos días Der, el Señor Deaton te está esperando en su oficina. Que tengas un buen día.

—Muchas gracias, Sandra. Te veo después —respondió con otra sonrisa resplandeciente de esas que tanto le gustaban a su hermanastro.

La situación con Stiles debería mejorar con el pasar de los días, no es como que estuviesen peleados realmente, solo necesitaban hablar más y poner las cartas sobre la mesa para poder que su convivencia sea en paz y armoniosa... Sólo que ni él mismo sabía qué cartas poner a discusión.

Es decir, si le prohibía la entrada a Jordan eso seguro sería para problemas. Si le decía que se dejasen de ver, Stiles no haría caso a eso, dado a que no estaban juntos en todo momento y también tendría problemas con el castaño.

Tendría que olvidar el tema por un momento, luego lo recordaría en la noche al estar con Stiles.

Llegó a la puerta blanca de la oficina de su jefe y tocó, esperando ser atendido. Cuando la voz del Señor Deaton le indicó a entrar, el obedeció y lo observó mientras el mayor empacaba unas cosas en una pequeña maleta con algo de prisa. Arqueó una ceja, curioso.

—¿Quería verme, señor?

—Si, acabo de recibir una llamada de emergencia en las afueras de la ciudad y tengo que irme en cuanto antes. Como sé que me has demostrado ser un buen trabajador, necesito que lleves aquel caso que está encima de la mesa —respondió el moreno, moviéndose de aquí para allá y colocando sus equipos cuidadosamente en la maleta. Derek se acercó a ver la carpeta blanca donde estaba indicada.

—No tiene foto de referencia, señor... O algún dato relevante a parte de su nombre —dijo al notar que la hoja de vida de aquel paciente solo contenía su nombre, ni su dirección, o familiares o siquiera número de teléfono.

—Lo sé, recién llegó hoy a la madrugada. Estaba con un dolor abdominal muy intenso y algo de vomito, no sabemos nada de él porque al parecer no quiere decirlo... —el mayor le observó con una sonrisa algo intencionada—, allí es donde entrarás tu. Con tu gran carisma y tu forma de ser, llegarás al muchacho hasta que nos de información para poder ayudarlo.

—No es que yo sea la mejor persona —se disculpó con una mueca y sus mejillas se sonrojaron cuando Deaton soltó una carcajada.

—Eres un bendito ángel, Derek, yo sé por qué te lo digo. A comparación de los demás, eres capaz de dominar a las personas sin ninguna mala intención —respondió el moreno, observando con una expresión preocupada hacia el reloj—. Bien, ya me tengo que ir, sabes cómo hacer tu trabajo. Nos vemos en un par de días.

Stop Being Gay |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora