Seis

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—No creerás lo que te espera en casa. —dijo John con bastante severidad, Stiles rodó los ojos por todo el drama que hacían por dos simples paquetes de frituras. Sin embargo, no iba a admitir que tenía algo de temor en sus adentros.

Derek había sido procesado y esposado hasta la comisaría. El Sheriff hizo su aparición dos minutos después de hablar por teléfono con su hijo menor, mientras pensaba en un castigo ejemplar para el castaño.

Habló con el guardia de seguridad y con Stiles, siendo efectivo el hecho de que Derek si iba a pagar aquello pero su hermanastro no había terminado de cargar otros productos, por eso el malentendido.

Al llegar a casa, Derek fue donde su madre a abrazarla y ésta recibiéndolo gustosa, Stiles podía decir fácilmente que ambos Hale se habían a puesto a llorar. Rodó los ojos, no creía que fuera para tanto.

No sabía en qué momento su padre había desaparecido y reaparecido detrás de él.

—Stiles, vamos a hablar en la habitación. —dijo suavemente, tratando de aguantarse las ganas y el castaño lo sabía, por eso, solo asintió, dirigiéndose al lugar. Derek miraba la escena con un mal presentimiento.

—¿Tienes hambre hijo? Apuesto a que si, vamos a hacerte un sándwich. —Thalía llevó a su hijo a la cocina, tratando que Derek se olvidara de Stiles por el rato que estuviese con su padre allá arriba.

[...]

—Ya sé lo que vas a decir, papá. —empezó a decir mientras caminaba hasta el centro del cuarto, se giró al escuchar a su padre cerrar la puerta—. Eh, ¿qué haces papá?

—Ya me cansé de tanta rebeldía tuya —John empezó a quitarse el cinturón—. Bájate los pantalones.

Stiles palideció: —Pe-pero papá...

—¡Que te los bajes! —interrumpió el mayor con un grito, se acercó a Stiles y lo puso boca abajo contra la cama.

El castaño miraba hacia el frente, no sabía lo que su padre quería hacerle, incluso pensó que iba a abusar de él. Tuvo miedo en ese momento, pensando que iba a ser desvirtuado por su propio padre.

Gritó fuerte cuando hubo el primer contacto del cuero y la piel suave de sus nalgas y se giró para refutarle. Antes de poder hacerlo, su padre le había dado otro golpe con el cinturón.

—Esto es por cada vez que te has portado mal. —decía en medio de cada golpe, le estaba doliendo como el mismísimo infierno, sentía la marca que estaba dejando el cinturón. Entonces John lo golpeó más fuerte y no pudo evitar soltar otro grito. Pero esta vez con un nombre.

—¡Derek! —sollozó— ¡No más papá! ¡Te lo ruego! ¡Derek!

El pelinegro escupió lo que estaba tomando y se levanto tal cual toro sin importarle haber quebrado algo mientras su madre se atravesaba en su camino evitando que subiera al cuarto. Derek sencillamente la tomó por los hombros y la situó a un lado para socorrer a su hermanastro.

Cuando entró en el cuarto, actuó rápidamente y le hizo frente a su padre, agarrando el cinturón de sus manos y tirándolo lejos. John frunció el ceño mientras trataba de pasar por el lado de Derek.

—¡¿Derek?! ¡¿Qué crees qué haces?! —gritó el sheriff, yendo otra vez por el cinturón.

—¿Que crees tú qué haces? —habló bastante fuerte, ganándose una mirada sorprendida por parte de su madre—. Yo sé que en la Biblia esto está permitido. ¡Pero mira a Stiles por Dios!

El castaño del horror se había tirado de la cama hacia un lado, haciéndose ovillo en el suelo. John observó la gran mancha roja que había en las sábanas y parte del piso, desconcertado miró a Stiles. Se le había ido la mano.

No tuvo la oportunidad de pedir disculpas, se quedó callado mientras los fuertes brazos de Derek lo dirigían a él y a Thalía hasta la puerta de la habitación para posteriormente cerrarla en sus caras. John no había dicho palabra, sólo se fue a su cuarto seguido de su esposa.

—Amor, ¿qué te sucede? —preguntó ella, yendo a abrazar al rubio.

—Yo había hecho una promesa con Claudia de que nunca castigaría físicamente a Stiles —explicó—. Por más que lo mereciera, jamás lo haría. Porque a ella también le dolería.

Thalía frunció ligeramente el ceño, agradecida porque su esposo no le estuviera mirando: —Está en la Biblia hacerlo, quien no lo haga seguramente no ama a su hijo.

Esta vez fue el turno de John para fruncir el ceño: —¿Estás insinuando que Claudia no quería a Stiles? —Thalía quedo seria antes de responder.

—No he dicho nada, sin embargo las acciones demuestran más que mil palabras.

—Lo hice sangrar, Thalía. Tú me dijiste que lo hiciera así, pero no pude, me dolió a mí.—dijo él empezando a alterarse. Luego bufó—. Pero claro, cómo no es tu hijo.

La mujer gruñó molesta, saliendo del cuarto y cerrando la puerta consigo. Estaba en serio disgustada acerca de que su esposo le sacara en cara siempre la preferencia de Derek por encima de Stiles. John hacia todo lo contrario con los dos jóvenes.

[...]

El pelinegro estaba enojado, buscando con velocidad algo de gasa y todo lo necesario para desinfectar las heridas en la piel de Stiles, estaba tan cegado en querer curarlo hasta cuando se paró frente a él, mirándolo fijamente.

Stiles seguía sollozando y levantó la mirada, encontrándose con los verdes ojos de su hermanastro para luego tomar una sábana de la cama y cubrirse parte del cuerpo para que el mayor no lo viera, sintiéndose avergonzado por estar tan vulnerable.

A Derek no le importó si Stiles lo golpeaba después de aquello y se tumbó en el suelo junto a él.

Lo abrazó suavemente, esperando alguna reacción repelente del menor sin embargo era demasiada su sorpresa cuando el castaño lo correspondió acomodándose en el pecho del pelinegro, haciendo círculos pequeños con sus dedos mientras sus sollozos se iban escuchando cada vez menos.

No sabían cuantas horas habían pasado. Derek se levantó con gentileza para no alertar a Stiles a pesar de que seguía despierto también, cargó el cuerpo con facilidad y lo puso boca abajo contra su propia cama. Se fue a cambiar las sábanas del menor, volviendo esta vez con la gasa y el desinfectante.

Stiles se bajó la parte trasera de sus bóxers dejando su vulnerabilidad al aire libre y peor aún, bajo la mirada del mismísimo Derek. En otra ocasión le hubiera gustado aquello, sin embargo estaba demasiado cansado y dolido como para pensar de otra forma.

Sólo quería que su hermano le calmase el dolor.

—Toma mi mano, aprieta si te duele, ¿vale? —El mayor acarició la tierna carne de sus blancas mejillas antes de tomar la gasa y pasarla en la herida más grande recibiendo el apretón en devolución.

Así continuaron hasta que sus nalgas quedaron cubiertas con la mayor cantidad de gasa posible, Derek no quería que su hermano se volviese a lastimar. Se acostaron ambos en la misma cama, acomodándose para dormir.

Y esa fue la primera vez que durmieron juntos realmente.

***

N/A: Well, fue algo... intenso, espero les haya gustado.

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Stop Being Gay |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora