9.♡

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*Quédense hasta el final, hay un mensaje importante*

Sebastián.

-¿Y qué le dijiste?-Pregunté mientras le ponía protector solar en la espalda. Él sonrió.

-Que teníamos que venir a buscar mercadería acá porque allá en Argentina era muy caro.-Respondió para después reír.

-Buenísimo, se la tragó todita.

Asintió y yo pasé a aplicarle por todos sus musculosos y tatuados brazos.

-Serán unas vacaciones maravillosas.-Afirmó luego de un rato, con la mirada puesta en el mar.

-Sabelo, mi amor.

Las hermosas playas de Viña del Mar parecían el lugar perfecto para disfrutar estos pocos días con aquel chico perfecto. Pasaríamos las mañanas tomando sol y jugando en el mar, las tardes paseando por la ciudad y las noches; yendo de festival en festival. Y por qué no, haciendo nuestro propio festival en la cama también.

-¿Quieres ir al agua? Se ve deliciosa.

-Dale, vamos.

Nos levantamos como pendejitos de seis años y salimos corriendo hacia la orilla, metiéndonos sin ningún tipo de duda ni cuidado con la temperatura del agua.

Cuando el agua nos llegaba por la cintura, aproveché para salpicarle agua.

-¡Oye!-Se quejó con ese adorable acento.

Usé ese momento de distracción como excusa para lanzarme sobre él y hundirlo bajo el agua.

Entre risas y quejidos, me quitó de encima.

-La venganza es un plato que se sirve frio.-Exclamó burlón. Y dicho eso, enlazó sus brazos a mi tórax, sumergiendonos a ambos bajo el agua azul al tirarse para atrás.

-¡Hijo de puta!-Solté como pude, luchando para no tragar agua.

Logramos salir y él se reía con su adorable risa. Parecia un nene, me encantaba.

Me acerqué como astronauta caminado sobre la luna y acaricié por ambos lados su cara. Su sonrisa era tan amplia y blanca que brillaba incluso más que el dorado sol de la costa chilena.

Volvió a tomar mi cintura, esta vez para apegarme más a su cuerpo, y asi poder sumergirnos en un acalorado y mojado beso.

-Te amo.-Susurré al apenas separarnos, con las olas chocando y las gaviotas cantando de fondo.

-Yo te amo más.-Repuso, volviendo a atacar mis labios.

(...)

-Me gusta esta. Combina con tus ojos.-Sentí mis mejillas arder cuando dijo eso, levantando una bonita camisa celeste.

-Si a vos te gusta... ¡Me la llevo!-Decidí feliz.

La chica que iba a cobrar nos miró con ternura.

-¿Son pareja?-Consultó con ese distintivo acento chileno.

Cornudo (Divalejo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora