13.♡

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-¿Paso por ti a las once treinta?-Consultó pasando el umbral de la puerta.

-Venite antes y tomamos algo.

Asintió sonriente y después de soltar mi mano, dándome un beso en la mejilla, cruzó la calle; perdiéndose en la ciudad.

Cuando entré a casa, apoyé la espalda en la puerta y exhalé todo el aire que venia conteniendo desde que sus labios tocaron mi mejilla.

Suspiré como una adolescente haría por Justin, One Direction y Kpop, todo al mismo tiempo.

Ese pibe me tenia totalmente flechado, y el hecho de que hayamos tomado confianza, hacía que lo quisiera cada vez más.

Fue entonces cuando decidí que ahi finalizaría mi busqueda. El chico perfecto para tener mi aventura era él.

Tipo, no podía pedir más: Moreno, lindas piernas, buen culo, sexy.

La personalidad le sumaba muchísimos más puntos: Divertido, comprensivo, solidario, soñador, honesto, sexy.

Sus ojos son la cosa más brillante que vi en todo mi existir y la suavidad de sus labios y piel me hacía estremecer.

Y... ¿Ya dije lo sexy que es?

Estoy completamente seguro de que, si buscas la palabra sexy en el diccionario, te aparece su foto con toda la gloria.

Me mordi el labio cuando sentí unas cosquillas de emoción en mi estómago. Recién se habia ido y yo ya no podía esperar a que volviera.

(...)

-¡Yo solo lo miré, me gustó, me pegué, lo invité y bailemos! ¡Eh! ¡La noche esta para un reggeaton lento, de esos que no se..!-Canturré mirandolo a los ojos, sin terminar la frase lanzando una alcoholizada risotada.

El trago que me habia dado me habia pegado bastante. Me encantó.

Ninguno de los dos se habia puesto el disfraz aún. De hecho, yo lo recibí re de entre casa pero con una enorme sonrisa.

Simplemente no queríamos manchar los disfraces y caer con manchas de escabio.

-Veni, bailá conmigo.-Le pedí alargando las palabras.

El negó sonriendo, sacando su celular.

-Prefiero verte a ti.-Murmuró.

Podia estar entonado, pero no era boludo. Sabia que con "verme a mi" se referia a verme mover el orto.

Sonreí con astucia, preparandole un baile exclusivo.

-¡No te escucho! ¡Cantá conmigo!-Se rió.

Me volteé y comencé a bailar.

-Quedé loca.-Dijo, bajando la mandíbula hasta el piso.

No pude evitar carcajear.

-Oye, me encanta como bailas.

Apagué la música alta y me senté  a su lado en el sillón blanco, dándole otro sorbo al trago.

-¿Posta?-Lo miré a los ojos.

-¡Claro que si! De pana bailas muy bien, marica.

El calor me subió directo a las mejillas.

-Bueno, gracias...

Cornudo (Divalejo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora