Irene (2)

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CAPITULO 2

Salgo de la academia y voy dirección a Santo Domingo. Me pongo los auriculares y pulso el "play" de mi nuevo iPhone 4S blanco. Cuando por fin escucho la primera canción de mi lista de reproducción exclusiva de Auryn escondo el móvil en el bolsillo de mi chaquetón y cruzo el semáforo que por fin se ha puesto en verde. La verdad es que Murcia no es muy grande, pero todo lo que hay que conocer me lo se mejor que la palma de mi mano.

Una vez en Santo Domingo, me siento en un banco y dejo mi carpeta de inglés a un lado. No tarda mucho en aparecer por la calle platería, pero siempre le gusta hacerse esperar así que llega 5 minutos tarde.

-Hola inglesita.

-Hola personaje -le contesto-.

-¿Qué tal en fluency?

-Pues bien, hoy hemos aprendido a sumar en ingles -bromeo-.

-Joo, yo que no se sumar en español y tu ya sabes en inglés, me estás dejando atrás, ¿ehh inglesita?

-Desde el mismo momento en el que nos conocimos -sonrío-.

-Anda vamos, que te invito a un smöy.

-No quiero, gracias.

-¿Pero cómo que no quieres? ¿No comes nada tú o qué?

-Como más que tú así que te vas callando.

-Que te lo crees tú que este insecto palo come más que yo -reímos-.

Vamos hacia el Smöy, aunque yo sólo voy a acompañarle. Siempre quedamos en el mismo banco todos los martes y jueves a la misma hora, y los lunes y miércoles quedamos en la puerta del polideportivo donde entrena. Ya los viernes es un caso a parte, o vamos al cine o a la feria o simplemente nos sentamos en el banco a hablar. Pero nunca puede faltar su smöy.

-Un smöy Brown mediano con bolas de tres chocolates y un kit-kat. -Dice.- Y ponga dos cucharas.

-Ya te he dicho que no voy a comer.

-Algún día caerás en la tentación.

Reímos juntos mientras vamos a una mesa fuera del local.

-Hoy no has venido en tu long, por lo que veo.

-No, me lo he dejado en casa, hoy prefería andar.

-No me lo puedo creer. ¿Blas? ¡¿Andando?!

-Tan difícil es de creer.

-No, creérmelo sería fácil, si no fuera por que te conozco desde que tenías 13 años.

-No te creas que me conoces tan bien. Que sólo tengo 16.

-Buah, que viejo estás ya.

-¿Y esto? Hablo aquí la inglesita de 14 con apariencia de 79 -dice mientras intenta hacerme cosquillas-.

-¿Si no? -Río.-

Pero sólo interrumpe nuestras risas el sonido de llamada de mi móvil.

-Espera un momento, personaje. Es mi madre.

Cojo el teléfono:

-Dime mamá.

-Irene, ¿mañana no tenías un examen de biología?

-Mm, si... pero...

-Pero nada, vente para casa que tienes que estudiar.

-Voy.

Cuando cuelgo el teléfono vuelvo a mirar a Blas que, como no, está haciendo el tonto.

-¿Te gusta mi bigote de chocolate? Ven, ya verás que bien sabe.

Historias entrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora