Malos recuerdos de ojos caribe (15) 2/2

44 4 0
                                    

CAPITULO 15
-----------------------------------------
Narra Pastel
Cuando terminó el concierto le di dos besos a cada uno de los chicos y repartieron discos firmados a todos. Y yo, tuve la suerte de que David me lo dedicara personalmente.
Salimos mi niño y yo los últimos de la sala y me abrazó por la espalda.
-¿Qué tal te lo has pasado, mi amor?
-Muy bien, mi niño.
Eché la cabeza hacia atrás y le dí un beso.
-Cielo, no tengo ganas de andar, ¿te traes el coche y te espero en la puerta?
-No, tengo una idea mejor.
Entonces me vendó los ojos y me abrazó por la espalda para susurrarme algo al oido.
-Te voy a guiar, ¿vale? Tú estate tranquila que no voy a permitir que te caigas.
-Vale, ¿un beso de la suerte?
-Que ganas me tienes, ¿eh?
-Uy, no lo sabes tú bien -reí-.
Me besó y yo volví la cabeza hacia delante. Iba andando poco a poco para evitar caerme. Tras un rato, David me indicó que parara y me quedara quieta en el sitio.
-Enseguida vuelvo amor.
-Vale cielo -le respondí aún con la venda en los ojos-.
Me había dejado apoyada en una pared para que no me cayera. Pero no podía quitarme la venda, o perdería el juego.
Escuché pasos acercándose a mí, ¿serían? ¿Otra vez?
-Hola, antes no me he quedado con tu nombre -me dijo una voz aterciopelada-.
-Pastel -contesté-, nunca mejor dicho.
-¿Y eso?
-¿Qué mejor nombre para una Pastelita que Pastel?
-¿Qué es una Pastelita?
-David, no te hagas el tonto -reí-.
-Yo no soy David.
Entonces me quito la venda y miro al chico que se encuentra enfrente mía.
-¿Quién eres tú?
-Tu peor pesadilla y a la vez el principe de tus sueños -sonrió con autosuficiencia. Le había cambiado la voz, no era la misma que al principio-.
-¿No habías dicho que no eras David? -Chisté, aunque no me parecía el mejor momento.- Aclárate niño.
-No soy un niño.
-No, que va -ironicé-, ¿cuántos años tienes? ¿16?
-20.
-Ajá, si, cuéntame más -bromeé-.
-Peor para ti.
Me acorraló contra la pared y me acarició la mejilla. Acercó su boca a mi oreja y me susurró algo.
-Ya nos veremos, cielo -imitó la voz de mi niño a la perfección-.
Se fué y no me volví a poner la venda. Al rato apareció mi niño con un perro de esos gigantes de mentira que usan los crios pequeños para andar por el centro comercial.
-Ey mi amor, te has quitado la venda.
-David, vámonos por favor.
-Eh, cielo -dejó el perro y se acercó a mí, me sujetó el rostro con una mano y con la otra me apartó el pelo de la cara-, ¿qué te pasa mi amor?
-Te lo explico en casa. Ahora necesito irme de aquí, ya.
-Esta bien. Vámonos.
Se me quitó toda la gandulería de golpe, antes no tenía ganas ninguna de andar, pues ahora me sentía lo suficientemente resistente como para hacer los 100 metros lisos.
* * * * *
Cuando llegamos a casa, lo primero que hice fue acostarme en la cama sin tan siquiera ponerme el pijama. Es más, tenía tanta prisa por acostarme que me metí en la cama de David que me pillaba más cerca.
-Cielo, ¿me vas a contar ya qué te pasa?
-David, muchas gracias por todo, en serio, ha sido un día maravilloso, pero ahora solo quiero dormir.
-Esta bien -dijo un poco molesto-, estaré en el salón.
Comprendo que estuviera molesto, pero es que él no entendía que cada vez que me hablaba recordaba a aquel crio que decía tener 20 años que me acosaba. Aquella mirada penetrante que tenía. Parecía querer congelarme el corazón.
Me dormí, por fin me dormí, pude descansar, pero solo los primeros 5 minutos...
~ yo iba corriendo por un pasillo de hospital, como si el pasillo estuviera inclinado y yo luchara por no caerme, parecía que no se iba a acabar nunca. Pero entonces escuché la voz de mi niño.
-Pastel, Pastel por favor, no me dejes sólo. No puedo estar sin ti.
Su voz venía de atrás, de la zona inclinada del pasillo. ¿Me arriesgaría a caer al vacío por salvar a David?
Me tiré al pozo negro pero entonces una especie de ráfaga de viento gélido surgió del agujero y me echaba hacia atrás, no conseguía bajar.
Dos pequeños y pulidos diamantes se iluminaron en el fondo del abismo, y el chico de 20 años se dejó ver.
-Pastel, Pastel por favor, no me dejes sólo -volvió a decir, rió-. Que cutre, ¿no crees?
Yo enrojecí de furia.
-¿Qué le has hecho? ¿Dónde está?
-A ver, digamos que ahora está en un lugar mejor.
Entonces caí sobre un campo de hierba húmeda, una enorme lápida se levantaba en medio de toda la expansión de césped. Me desplomé en el suelo llorando al ver el nombre. Intenté levantar los hombros y me aparté el pelo para continuar leyendo:
"David 20 años, murió por falta de cariño"
Entonces me extrañé, ¿falta de cariño? ¿Qué mierda era esa? Parecía un guión malo de una película americana del salvaje oeste.
-¿Qué pasa? Triste, ¿verdad?
Posó una mano en mi hombro. Yo me levanté y me alcé frente a él.
-Tú, tú... -no sé que se esperaba que dijera, pero al parecer le sorprendió lo que dije a continuación- no tienes fuste ninguno -reí-. Venga ya, mi peor pesadilla, ¿no? ¿Y el héroe de mis sueños? Por favor, vuelve a la guardería chaval.
Entonces empecé a caminar al lado opuesto de la lápida, que a mi espalda se estaba convirtiendo en polvo.
El escenario volvió a cambiar. Ahora me encontraba en un baño, con calefactor, vater, vidé, lavamanos, una ducha de pie y unas cuantas toallas sobre un mueble debajo del lavamanos.
-Menuda pesadilla -levanté la cabeza para hablarle al crío aquel-, ¿en serio? ¡Es el baño de mi casa!
-No recuerdas, ¿verdad?
-¿El qué?
Miré extrañada a todos lados y ví que se materializaba una niña pequeña entrando en el cuarto de baño corriendo, entonces recordé. Intenté cerrar la puerta tras la niña pero no podía, me traspasaba, las lágrimas se deslizaban por el rostro de aquella niña y, sin darme cuenta, mis ojos derramaban lágrimas al unísono con las de aquella pequeña. No podía rendirme, continué intentando cerrar la puerta, daba bandazos contra ella pero no había manera. La puerta me traspasaba como si yo fuera invisible.
Entonces entró un hombre corriendo buscando a la niña que ahora se había escondido dentro de la ducha de pie creyendo que la mampara de cristal la refugiaría. El hombre disparó y la mampara se derrumbó entera mientras la niña gritaba, lloraba y se cubría el rostro con los brazos para no hacerse daño con los cristales caidos. Yo no soportaba ver esa escena, no otra vez, no sin poder hacer nada de nuevo.
El hombre se dispuso a disparar a la niña cuando entró una mujer en la estancia gritando.
-¡Ana! ¡Ana! ¡¿Ana dónde estás?!
Ella se llevó el disparo que iba dirigido a la niña cuando el hombre se había girado. La niña, convertida en asesina desde tan pequeña, se miraba las manos con sangre suya y de aquel hombre. Le había clavado un cristal lo suficiente grande que había encontrado y ahora lloraba por su madre, que yacía con una bala incrustada en el pecho.
¿Cómo una habitación de 2 metros cuadrados podía haber sido testigo de 2 muertes un mismo día?
Me quedé llorando en el baño, exactamente igual que la niña aquella.~
Me desperté entera sudada. Aún llevaba la ropa del día anterior, ¿qué hora era?
Miré el reloj en la mesilla de noche de David y me extrañé, yo no era de desvelarme por la noche. Las 5:12 a.m. marcaba el reloj.
Fui a mi habitación y abrí el armario para sacar mi pijama. Me lo puse y bajé al salón. Me encontré a David durmiendo en el sofá. Pobrecillo. Cogí una manta y se la pasé por encima. Le puse también un cojín bajo la cabeza, no quería que a la mañana siguiente le diera torticolis por mi culpa.
Fui a la cocina y me hice un vaso de leche caliente. Sabía que ya no podría dormirme otra vez así que me puse a ver la tele en el sofá que estaba desocupado del salón. Eso sí, me puse los cascos inalámbricos para no despertar a David, estaba tan mono cuando dormía.
••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
¿Qué os ha parecido el cap? :))
Se agradecen votos y comentarios, acepto todo tipo de críticas, pero prefiero las constructivas:)
Besos, Wolfie <3

Historias entrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora