Capítulo 32: secuestro

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-Señorita, despierte por favor- escucho de fondo.
Abro los ojos lentamente y veo a Eva.
-Que milagro- sonríe.
Miro a todos los lados y veo que estoy en mi habitación.
¿Que ha pasa...
mis hijos.
Me quito la sabana que cubre mi cuerpo y veo las marcas de las cuerdas en mi cuerpo.
Empiezo a respirar fuertemente y creo que en cualquier momento voy a llorar.
Mis hijos...
-Tranquila, estas marcas no dañará su estupenda figura, con la pomada que le he puesto sanarán- sonríe Eva.
-No, no... no lo entiendes- sollozo- mis... bebes.
Me toco mi estómago.
Eva abre los ojos exageradamente.
-No me diga que usted...- me mira con pena.
Asiento y empiezo a llorar.
Ma acurruco en la cama.
Mis bebes ¿estarán bien? ¿Seguirán conmigo?
Escucho salir a Eva de la habitación y al cabo de 10 minutos vuelve con comida.
-Tranquila, siguen contigo. No has tenido un aborto porque después de la paliza de Ibrahim no sangraste por ahí abajo. Así que come, para mantenerlos sanos.
¡Ay dios! Gracias.
-¿En serio?- asiente- muchas gracias por cuidarme.
Cojo la bandeja con la comida.
Y me lo como todo en menos de 10 minutos.
Tenía mucha hambre.
Eva tan solo me mira con cara de pena y se retira de la habitación.
Me siento en un sillón que tengo cerca de la ventana y miro el espeso bosque que me rodea.

Es así como paso los siguientes meses.
Sentada, viendo como se mueven las hojas de los árboles.
He soportado todas las torturas que me ha hecho Ibrahim en estos meses.
Tengo el cuerpo lleno de marcas de latigazos.
Cortes en el cuello por un cuchillo.
Cortes los dedos de las manos, casi pierdo mis dedos pero al final no lo hizo.
Llevo aquí 3 meses.
Intento no comer mucho para no engordar y que se den cuenta.
Aunque sé que en cualquier momento lo verán.
Llevo ropa tres veces más grande.
Si mis cuentas no fallan tengo 4 meses.
Ahora mismo podría saber el sexo de mis bebes, si no fuese porque estoy encerrada en esta casa.
Me levanto del sillón y me pongo frente al espejo.
Me levanto la camisa y veo como crece día a día mi tripa.
No es muy grande pero se nota.
Escucho unos pasos profundos y muy sonoros.
Me bajo la camisa y me tumbo boca a bajo en la cama.
La puerta se abre de par en par y veo a Ibrahim.
Ya estamos, volvemos de nuevo a las torturas semanales.
Hace que me levante de la cama y que le siga.

Llegamos a la misma habitación de siempre.

Todavía me acuerdo la última vez que me encerró aquí

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Todavía me acuerdo la última vez que me encerró aquí.
Estuve 1 semana aquí, acostada en el frío suelo, sin mantas y con mucho frío. Si no llega a ser por Eva, habría muerto desnutrida. Ella se encargó de traerme comida y mantas a escondidas.
Aunque... la pillaron e Ibrahim la pegó con la fusta.

-Volvemos a lo de siempre Nina. Dile que venga a por ti y todo esto acabará. Ya no estáis juntos, que más te da su futuro.
Sonrío y le escupo.
-No sé en que idioma quieres que te lo diga, no le voy a decir nada.
Como siempre Ibrahim coge una fusta y me pongo de espaldas.
Sé lo que viene a continuación.
Mi espalda cuenta una historia.
Uno
...
...
Diez
...
...
...
veinte
Cuando va a dar el siguiente caigo de rodillas al suelo.
Dos de los hombres que hay en la habitación se acercan a mi y me levantan.
...
...
...
Treinta
Las lagrimas caen a cada golpe que recibo.
...
...
...
Cuarenta
Ya no siento nada, no siento dolor, no siento la espalda, siento que en cualquier momento cierro los ojos y nunca más los volveré a abrir.
-La vuelta- dice Ibrahim en alto.
-No- digo rápidamente.
Con las pocas fuerzas que me quedan consigo ponerme en pie.
Los dos hombres que tenía a mi lado se apartan.
-No te he preguntado.
Hace una seña a los dos hombres y estos me ponen frente a él.
Ibrahim sonríe.
Levanta el brazo pero antes de hacerlo grito:
-Para por favor.
Ibrahim no me escucha y vuelve a levantar el brazo.
-Estoy embarazada.
La habitación cae en un profundo silencio.
Solo se escucha unas cuantas gotas de agua chocar contra el suelo.
-¿Que has dicho?- pregunta perplejo.
Me levanto la camisa y le enseño mi tripa.
Ibrahim sonríe.
-¿Es de él?- pregunta con una sonrisa para nada buena.
Sé que quiere utilizar a mis hijos para atraer a Derek.
-No, son de David.
Ibrahim rompe a carcajadas.
-Sabía que eras una pequeña zorra escurridiza. Pero bueno, lo del padre es lo de menos. Ese niño será de quien yo diga.
Esto no va acabar bien.
-Ahora que lo sabes ¿Que vas a hacer?
Ibrahim sonríe de lado.
-Sabes... pensaba que si le hacía daño a Derek me sentiría bien pero... me acabo de dar cuenta de que lo que tengo en mente es mil veces mejor.
-No te andes con rodeo.
-Ay! Nina, Nina... contarme esto no ha sido nada bueno. Voy a criar a ese niño como mío. No tengo herederos y sé que si miento a Derek y le digo que tengo a su ex novia y a su hijo le mataré por dentro, eso es mucho peor que morir de verdad.
-¡Ni lo sueñes!- me toco mi tripa- estos niños son míos y de nadie más. Además, el nombre de "padre" te quedaría muy grande.
Ibrahim se acerca a mi y me sujeta del mentón.
-¿Niños? ¿Cuantos son?
Mierda, se me ha escapado.
-Dos- de que me sirve mentirle si luego van a salir dos.
-¿Sabes su sexo?
¿Me está tomando el pelo?
-Llevo encerrada aquí tres meses, estoy en mi habitación y no he podido ir a un hospital a hacerme ecografías.
Ibrahim asiente y sonríe.
Se pasa todo el día feliz viéndome sufrir.
-A partir de hoy se acabaron los castigos, vamos a vivir como una familia.
No no no, eso sí que no.
-¿Te refieres a ser marido y mujer? ¿A ser una familia?
Ibrahim asiente.
-Ni lo sueñes, prefiero morir que vivir el resto de mis días junto a ti. Y de mis hijos olvídate, ellos no vivirán en esta mierda, ni trabajarán en tu mierda.
-¿Y como vas a impedirlo? ¿Llamando a la policía? ah! Se me olvidaba, estás encerrada aquí- se ríe.
Mira sus dos hombres y les hace un gesto con los dedos.
Estos me cogen y me llevan a mi habitación.
Me dejan tumbada boca abajo y me dicen que espere.
Pasa unos 5 minutos, hasta que entra alguien.
Lleva una bata médica.
-Hola Nina, vengo a curarte esas feas marcas- sonríe un señor de unos 60 años.
Me echa muchas cosas y algunas me escuecen mucho.
Al cabo de una hora cerrando cicatrices se va.
Me levanto de la cama y me miro en el espejo.
Tengo el cuerpo lleno de vendajes.
Toco mi tripa y me miro al espejo pero entonces siento unas manos frías en mi tripa.
El estómago se me revuelve y corro al baño.
Abro el inodoro rápidamente y vomito.
¿No se supone que las 10 semanas se acaba?
Me levanto del suelo y me echo agua en la cara.
Me cepillo los dientes y salgo.
Y ahí está, Ibrahim sentado en mi sillón que da a la gran ventana.
-¿Por qué me has tocado?
-Porque ahí están mis hijos.
-No, no son tus hijos.
Suelta una carcajada.
-¿Y quien sabe la verdad? ¿Alguien sabía de la existencia de ellos? Porque puedo deshacerme de esas personas fácilmente.
Está... Eva pero no la quiero poner en riesgo.
Voy hacia el sillón en el que está sentado y me dejo caer.
Estoy de rodillas en el suelo.
-Deja que estos niños sean felices por favor... déjales vivir una vida normal. No quiero esto para ellos- me toco mi tripa.
Ibrahim se levanta del sillón y hace que me levante.
Me mira a los ojos y suelta:
-Por mucho que me ruegues no te voy a hacer caso- se gira y va hacia la puerta, se queda de pie- Y más te vale portarte bien... si quieres verles crecer.
Dicho eso sale de la habitación.
Caigo de rodillas al suelo.
¿Por qué nadie me busca? ¿Por qué todavía sigo aquí? ¿Por qué nadie me echa de menos?
Las lagrimas caen por mis mejillas.
No las puedo contener.
Entonces escucho unos fuertes pasos corriendo hacia mí.
Levanto la cara y veo a... Eva.
-Levántese, no puedes estar así, le harás daños a tus hijos- me ayuda a ponerme en pie y me lleva a mi cama.
Hay una bandeja de comida.
-Cómetelo todo, les hará bien- sonríe.
Quiero hablar con alguien y la única con la que puedo es con Eva, así que le cuento todo.
Y al final acaba consolándome.
-Tranquila, ya vendrán a buscarte algún día. Todo lleva su tiempo- me guiña un ojo.
¿Que ha sido eso?
-¿Que no sé?- pregunto confusa.
Eva sonríe.
-Hace un par de minutos, mientras cocinaba escuché hablar a Ibrahim y por lo que he oído te están buscando. Derek se ha hecho policía y están buscando pistas de tu paradero. Ibrahim está nervioso porque según han dicho le están pisando los talones.
Me levanto de la cama y abrazo a Eva.
-Gracias, me hacia mucha falta escuchar eso.
Eva me abraza.
Nos separamos y señala la bandeja, la cuál está vacía.
-Me voy a hacer cosas que si no sospecharán- asiento.
Me quedo en la habitación, sentada en el mismo sillón de siempre.


Se supone que vendrían pronto a buscarme.
Llevo 8 meses encerrada en esta casa.
Y mis hijos están a punto de salir.
Tengo 39 semanas y sé que en cualquier momento me pongo a parir.
Me levanto del sillón, cada vez me cuesta más.
Llego hasta la puerta de mi habitación y justo cuando la abro siento como un líquido corre por mis piernas y escucho disparos por toda la casa.
Mierda, ha llegado el momento.



Capítulo 32!

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