Capitulo 2

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Desde ese día ya no lo había vuelto a ver.

Días y días luego de pasar por tantos hombres lo esperaba a él y que me dijera un simple "vas a estar bien", pero eso nunca pasó y yo continué resistiendo. Mis esperanzas de volver a verlo se habían acabado hace mucho tiempo ya.

La puerta se abrió mostrando a uno de mis guardias, el cuál era el encargado de llevarme hacia los clientes.

- Vamos - señaló la puerta.

- Pe..pero hoy es el séptimo - susurré asustado, me dolía todo, ya no podía ni moverme.

- Vamos te dije - me jaló con agresividad y me llevó hacia donde estaban los cuartos, abrió una de las puertas y me tiró hacia adentro.

- Hola preciosura - un tipo de unos cuarenta años, bien arreglado y elegante se encontraba sentado en el sillón frente a mi. No le respondí y me alejé de él, pegandome contra el rincón del lugar.

- Oh cariño, lo vamos a hacer por las buenas o la malas. Mira tengo dos opciones; o te tomas esto y te sentirás bien o no tomas nada y estarás cuerdo, tu eliges - dijo quitándose la ropa.

Sabía perfectamente lo que era ese brebaje, era para que no sintieramos nada, nos dejaba totalmente drogados y las consecuencias las sufríamos después. Asi que como todas las veces decidí tomarla, al menos no sentiría dolor y asco.

Tomé el brebaje servido en una pequeña copa y en cuestión de minutos ya no sabía dónde estaba. Podía sentir las manos del tipo tocándome, recorriendo mi cuerpo pero no sentía asco y eso era gracias a la droga.

Perdí la conciencia y regresé cuando el tipo ya se había marchado, intenté pararme pero todo mi cuerpo dolía como todos los días, ya estaba acostumbrado.

El guardia de siempre me levantó en sus brazos y me llevó hasta mi celda, pero lo que llamó mi atención fue que un pequeño bulto se encontraba a un lado de ella.

Me acerqué lentamente y toqué su brazo haciéndolo sobresaltar, un par de pequeños ojos café llenos de lágrimas me observaron asustado.

- N..no me hagas daño porfavor - sollozó abrazándose más a si mismo.

- No voy a hacerte daño - susurré al niño, tendría tan solo unos 10 años.

- ¿N..no eres de los malos? - susurró sin mirarme.

- No, no lo soy - me senté a su lado - Soy Luke.

- Yo...Me llamo Ryder - me miró y limpió sus lágrimas - ¿Hace mucho que estás aquí? - Me preguntó.

- Hace unos casi tres años - sonreí triste.

- Qu...quiero volver con mi familia - se tiró a mis brazos con fuerza.

Aún sorprendido lo abracé acariciando su cabello, estaba decidido a que esté niño no pasaría por lo mismo que yo, lo cuidaría y se iría de aquí en una de las salvaguardas y si era necesario se iría en mi lugar.

¿Se preguntarían qué eran las salvaguardas?

Cada mes les permitían a dos personas que escogieran a tres de nosotros para que volvieran con sus familias, pero solo te llevaban si lograbas cautivarlos, claramente no era mi caso.

Si había escuchado que algunos habían dado el lugar a otros chicos, mientras que otros ni se lo pensaban y se iban.

Miré al delicado niño entre mis brazo, no merecía estar aquí, tenía una vida plena por vivir y yo no iba a permitir que terminara como yo.

- No es bueno lo que estás pensando - dijo el guardia mirando al niño en mis brazos.

- Tú cállate - le dije hostil, no me interesaban sus palabras, sus opiniones, nada. Se las podía pasar por el culo.

No hay salida (Gay/Yaoi)-Sin EditarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora