Capitulo 16

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Luke

Desperté con un horrible dolor en mi cuerpo, mis manos seguían atadas, me ardían de rozar contra la cuerda.

La puerta se abrió haciéndome sobresaltar.

-Buenos días hermoso-Mathew se sentó a mi lado y me alejé con miedo, cosa que no le gustó para nada-Si te vuelves a alejar así va a ser mucho peor que ayer-Me amenazó.

Yo solo asentí.

Me desató y dejo una bandeja a mi lado para después salir sin mirarme.

Toqué mis muñecas irritadas por la cuerda y me senté en una esquina del cuarto,,una sensación de nervios me invadió de nuevo, comencé a rascar mis muñecas hasta lastimarme, tal vez me estaba volviendo loco.

Pasé varias horas allí sentado rascando mis muñecas y mirando al piso.

La puerta se abrió y apenas me atreví a levantar mi mirada para ver cómo dos hombres conocidos entraban junto a Mathew, sus hermanos.

-Es realmente hermoso-Brutus lamió su labio inferior mirándome-¿Nos lo prestas un rato verdad?-Abrí mis ojos ante su pregunta.

-Claro que si, todo suyo-sonrió Mathew y se acercó a mi-Mas te vale que te portes bien putita o voy a matar a ese amigo tuyo que tienes en la casa, a ese tal Emi...¿Entendiste?-Me miró enojado.

Asentí nervioso y asustado.

El sonrió y miró a sus hermanos.

-Todo de ustedes-y salió de la habitación.

Ellos sonrieron y luego me miraron.

-No...-susurré al verlos acercarse-No..No-negué con la cabeza asustado, muy asustado.

-Shh tranquilo putita solo te daremos unos masajitos en tu culito como te gusta-sentí como uno de ellos mordía mi oreja mientras otro me levantaba del piso.

Reboté en la cama y de vuelta senti como me amarraban a la cama muy fuerte.

Cerré los ojos, no quería ver.

Una mano me pegó en la nalga haciéndome gritar.

-Vamos putita grita para nosotros-una mano en mi espalda me hizo caer de cara al colchón, mis heridas ardían mucho todavía.

Un cuerpo se posó frente a mi y me sinchó de los pelos hacia abajo, abrí los ojos encontrándome con una gran erección.

Cerré la boca y Brutus río.

Cuando Elías me penetro abrí la boca para gritar, en ese momento Brutus introdujo su miembro en mi boca para después comenzar a follar mi boca.

No se en que momento dejé de pensar en donde estaba, en que momento me fui de ese mundo a un mundo cuando Dante y yo estábamos bien, cuando estaba con mi familia, una escena de andando a caballo con mis hermanos, mamá y papá felicitándome por mi graduación.

Cuando volví de ese hermoso mundo me encontraba tirado en el piso, lleno de semen y sangre.

Me dolía todo, no pensaba moverme por un largo tiempo.

Miré la bandeja arriba de la mesada donde había un vaso de agua y una rebanada de pan.

Estiré mi mano intentando llegar pero era inútil, debía levantarme.

Suspiré y apoyé mi mejilla en el piso, mejor me quedaba aquí un rato más y descansaba antes de que volvieran.

Unas horas más tarde sentí el ruido de la puerta.

-Pobrecito-volteé a ver a Mathew pensando que tendría un rostro de burla, pero al contrario tenía un rostro serio.

Me levantó en brazos y me sentó en la cama.

-Toma-me dió el vaso y el pan, comí el pan bajo su atenta mirada y tomé el vaso de agua-Muy bien-besó mi mejilla y salió de allí.

De nuevo comencé a rascarme las muñecas, por alguna razón me tranquilizaba.

La puerta se volvió a abrir, esta vez entró con un hombre muy elegante.

Esa fue la primera vez que él me prostituyó en aquel lugar.

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Pasaban los días y cada vez eran más hombres los que venían, viejos, jóvenes, de todo.

Llego un momento que perdí la cuenta de los hombres que venían, los días que pasaban, llegó un punto que solo estaba en otro mundo.

-Es hora de bañarte hermoso-Mathew entró a la habitación.

No podía mover ni un dedo, me dolía todo como siempre.

Mathew me cargó en brazos y me dejó en la bañera, me enjabonó y me secó dejándome allí parado de espalda al espejo, no me atrevía a voltear.

Sabía que estaba muy mal, miraba hacia abajo y lo único que veía era huesos y moretones.

Si me miraba al espejo me tiraría abajo por completo, más de lo que ya estaba.

Salí con lentitud y cuidado y me acosté de nuevo en la cama adolorido, no sabría hasta que punto podría aguantar.

Pasó un mes igual a los anteriores, ya me había acostumbrado al dolor y que los demás me usen cuando quisieran.

-Toca mi mamada mañanera cariño-susurró Mathew en mi oído.

Me levanté como pude y me arrodillé, tomé su miembro y le hice una manada hasta que se corrió en mi boca.

Una vez que salió escupí y volví a mi cama, mi cama era mi mejor amiga desde que llegué a aquí.

A la mañana siguiente escuché un llanto y varios pasos por las escaleras.

-Te traje un nuevo amiguito-un chico fue empujado a mi habitación cayendo al suelo.

Era un chico delgado y pálido, con unos grandes ojos verdes que me miraban asustados.

Lo miré tirado desde la cama, el me miró y abrió los ojos viendo mi estado.

Estiré mi mano y el lentamente la junto con la mía, la apreté y sonreí muy levemente.

El chico sonrió y se quedó allí sentado mirándome, parecía ser nuevo en esto.

-Ahi lo tienes-un tipo entró por la puerta con Mathew-Si quieres me llevo al otro.

-No, déjalo no me molesta-Dijo un viejo asqueroso.

-Que lo disfrutes-sonrió Mathew y el viejo miró al chico.

Decidí que el no iba a vivir lo mismo que yo, él iba a salir de aquí ileso, total a mí no me quedaba mucho en este estado.

Me paré con dificultad y me arrodillé frente al tipo.

El tipo se sorprendió pero no me quitó si no que empujó mi cabeza a su erección.

Le hice una mamada hasta que se vino, me toqueteó un rato bajo la mirada del ocho chico que gracias a Dios ni se volteó a mirarlo y se fue satisfecho.

Cuando se fué me tiré al piso cansado.

El chico se acercó a mí y como pudo me llevó hasta la cama.

-Gracias..No..No tenías porque hacerlo-dijo tímido.

-Queria hacerlo...Tu vas a salir de aqui-susurré.

-Vamos a salir de aquí-sonrió el.

-Si claro-sonreí falsamente.

Lo iba a sacar de aqui aunque tuviera que morir, mi vida ya no era algo en que molestarme en conservar.

No hay salida (Gay/Yaoi)-Sin EditarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora