Miedo, solo esa palabra definiría la sensación que recorría mi cuerpo en ese instante.
1 hora estuve con el antifaz puesto, aunque en realidad no hacía falta, no se que hora era, y nadie me lo decía, pero debía ser tarde, las 23:30 por lo menos porque la oscuridad era total, aunque a lo mejor era por culpa del antifaz, sí, eso era lo más probable.
Hacía ya rato que el motor del coche se había parado, la noche se me estaba haciendo eterna pero la espera merecería la pena.
No podía parar de darle vueltas a la cabeza, me dijeron que intentara dormir, ¿En serio alguien se duerme en este momento?
Mi mente iba a mil revoluciones por minuto, ahora mi cuerpo se inundaba de mis miedos más profundos. ¿Y si no era capaz de relacionarme y ser yo mismo?. No quiero discutir, prometí que no lo haría, se lo prometí, sí, a ella, la mujer más importante de mi vida, mi madre, la más importante y la única.
¿Qué pensará ahora ella? No pensaba en mi madre en estos momentos, pensaba en ella, la chica que había sido mía durante seis años, pero que desde hacía cuatro, estaba en paradero desconocido para mí, no es que quisiese volver con ella ni nada, lo nuestro era algo pasado y sí, es cierto que a mis 26 años, desde que lo dejamos no me he vuelto a enamorar de nadie, y lo prefiero, mejor así.
Después de que acabásemos me dí a la vida, mis amigos no me reconocían, empecé a ir de fiesta, conocer gente... No es que me alegre de que lo dejásemos, pero me liberaré y ahora soy mucho más feliz. Y por ello no quiero volver a nada de eso.
El ruido del coche me despertó de mi hipnosis, el motor se había encendido de nuevo. La mano de un chico me sorprendió al agarrarme.
- Quítate el antifaz -me dijo con voz ronca el chico que estaba a mi lado.
Era de noche. ¿Cuánto tiempo había estado ahí? Por lo menos horas, cuando entré era de día y un 8 de
septiembre no anochece relativamente pronto, joder todavía es verano.
El coche empezó a moverse despacio, muy despacio, estábamos en una cuesta. Y de pronto... se paró. -Sal del coche -me ordenó de nuevo el chico
Y antes de que me diera tiempo a pensar en lo borde que era me dijo
-Suerte -con un hilo de voz
Al momento me cerró la puerta del coche y fue ahí cuando mis piernas empezaron a descontrolarse, casi no me sostenía en pie, ahora no, ahora no me podía caer, había por lo menos un millón de personas viéndome. No quería que me recordarán por romperme una pierna el primer día.
-Dirígete hacia el chico que tienes enfrente -dijo una voz cuya procedencia desconozco
No podía oponerme, estaba en medio de la nada, así que como pude comencé a andar. Mientras me iba acercando, veía con más nitidez a aquel chico. Estaba de espaldas, ¡qué espalda!. Era muy robusto, pelo corto, castaño y la camiseta corta dejaba ver unos músculos trabajados, solo le faltaba un poco de tinta por su cuerpo. Yo que pensaba ser el chico más guapo y ahora voy a tener competencia, era lo único que se me pasó por la mente.
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Quien no arriesga no gana
RomanceLa historia de amor entre el pijo y la choni contada desde el principio. Eran polos opuestos, demasiado diferentes, ¿Conseguirían encontrar un punto intermedio o terminarían con su amistad? Venían de dos mundos diferentes, a ninguno le gusta...