Capítulo 57 -Los comienzos de Nibiru-

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A bordo de la nave...

Aquella inolvidable experiencia transcurría con total naturalidad. Una aventura extraordinaria que comenzaba a sembrar en el interior de cada uno de los expedicionarios la admiración por aquella minúscula esfera azul; lugar en donde tanta vida habita con dispar proceso evolutivo; donde las almas perdidas estancadas por los alrededores del sistema solar, e incluso muchas de ellas venidas desde lo más recóndito de la Vía Láctea, encontraron un hogar temporal donde alojarse en un cuerpo biológico ampliamente desarrollado como el humano. Efectivamente, como si de una posada se tratase en mitad de un largo trayecto, ofrecía un espacio a la mayoría de estas almas para dar continuidad en su camino hacia la Fuente; sin embargo, para otras era un mundo más donde prestar voluntariamente apoyo espiritual en el crecimiento de los sedientos inquilinos. Almas estas últimas viajeras y solitarias; mas esta es otra historia...

Justo cuando la bella visión del planeta, en medio del firmamento, se hizo un pequeño punto celeste, Izaicha se apresuró a revelar un acontecimiento importante de la historia.

—Acomodaos, por favor. Ahora es el momento en que debo continuar con la explicación de cómo transcurrió todo.

Los asientos volvieron a surgir de la nada. Cuando lo tomaron, esta vez con mayor predisposición, Izaicha incorporada frente a ellos comenzó a hablar:

—Tristemente, los conflictos entre polos opuestos volvieron a sucederse en la galaxia. Quizás, la confrontación más cruel y recordada de todas fue la acontecida entre Sirio y Orión. Sólo la propuesta de la Confederación Galáctica (siendo Orión obligado a aceptar) de un matrimonio entre una reina orionida y un varón de Sirio sirvió para la causa promotora de la paz.

»Un trozo del planeta Eibion —continuó explicando dando unos pasos de izquierda a derecha—, rescatado tras su destrucción en la primera guerra, se reconstruyó artificialmente para cederlo a la nueva etnia. Éste fue bautizado con la expresión orionida Nibiru, que significa dividido entre dos. Se trataba de una acción simbólica de integración que logró apaciguar a las razas reptil y humana durante un tiempo; siendo la hibridación natural de ambos clanes un hecho en el planeta Nibiru. Una época fértil para esta nueva raza que obtuvo diversas cualidades a lo largo de su historia. Hay que decir que entre ellas estuvo en distinguida posición el interés suscitado por el estudio de la genética, hasta el punto de ser considerados maestros genetistas. La tecnología fue otra de las materias en que destacaron. De hecho llegaron a ser capaces de controlar a su antojo el recorrido de la órbita planetaria de Nibiru; lo que se conoce como nave-planeta.

»Por estas razones —la comandante Izaicha se detuvo ante ellos y fijó su mirada— y en vista de la destrucción de vida en todas las guerras, la Confederación Galáctica decidió crear nuevos tipos de existencia para combatir el estancamiento de las almas, siendo las condiciones de Tiamat óptimas para ello. Pero un inconveniente se interpuso en el proyecto, Orión había descubierto nuestro planeta cuando aún estaba en formación y se lo cedió a su mayor aliado; se trataba de Draco, el cual comenzó a establecer clanes por toda su superficie.

Izaicha interrumpió su discurso un instante rememorando aspectos del pasado. Pareciendo sumida en su propio mundo, volvió a relatar:

—Aquello resultó un cambio radical en la conciencia de nuestra civilización, ya que entablamos por primera vez contacto con una raza extra planetaria —en ese momento un asiento se materializó a sus espaldas e Izaicha lo tomó con una leve reverencia—. Nuestros antepasados vivían en cuevas y galerías subterráneas cuando esto aconteció, mas los aghartianos salieron de la actual Agharta en nuestra defensa, y se vieron obligados a permitir la usurpación ante la superioridad de la élite draconiana.

EL SECRETO DE TIAMATDonde viven las historias. Descúbrelo ahora