Primera clase

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Emma se había aprendido de memoria su horario, casi todo consagrado al Derecho. Sus horas eran bastante flexibles, y eso le convenía. La víspera del primer día, había dormido poco, maldiciéndose por actuar como esos jóvenes estudiantes a los que temía: febril y ansiosa como una joven primeriza que no era. La verdad, no creía que la cuarta parte de los estudiantes que compartían el anfiteatro con ella hubiese vivido lo que ella había vivido.

Emma no era de las que se pavoneaba, al contrario, pero una cosa era cierta, había vivido mucho más que esas niñas de rostro demasiado maquillado, de ropas apretadas y con una actitud altanera. No, definitivamente, no tenía nada que ver con ellas.

Su mirada vagó por el auditorio y pronto distinguió un rostro conocido: Ruby acababa de entrar. Enseguida divisó a Emma y le hizo grandes aspavientos con la mano. Emma respondió más discretamente antes de verla acercase a ella, seguida de un joven.

«¡Hey, hola!»

«Hola»

«Te presento a Graham, ya sabes, de quien te hablé»

«Oh, sí, hola» dijo ella estrechándole la mano «Emma»

«Graham. Entonces, ¿también estás en tercero? Paso obligatorio por la ceremonia de abertura» dijo él con una sonrisa

«¿En qué consiste?»

Ruby se sentó a su lado, seguida de Graham.

«Bah, solo son unas palabras de bienvenida por parte del Decano, la presentación de los horarios, los objetivos de este año y la presentación de los profesores»

«Oh...»

«Sí, sí, puedes decirlo, es una pesadez»

«Si de verdad lo es, ¿por qué vienes?»

«Solo por verla. Este año no tengo Derecho, así que no la tendré en ninguna clase. He hecho el duelo, pero aún tengo oportunidad para poder admirarla aquí y ahora»

Emma frunció el ceño preguntándose sobre qué hablaba y antes de que pudiera hacerle ninguna pregunta, una corte de profesores entró en el anfiteatro, capturando la atención de todos y más particularmente de Ruby que enarbolaba ahora una sonrisa en su rostro, su cabeza entre sus manos, admirando el espectáculo.

«Pero, ¿qué le pasa?» le murmuró a Graham

«Es por ella...» dijo él señalando la entrada con la cabeza. Emma siguió entonces su mirada y vio a esa mujer...Esa bella morena caminaba junto con otros profesores, insignificantes todos a su lado.

Emma entonces comprendió por qué Ruby parecía tan atenta, ¿cómo no estarlo? Pero, ¿tenía también ella esa expresión tan estúpida cuando la miraba?

«¿No es magnífica?» suspiró Ruby

«¿De quién hablas?»

«De la señorita Mills»

Señorita Mills...Debía ser ella...

El decano se acercó, al menos eso pensó Emma debido a la avanzada edad que debía tener el hombre, y comenzó su discurso. El programa de la "fiesta": presentación del año que comenzaba, de los objetivos, de los efectivos, y finalmente, la parte más interesante, la presentación de los profesores.

Entonces, cada uno se presentó, así como su materia y programa, cada estudiante bebía las palabras de cada uno hasta que la última en hacerlo fue esa enigmática profesora. Avanzó con gracia y clase, manos cruzadas por delante.

«Buenos días, para aquellos que no me conozcan, soy Regina Mills, profesora de Derecho»

Regina Mills...Finalmente ponía un nombre a ese físico. Emma suspiró de satisfacción y cuando miró a su alrededor, tanto chicos como chicas parecían todos bajo su encanto, como si les hubiera lanzado un hechizo.

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