El día siguiente pasó a una velocidad tan loca que Regina no supo dónde tenía la cabeza: entre los regalos, la preparación de la cena y de la velada, las compras de todo tipo...Cuando llegó la hora de la cena, se preguntó si alguien no le había adelantado la hora.
«¿Puedo entrar?» Emma tocó a la puerta de la habitación antes de que Regina le diera permiso, y al entrar se encontró con Regina vestida con un hermoso vestido negro y corto «Wow»
«Si es un cumplido, entonces lo aceptó»
«Está espectacular»
«¿Piensa vestirse para esta noche?»
«Sí, no pensaba cenar en ropa interior»
«No, quería decir: ¿piensa ponerse algo más elegante que sus sempiternos vaqueros apretados y sus tops?»
«¿Es un reproche? Porque creía comprender que apreciaba la vista que le ofrecía mis vaqueros, eh...»
«Stop. Vístase»
«¡A la orden, jefe!»
«Yo voy a ver dónde está Henry»
Regina salió de la habitación y tocó en la de Henry, al no obtener respuesta, entró y vio al pequeño de pie, delante del espejo»
«Estás muy guapo»
Él se dio la vuelta y le ofreció una tímida sonrisa.
«Usted también, está muy hermosa. No le diga que se lo he dicho, se pondría celosa»
Regina sonrió
«Prometido. ¿Necesitas ayuda?»
«No. Realmente no...» dijo él batallando con el cuello de su camisa
Regina se acercó y se puso de rodillas delante del pequeño y lo ayudó a abrocharse los últimos botones de su camisa.
«Perfecto»
Intercambiaron una mirada, después una sonrisa antes de bajar y acabar de poner la mesa para tres: hermosa vajilla, velas, cubiertos de plata...Todo era perfecto y digno de una revista de decoración navideña.
Cuando Emma bajó, vestida con un pantalón negro y una camisa blanca, ajustada, los cabellos recogidos en una cola de caballo, los dos ya la esperaban con impaciencia para comenzar a comer.
«Muy guapa» concedió Regina
«Gracias»
«A la mesa»
La cena transcurrió de la mejor manera posible: Regina era, sin lugar a dudas, la mejor cocinera que Emma haya podido conocer: cada plato era más delicioso que el anterior. Después Regina se empeñó en que los tres fueran a la Misa del Gallo en la pequeña iglesia del pueblo.
Evidentemente, Emma mantuvo su promesa y ningún gesto afectivo fue visible a las miradas de los otros para no despertar las sospechas. Sin embargo, Regina consintió en deslizar su mano en la suya, con los abrigos cubriéndolas, durante la misa.
Después volvieron a casa, cerca de la medianoche. Pero era conocer mal a Henry si pensaban que se iba a costar pronto. Propuso entonces una de sus pequeñas tradiciones de Navidad: el visionado de una película navideña.
Como era de prever su elección fue «Cuento de Navidad», uno de los grandes clásicos cuyos espíritus de las Navidades pasadas, presentes y futuras fascinaban aún al pequeño.
«¿Espero que no la moleste?»
«Oh, no, al contrario»
El pequeño puso el DVD y se sentó entre las dos mujeres en el sofá. La película comenzó y a poco más de la mitad del film, él se quedó dormido con la cabeza sobre las rodillas de Regina y los pies sobre los muslos de su madre.
ESTÁS LEYENDO
Clases particulares
FanfictionTRADUCCIÓN del fic Cours particuliers de Sedgie. Cuando Emma, de 27 años, retoma sus estudios en la facultad de Boston, entre nuevos amigos y clases, no se esperaba recibir de parte de la muy atractiva profesora, la señorita Mills, clases muy partic...