Revelaciones

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Sintiendo la tensión entre las dos mujeres, Ruby desvió la atención llevándose a los niños hacia otra casa, mientras que Emma y Henry se quedaban frente a la casa que parecía pertenecer a Regina.

«Entrad» invitó la bella morena

«Wow» soltó Henry al ver el inmenso hall decorado con los colores de Halloween.

«¿Cómo te llamas?» preguntó Regina inclinándose hacia el niño

«Henry, señora»

«Henry, ¿quieres entrar un momento ahí? Hay algo de beber y podrás comerte tus caramelos»

«¿Puedo?» preguntó ansioso a su madre

«Vete, yo voy ahora»

El pequeño entonces desapareció, dejando a las dos mujeres en el hall, y una palpable incomodidad sobrevolando encima de las dos.

«Entonces...»

«...»

«...tiene un hijo»

Emma estaba incómoda. No se esperaba que Regina se enterara y definitivamente no así.

«Sí...Escuche, quería decirlo, de verdad»

«Evidentemente no es algo que se pueda ocultar eternamente»

«Lo siento» terminó por soltar Emma.

«¿Por qué?»

«Bueno...Por no habérselo dicho antes»

«No estaba obligada. Después de todo, nunca hemos establecido reglas específicas. Aún no hemos entablado...nada. No me debe nada»

«Sí, es verdad» dijo ella haciendo una mueca

«Es encantador» dijo Regina, con una sonrisa en los labios.

«Henry, se llama Henry. Tiene 9 años. En fin, si le pregunta, le responderá que pronto tendrá diez, pero será dentro de ocho meses»

«Oh, ya veo, en suma, un muchacho grande»

«No parece usted enfadada»

«¿Por qué tendría que estarlo?»

«Bueno, no sé...Si yo me enterara de que la persona que frecuento tiene un hijo y no me lo ha dicho...»

«Ya se lo he dicho, no tiene que rendirme cuentas, señorita Swan»

«...»

«Venga, vamos con él, de repente tengo miedo por mi sofá de cuero» dijo con una sonrisa

Emma no sabía qué pensar: o lo estaba tomando bastante bien o ponía tan poco entusiasmo en su relación que le daba igual que tuviera un hijo.

Cuando las dos mujeres se unieron a Henry, este último estaba apaciblemente sentado en el sofá, picoteando de vez en cuando en su bolsa de caramelos, mientras hojeaba un libro.

«¿Henry?»

Este cerró el libro con rapidez y lo hizo caer al suelo. Regina se acercó y lo recogió.

«Lo siento, no quería tocar, pero...»

«Adora los libros» concluyó Emma, de brazos cruzados, apoyada en el umbral de la puerta.

«¿De verdad?» Regina echó una ojeada al libro, Los cuentos de Grimm «¿Te gustan los cuentos de hadas?»

«Algunos sí»

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