El gato y el ratón

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Era innegable que Emma ya se había adaptado al sitio como a las clases y a los alumnos. Formaba con Ruby, Graham, MM y David un pequeño grupo simpático que salía de vez en cuando, y se encontraba en las horas libres en el Rabbit Hole.

Las clases ya habían comenzado desde hacía tres semanas y Emma ya había cogido un ritmo que le iba bastante bien.

Pero en toda esa estabilidad, había algo que cambiaba día a día: su relación con Regina. En fin...Relación...Era más bien una extraña interacción lo que se había instalado entre ellas: durante las clases, todo era juego de miradas y tímidas sonrisas. En el exterior, a excepción de en los pasillos de la facultad, parecía que Regina Mills no existía en absoluto.

Una vez Emma decidió seguirla después de las clases, pero siempre, se detenía en el parking donde la bella desaparecía en su Mercedes. No sabía por qué, pero sus pensamientos solo estaban puestos en esa bella morena.

¿Era esa acaso la maniobra de Regina? ¿Invadir la mente de los jóvenes para que no pensaran y juraran sino en ella y por ella? Si era el caso, entonces debía reconocer que era eficaz. Pero sin embargo, era evidente que ella no intentaría nada, porque era su profesora y ella no era tan crédula como esos jóvenes estudiantes ávidos de querer hacerse notar.

«Hey, la Tierrra llamando a Emma»

«¿Hm?»

«¿Te has quedado dormida o qué?» dijo Ruby tirándole una bola de papel a la cara.

«Un poco...Tengo un examen de Derecho, estoy en ello, y me cuesta»

«Mills también tiene el don de estresar»

«Es...exigente, pero es la materia la que lo precisa»

«Le das excusas...Es el principio del fin» dijo divertida

«¿Qué tontería estás diciendo ahora? ¿Qué principio y qué fin?»

«Así funciona la Mills: se mete en tu cerebro, como un cancioncilla repetitiva, y cuando piensas que has logrado escaparte, te muerde como una serpiente»

«¿Una serpiente? Creía que era una mantis religiosa» dijo irónicamente Emma.

«La mantis viene después...Cuando ha elegido su presa y se la lleva a su madriguera...Juega con ella, le succiona hasta la menor gota de vitalidad antes de tirarla sin vergüenza alguna. ¡Una verdadera súcubo esa tía!

«Rubs, no te entiendo...Más te escucho y más me pregunto cómo aún no has estado en su cama...»

«Si solo fuera por mí, ya hubiera estado dentro desde hace mucho tiempo...Es Regina la que elige a sus pretendientes, sino sería demasiado fácil»

«¿Conoces a alguno de los "dichosos" elegidos?»

«Conozco a uno, sí, y tú también»

«¿De verdad?»

Sin decir más, ella lanzó una mirada tras Emma que tuvo que darse la vuelta para ver a quién señalaba. Y cuando vio a la persona en cuestión, soltó una exclamación de estupor.

«¿Hablas...en serio?»

«¡Sí!» dijo Ruby entre sorbo y sorbo de Coca-cola «¿Asombrada, eh?»

«Pero, ¿pensaba que solo escogía estudiantes?» dijo con un tono suspicaz Emma

«Y así es. Ante de tener el bar, August era estudiante aquí, hace tres años. Estaba en el último año cuando yo llegué. Fue él quien me dijo que se había acostado con ella»

Clases particularesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora