Capitulo 4

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Por fin viernes, había esperado toda la semana por el fin de semana, era mi única motivación, sin embargo este fin de semana en especial tenía una desventaja, una muy grande. Era el último fin de semana de vacaciones. El colegio comenzaba el lunes y yo ya estaba aterrada.

Más cambios.

Mi vida estaba repleta de cambios constantes y aun así no lograba sentirme del todo bien, me sentía como sacada de escena, como si no perteneciese a ningún lugar aunque lo intentase. Como si yo realmente no fuese la verdadera yo, algo completamente ilógico. Debía volver con el psicólogo.

La semana había sido medianamente tranquila, las reuniones y proyectos me agobiaban, mantener todo en órbita era mucho más complicado de lo que creí. Nunca pensé que una diseñadora de moda se encargara de tantas cosas a la vez, sin embargo así era y debía hacerme cargo de la mayoría de sus tareas. Christopher me había hablado pero lo justo y necesario, pasaba su día en el estudio de su padre haciendo quien sabe qué y cada tanto me ayudaba con tareas que su madre le encargaba. Era un chico de negocios, de eso no había duda, por lo que verlo en el mundo de la moda me causaba un poco de gracia. Su semblante de hombre serio y poderoso no me coincidía con la edad que tenia, pero al parecer en el Upper East Side todos eran así ya que sus amigos, eran exactamente igual. El único más relajado parecía ser Andy. Estaba siempre con ropa informal y con una sonrisa en la cara que podía alegrarte el día. Me caian bien y al parecer sacando su aura de machos alfas egocéntricos eran buenos chicos.

- ¿Quieres que hagamos algo en la noche?

Estábamos caminando por el central Park con mi mejor amigo para ponernos un poco al día. No lo habia visto en toda la semana y lo extrañaba.

- Podriamos ir al nuevo bar. O alguno de por aquí. – Me miro con mala cara y solté un bufido, necesitaba hacer mi vida de nuevo, no que me protegiesen por siempre del pasado.

- No creo que sea una buena idea, ¿Por qué no vemos una película con las chicas?

- Nate, vengo de una semana extremadamente agotadora, es el último fin de semana antes de empezar en ese nuevo colegio que ya estoy odiando sin siquiera conocerlo y aparte extraño reírme con mis amigos. ¿De verdad vamos a ver una película? Necesito diversión.

- Comprendo. – Con su cabeza lentamente asintió como evaluando la idea. – Bien pero a las 3 como tarde nos volvemos, ¿okey?

- Gracias, gracias. – Lo abrasé como pude mientras caminábamos y el comenzó a reírse.

- No quiero tener que ser tu guardaespaldas, Sophie. Conoces las reglas. – Asentí con la cabeza y al parecer eso lo dejo más tranquilo ya que soltó un suspiro que tenia contenido. Entendía que la idea no le agradara pero estaba harta de ver películas y comer helado cada vez que nos juntábamos. Cinco meses sin salir era demasiado tiempo, prácticamente una eternidad y necesitaba volver a ser una adolescente normal. - ¿Tus padres?

El poco buen humor con el que me había levantado se esfumo en el momento en el que Nate preguntó. No me gustaba hablar de mis padres, ellos nunca estaban conmigo, ni siquiera en mis peores momentos. No sabía que tenía tan importante el trabajo de ama de casa y de asistente que los mantenía tanto tiempo fuera de casa, pero al parecer para ellos era mejor eso que estar con su hija.

- Ni idea, no están en casa, como siempre.

- Debes comprenderlos, Sophie. Ellos hacen lo mejor para ti.

Asentí sin prestarle atención, el siempre decía lo mismo, como si entendiese la situación, sin embargo, a pesar de que sus padres si estaban ocupados todo el tiempo ellos por las noches volvían a su casa para por lo menos cenar con él y estar presente en su vida. En mi caso ni siquiera eso hacían. A lo sumo los veía una o dos veces por semana. La heladera siempre estaba llena por arte de magia y cada lunes miércoles y viernes había plata en la encimera para mí. No sabían donde pasaba mis días, ni quiénes eran mis amigos o cuando me iba de viaje. No estaban presentes en mi vida. Para lo único que estaban era para mandarme, a que colegio tenía que ir, como me debía comportar con Mary, la ropa que debía usar, que me portase bien y no me vaya a olvidar que antes de irse siempre me dicen que me aman con lagrimas en los ojos, como si les fuese a creer.

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