Lunes.
Nunca había odiado los lunes, sin embargo sabia que odiaría este lunes. Primer día de escuela. Mi primer día en aquella maldita escuela tan prestigiosa de NY. Me había puesto la alarma más temprano de lo normal porque quería conocer las instalaciones antes de que las clases comenzaran. El horario me lo habían mandado por mail, aunque no lo crean.
Conecte mi celular al pequeño equipo de música que tenia y me entre a bañar. Seque y planche mi pelo para que quede extremadamente liso y me maquille. No me gustaba mucho hacerlo a pesar de ya ser una costumbre. Los ojos los había dejado sin nada mientras que en la boca tenía un bordo oscuro que contrarrestaba con mi piel pálida.
El maldito uniforme estaba sobre mi cama, me lo habían entregado el viernes y me quedaba completamente espantoso por lo que trate de modificarlo un poco ajustando la camisa para que no pareciese dos talles más grandes al igual que la pollera la cual también recorte un poco dejándola en la mitad de mi muslo. Con mucha tranquilidad me lo coloque ya que venía bien de tiempo y busque mis estiletos negros. Mary me había comentado que nadie usaba otra cosa que no sean estiletos a no ser que estuviésemos en gimnasia.
Ya lista para salir escuche unas voces provenientes de la cocina. Al acercarme pude observar una mujer con un vestido ajustado por debajo de la rodillas y zapatos altos aunque no tan altos como los míos y frente a ella un hombre de traje muy concentrado en la conversación.
- ¿Mama?¿Papa? – las dos personas se voltearon confirmándome que eran ellos. ¿Qué hacían aquí?
- ¡Sophie, hija! Buenos días, te estábamos esperando para desayunar.
- ¿Que hacen aquí? Y vestidos así...
- Es que hoy tengo un almuerzo con mi jefe que es muy importante. Las apariencias son todo, hija. – Al escuchar la voz de mi padre me sorprendí. Hacia tanto que no la escuchaba que ya prácticamente la había olvidado y me enfurecía de tal manera que me provocaba ganas de llorar. – Ven, acércate.
- Vuelvo a preguntar ¿Que hacen aquí?
- Vinimos por tu primer día de clase, cariño. Compartir este día que tanto esperaste.
Me acerque al desayunador sentándome en una de las banquetas al lado de la que se encontraba mi madre, frente a nosotras, el hombre del cual ya había olvidado hasta la voz.
- Yo no lo espere, yo no quiero esto. Ustedes lo quisieron.
- Hija tienes que comprender que es por tu bien, ese colegio te dará el prestigio que necesitas para entrar a las mejores universidades. – Mi padre me miraba con ternura como si todavía tuviese cinco años, como si no comprendiese la situación.
- Yo siempre tengo que comprender todo, ¿cierto? Tengo que comprender que arruinen mi vida a mis 17 años, que nunca estén por trabajo, que todo es por mi bien, que algún día entenderé y todas las cosas que siempre me dicen cuando los veo cada ¿Cuánto? ¿Dos meses?
Sabía que el día iba a ser desastroso.
- Ya queda poco, hija, lo prometo. Con papa volveremos a casa y estaremos para ti todo el tiempo que necesites.
- Ya no los necesito, eso es lo que no comprenden. – Sus ojos se llenaron de lagrimas y toco mi cabello en forma de consuelo.
- Uno siempre necesita a los padres, pequeña.
Y era cierto, no dije nada porque no quería discutir. No quería sacar a la luz el momento en el que más los necesite porque estaba segura que ni siquiera estaban al tanto y no quería generar un drama más dramático en el primer día de escuela. Me quede con ellos desayunando ya que mi padre se ofreció a llevarme y entablamos una conversación normal, como hacía años no tenia. Me preguntaron por mi trabajo y mis pasiones, así como también por Nate y las chicas. Claramente no podía quedar fuera de tema el perfecto Christopher Stone. Mi madre lo adoraba. Pero cambie de tema rápidamente para volver a mi mejor amigo. A pesar de la furia y los años cuando se interesaban se me hacia fácil hablar con ellos, eran jóvenes y estaban al tanto de todo aunque yo no lo supiese, cosa que me sorprendió.
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Just One More
Teen Fiction"-Todo lo que hice fue para que te enamoraras de mi. Para que veas que yo tenía razón. -Sus ojos completamente aguados se reflejaban en los míos mientras terminaba de romper su corazón, mi corazón. - Solo eres eso, Christopher. Solo eres uno más." S...