Capitulo 16

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Ya por fin era viernes

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Ya por fin era viernes. Momento de la semana en la que no solo no había trabajo ni escuela si no que podía volver a ser yo, estando con mis amigas de siempre, en mi barrio de siempre, lejos de todas esas personas que, aunque me caían de maravilla, eran todavía abrumadoras para mí. Necesitaba tiempo para mí, para pensar en todo lo ocurrido en la semana y más específicamente en la conversación que había tenido con Ian. Había cosas que no entendía, no me cerraba por ningún lado y necesitaba saber la verdad aunque supiese que iba a doler.

El teléfono sonó y me apresure a terminar de masticar antes de atender.

- Oficina de Mary Stone.

- Me encanta cuando pones ese tono formal... Me calienta de una forma.

- ¿Qué haces llamándome al teléfono de la oficina cuando estás en el piso de arriba, Stone?

Revolee los ojos y seguí buscando información en la computadora y corrigiendo algunos mails que debía enviar antes de que acabara el día, lo cual era en menos de 10 minutos.

- Porque no estoy arriba. ¡Estoy frente tuyo y ni siquiera me escuchas! – Fruncí el seño y corte la llamada. No tenía sentido seguir hablando por ahí. Levante la vista y efectivamente el rubio estaba en el medio del living mirándome enojado.

- ¿Qué ocurre?

- Quería preguntarte que ibas a hacer. Está lloviendo muy fuerte afuera como para salir.

- ¿De qué diablos hablas? No está lloviendo.

Me levante de la silla lo más rápido que podía para ver por el ventanal que se encontraba a mi espalda y efectivamente no estaba lloviendo, se estaba cayendo el mundo. No entendía como no me había dado cuenta o siquiera escuchado. Ni un trueno, relámpago, nada.

- Tendré que pedirte un paraguas. ¿Puede ser?

- Y tendrías que caminar hasta la parada de subte, más la caminata hasta tu casa. Estas completamente loca, ¿Por qué no te quedas? - Le sonreí y mire mi teléfono, el cual, me borro automáticamente mi sonrisa. Era un mensaje de Mary y otro de mi madre indicándome que iban a cenar todos juntos, que me quedase en el departamento hasta que se calmase el tiempo. – ¡Oh por cierto! olvide decirte que tu madre me pidió que te quedes aquí quieras o no.

-Gracias por avisar.

Revolee los ojos y me volví a sentar en mi puesto. Ya que tenía que quedarme aquí obligatoriamente por lo menos adelantaría las cosas para el lunes si es que podía. Pasaron unos cuantos minutos que me habían ilusionado pensando que quizá Christopher iba a comportarse como una persona normal y no me molestaría en lo que quedaba del día sin embargo al pasar siete minutos con treinta y cinco segundos supe que esa ilusión no era más que eso, un hermoso sueño que no se cumpliría. Lo sentí sentarse a mi lado con otra silla y se acerco tanto como pudo hasta que nuestras rodillas se tocaron. No hablo sin embargo sabia que se quedaría ahí esperando el momento justo para molestar y molestar hasta que me sacase de mis casillas.

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