Capitulo 9

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    El aire chocaba contra mi cara a medida que aumentaba la velocidad, sentía como mi piel se secaba a cada paso pero no me importaba

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   El aire chocaba contra mi cara a medida que aumentaba la velocidad, sentía como mi piel se secaba a cada paso pero no me importaba. La sensación de mi corazón latiendo cada vez mas fuerte, el aire de mis pulmones entrando y saliendo en perfecta sincronía y el dolor de mis piernas aumentando a cada golpe de mis zapatillas contra el pavimento.

Amaba correr. Más que nada cuando tenía muchas sensaciones que no comprendía dentro de mi cuerpo, era la única manera de descárgame de buena forma. Entrenar en las mañanas era como una pasión que poca gente comprendía, la energía que recorría cada parte de tu cuerpo despertándolo, avisándole que el día había comenzado, que estaba en forma suficiente como para realizar cada cosa que se propusiera, era una sensación indescriptible.

Al llegar a los 10 kilómetros comencé a bajar mi ritmo hasta frenar completamente y cambie la música motivadora por una más relajante. Las barandas del Central Park eran de la altura perfecta para estirar los músculos, cosa que comencé a realizar en el momento que la música nueva comenzó. Abrí la mochila esperando no haberme olvidado ni la toalla ni la botella de agua que tanto necesitaba. Todavía era verano y las temperaturas lentamente comenzaban a aumentar a medida que el sol salía. Ya era tarde y tenía que volver a lo de mi mejor amigo para darme una ducha rápida antes de entrar a clase.

Cuando el ascensor se abrió lo primero que vi fue a la nana de Nate preparando el desayuno para los cinco adolescentes que seguían dormidos. Me saludo alegremente y señalo la comida, asentí entendiendo su pregunta y se puso a prepararme algo para mí también. Sabía la dieta saludable que llevaba así que se tenía que poner a hacer algo aparte. Sin duda la adoraba.

Entre a la habitación dando un portazo pero nadie, absolutamente nadie me prestó atención. Eran 5 morsas todas desparramadas por todos lados. Mi mejor amigo fue mi primer objetivo así que me acerque despacio hasta su cama, la cual habíamos compartido, y comencé a zarandearlo para despertarlo. Nada. Lo sacudí un poco más fuerte y nada. Entonces recurrí a mi última opción. Me acerque a su odio y con toda la dulzura del mundo que tenia le dije.

- ¡NATHANIEL MALDITO OLGAZAN LEVANTA ESE CULO GORDO DE LA CAMA!

El grito fue mas fuerte de lo que esperaba no solo haciendo sobresaltar a mi amigo si no que todas las chicas también se despertaron, soltaron quejidos e insultos hacia mi pero me sentía orgullosa de mi trabajo.

- ¡¿Es que tú estás loca?! – Se llevo una mano al corazón mientras que su pecho subía y bajaba gracias al susto. Solté una fuerte carcajada y comencé a dirigirme hacia el baño tomando mi uniforme y lo necesario para bañarme.

- Vamos que es tarde, la nana ya está preparando el desayuno y los quiere a todos listos y cambiados para cuando bajen. – Nate y Luce volvieron a taparse la cabeza con la frazada intentando ignorarme. - ¡YA! Si cuando salgo no están todos listos para ir a desayunar un grito va a ser lo más leve de la mañana.

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