La Hija de las Criaturas

Visitando a un amigo

Hasta este punto llegan las correcciones, disculpen mi horrible ortografía. Prometo seguir corrigiendo, pronto.

Regresé tranquilamente a la sala común.

—¿Por qué salieron corriendo?— inquirí sin preocupación.

—¿¡Por qué!?— respondió un Ron bastante alterado.

—Él no les iba a hacer daño.

—¿¡Él!?

—¿Acaso no vieron trio de ciegos? Es su trabajo cuidar algo, ¿no vieron la trampilla?

—No estaba prestando atención a sus pata, ¡yo estaba sus viendo sus dientes!

—Tranquilo Ronnie, luego hablaremos sobre esto, por ahora hay que ir a dormir.—
Puse fin a la conversación.

Me encaminé hasta la habitación junto a Herms.
Sin embargo solo me podía concentrar en que es lo que cuidaba Fluffy .

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Estábamos con Wood en el campo de Quidditch, él nos estaba explicando las reglas y la función de cada pelota.

Harry atento, lo memorizaba todo.

Luego nos pidió que diéramos una vueltas para ver la velocidad que teníamos.

—Muy bien  Ani, si sigues así serás una gran cazadora. Es una lástima que no seas mayor...

Me sonrojé levemente, tornando mi cabello de un rosa claro.

Harry bufó,  y así se dieron por terminadas las pruebas.

Regresamos a clase, las cuales no eran problema para mí, ya que no me iba nada mal; de hecho era la mejor de mi clase (después de Hermione, claro) siempre levantaba la mano para participar.

Regresé a la sala común con Herms, teníamos que estudiar, porque al día siguiente practicaríamos el encantamiento levitador.

Estudié arduamente un rato , hasta que me di cuenta que mi amiga se había quedado dormida con el libro en su brazo. Solo sonreí y la tape con la sabana; a veces creía que Herms se esforzaba demasiado.

Salí de la sala común, atravesando el retrato de la señora gorda, dirigiéndome al tercer piso.

Cuando llegué , Fluffy me estaba esperando.

—Majestad— dijeron las tres cabezas al unísono, haciendo una reverencia.

—Soy solo Ani, Fluffy— corregí al gran can.

—¿A qué se debe su majestuosa presencia?

— Les  dije que vendría ¿no?

—Sabemos  muy bien lo que hace aquí majestad, pero desgraciadamente no podré decirle, son ordenes.

— Entiendo, no deben preocuparse, solo vine a traerles algo.— Tres filetes aparecieron frente a cada cabeza.

—Gracias majestad— dijeron las tres cabezas al unísono.

—Tengo una pequeña duda.

Fluffy accedió inclinando sus cabezas.

— ¿Que tan valioso es lo que resguardan?

—Demasiado majestad, tanto que ya lo esta buscando alguien de mal corazón, que alguna vez quiso destruirla.

Asentí, intentando no alterarme frente a Fluffy.