"La indicada"

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Animalia después de 3 días por fin despertó y su regreso fue realmente mágico.

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Ani poco a poco fue abriendo sus ojos.

Observo su alrededor cuidadosamente y soltó un suspiro de alivio al darse cuenta que ya no se encontraba en la repulsiva mansión. En ese momento su cabeza comenzó a dolerle con fervor.

Trato de llevar sus manos a su cabeza pero estas estaban sujetas por un cuerpo externo.

Y entonces se dio cuenta que le faltaba la respiración ya que alguien la tenía sujeta y la estaba aplastando.

Eran tantas cosas que procesar, pero ella ahora lo único que necesitaba era oxigeno.

Así que hizo lo primero que se le ocurrió para conseguirlo.

Ani mordió el brazo de la persona que la tenía sujeta. Este al sentir la fuerte mandíbula de la joven, la soltó inmediatamente dejándola caer al suelo.

-¡Rayos!.- maldijo nuestra reina, desde el piso.

-¡Ani!.- George se abalanzo hacia la reina, pera fundirla entre sus brazos.

Literalmente el joven cayó sobre ella, aplastándola aún más.

-George... no ... res..piro.- intento pronunciar la reina.

-Oh como lo siento.- George se separo ligeramente de Ani, pero aún se podría considerar que estaba invadiendo su espacio personal, pero eso no les importaba a ninguno de los dos.

-Hola Georgie .- saludó su amada.
-Ani estás aquí, sana y salva.-
-Yo también te extrañe.- Ani se separo ligeramente de George.
Y observo su hermoso rostro que no había visto desde hace tantos meses.
Los dos se analizaron mutuamente y notaron los ligeros cambios en sus rostros.
Ani observo las grandes bolsas bajo los ojos de George y estos mismos rojos e hinchados.
George observo lo pálida que se encontraba la piel de Ani, sus múltiples cortadas y moretones por toda su figura. Pensó en todo lo que tuvo que pasar su bella y dulce Ani. Cada moretón era una latente marca de ese sufrimiento. El se arrepentía de haberla dejado marcharse aquel día en la boda.
Nunca debió dejarla ir, si ella se hubiera quedado, no se encontraría de esa forma.
-Se lo que piensas George.- sonrío débilmente Ani.- No es tu culpa, fue mi decisión no tienes que culparte...- Ani fue interrumpida por el dedo de George
-Shh claro que fue mi culpa Ani, si yo no hubiera soltado tu mano aquel día tú no estarías así ahora...- Ahora fueron los labios de Ani los que lo interrumpieron.
George volvió a sentir los dulces y gruesos labios de su reina, los que desde hace tanto tiempo había anhelado. Sus labios encajaban a la perfección, como si hubieran sido creados el uno para el otro.
Se separaron lentamente del tierno gesto y Ani comenzó a tener un ligero mareo pero eso fue suficiente para regresar lo poco que contenía su estómago.
Ani al sentirlo se levantó rápidamente, abrió la ventana del cuarto de los gemelos y sacó medio cuerpo por ella.
George al darse cuenta de esto, se levantó y sujeto su opaco cabello.
-No tienes que hacer esto George, no quiero que me veas así.- Ani volvió a vomitar.
-Amor, por ti voy a hacer lo que sea y recuerda que no es la primera vez que hago esto, de hecho tengo un poco de práctica.-
Ani se sonrojo un poco. De seguro alguna vez el la habría ayudado en una situación parecida pero Ani no estuvo lo suficientemente sobria para recordarlo.

-Gracias George por todo esto, no sabes cuanto te quiero.-

Querer, ¡Ella había usado "querer"! ya estaba a solo un paso del "amar".

Se emocionó en su interior.

-¿En que piensas George?.- pregunto la reina metiendo su pequeña figura de nuevo a la habitación.
-Nada, solo estoy procesando todo esto bonita.-
Ani se acercó a George e intento rodearlo con sus, en comparación con George, pequeños brazos.

La Hija de las Criaturas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora