Memorias

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Fue más fácil de lo que pensó; conversar con Betas y Omegas se le hizo tan natural como el conversar con Yuuko o Minako. Tenía mucho que organizar, ya que sus horarios habían cambiado total y completamente tras el inicio de clases; patinaje, entrenamiento, ballet, estudios y sin contar la especialidad en academias que debía seleccionar obligatoriamente.

Su primera semana había sido caótica y no era un iluso como para no darse cuenta que, en esos pocos días, ya había llamado considerablemente la atención. El primer intento y fallido que realizó el Alpha de acercarse marcó precedentes para todos los otros y no por nada comenzó a escuchar en los pasillos que el nuevo Omega había adoptado un cachorro de tigre que protegía a su mami con garras y dientes (mejor dicho, patadas y combos). Sabía que la pubertad le había sentado bien a su apariencia y tenía también conciencia que su actitud algo tímida le sentaba como anillo al dedo con lo que se espera de un Omega, pero no era de su agrado, una vez tomaba confianza él se volvía una persona segura y expresaba sin filtros que tenía su visión del mundo y sus fuertes convicciones.

-¡Yuuri! necesito que busques una mesa adicional para niños en el desván, llegó una familia numerosa a cenar. -Mari Katsuki era una Beta muy alegre y la siguiente encargada del onsen, su actitud siempre fue tosca, pero frente a su pequeño hermano se volvía alguien de quien uno podía valerse. El Omega se levantó del escritorio para realizar la labor encomendada por la mandamás de la familia, comenzó moviendo unas cuantas cajas correr alguna que otra silla, llenarse de polvo en el proceso y por último pegar un alarido de dolor tras recibir con fuerza un libro en el pie. Levantó lo que parecía ser un álbum de fotos y tras ojear la primera página, lo guardó bajo su brazo para echarle una ojeada tras encontrar esa maldita mesa para infantes.- Gracias, hermanito y... yo que tu tomo un baño.- respondió Mari tras recibir su encargo y notar el estado en el cual había quedado el menor tras una pequeña incursión en el desván, en su rostro se podía ver la mueca por tratar de no reírse, al menos no en su cara.

-Así que patinaje. -dijo Yuuri sonriendo de manera inconsciente, antes de entrar a los baños, Yuuko le había escrito que de manera predeterminada que le había incluido en la academia de patinaje sobre hielo así no tendría que pasar por todos los clubs. Una preocupación menos en su cabeza, no es como si quisiera averiguar qué otra cosa le gustaba.

Le había agradado Yurio con su temple de acero y sus locuras, era un Omega dulce si te ganabas su afecto. Sentía que podía confiar en ese pequeño aún que no estaba dentro de sus planes encariñarse mucho con la gente, ese gatito se abría camino rápidamente para comenzar a anidarse en su corazón ¿de verdad tan fuerte era su instinto maternal de Omega?, mejor no darle más vueltas al tema ya que sabía que no todo era racional y menos cuando eras uno. Hablando de Omegas ¿Cuándo fue su último celo? haciendo cálculos mentales llegó a la conclusión que aún faltaban unos 30 días para su celo trimestral, lo mejor sería prepararse con antelación con supresores y anticonceptivos.

Se secó el cabello con la toalla y se vistió holgado con un pijama diseñado para Omegas (una camiseta de tirantes y unos shorts de una tela muy suave), se sentó sobre su cama notando como su trasero caía sobre una superficie plana y dura. "El Álbum" ojeó sentado el libro y con una sonrisa observó que en este habían fotos de sus padres y los Sres. Nishigori; Yuuko y Mari parecían llevarse bastante bien de pequeñas y en una de las últimas fotos se encontraban radiantes su madre y la madre de Yuuko, ambas embarazadas y al parecer tendrían a sus bebes en las mismas fechas. Y pensar que allí estaban él y Yuki. Era una pena que el fuese demasiado pequeño como para recordarle y lo más probable es que Yuuko le consintiese tanto debido a la pérdida de su propio hermano... Un reemplazo a su hermano Omega desaparecido.

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No le agradaban mucho los Alphas con su temple y su superioridad jerárquica, las complicaciones que conllevaban las malditas feromonas hacían que el solo pensar en someterse a uno le diera repelús ¿Por qué debía ceder ante ellos solo porque su Omega interno chillaba y rogaba que se lo metieran? Los celos eran desastrosos en su caso personal. Su primera vez fue caótica y con 13 años había sufrido un trauma de proporciones... es más, esa había sido la principal razón por la que su madre, hermana y Yuuko le sacasen de la escuela y lo mantuviesen encerrado con educación particular.

"Katsuki Yuuri con solo 13 años era un adorable Omega que si bien tenía sus kilos de más, su lindura hacía obviar el pequeño detalle. Era una pena que los niños y jóvenes de esa edad tiendan a pasarse de la raya cuando se trata de entablar una relación con aquel que les gusta, los constantes abusos y bromas que sufría el pequeño Omega, quien ni por enterado se daba que la verdadera causa de su sufrimiento era el ser adorable y no su peso, estaba a nada de un colapso nervioso.

Todos los días llegaba tarde a clases deseando con desesperación que ocurriese algún accidente que acabara con su vida, o al menos con el establecimiento educacional, lloraba frente a su madre pidiendo que por favor lo dejara en casa por lo que en esta ocasión no le habían tomado en serio cuando dijo que no se sentía como lo usual... grave error.

Cuando entro al salón de clases algo extraño se percibió y los primeros en percatarse de la diferencia fueron los Alphas que usualmente molestaban al de pelo azabache. - "¿sienten ese aroma?... proviene de Yuuri".- Terminó de decir Yasuo, un joven Alpha de 13 años el cual se relamió los labios de una manera provocativa mientras acortaba la distancia que le separaba del menor.- "Hueles bien Yuuri... creo que te quiero marcar".

Todas las alertas del pequeño se prendieron e intentando huir de allí. Sus piernas flaquearon, su cuerpo se sentía caliente y el pánico de no poder controlase le hizo llorar fuertemente de miedo y dolor "el calor que quema tus entrañas es celo". Antes que Yasuo pudiese tocar al pequeño, otro de sus compañeros Alphas lo tacleó gritando que no se acercara a su Omega, propinándole fuertes golpes.

El caos se desató y la violencia se propagó como el fuego, las autoridades se hicieron presentes, los policías separaban a los jóvenes que se peleaban por el derecho de marcar al Omega, los niños lloraban y a Yuuri se lo llevaron en ambulancia. Por una suerte primitiva Yuuri no había sido marcado, los Alphas estaban demasiado enfrascados en pelearse entre ellos como para tomarle.

El reporte médico revelo que nuestro joven Omega poseía una cantidad absurda de feromonas y el celo que llego abruptamente desató los instintos de todos llegando incluso a aceleran los celos de sus compañeros. La familia Nishigori se hizo cargo de los gastos para que pudiesen dar con algunos supresores que pudiesen hacer efecto en el cuerpo de Yuuri, pero aún no había explicación lógica a la cantidad excesiva de feromonas, lo único que de verdad podría mermar la complicada situación era conseguirle una pareja a Yuuri.

-Antes muerto. -se dijo mientras se giraba indignado sobre su cama para conciliar el sueño.


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Hola queridos lectores, no había tenido la posibilidad de escribirles en el fic antes... quizás los nervios o que simplemente soy una desconsiderada.

Me siento muy agradecida con todos ustedes, ya que no se imaginan lo lindo que es ver como de a poco el contador de lecturas sube y los comentarios agradables aparecen.

Apelando a su buena voluntad, espero recibir mas comentarios por parte de ustedes <3 <3 <3 

Saludos 

Atte Red Chesnut .

Lo precioso de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora