EL REGRESO DE ROGUE

586 37 1
                                    

Rogue POV'S

Decidí regresar al gremio, pero no porque Sting me lo haya pedido, sino por mi querido Frosch. Durante el viaje en tren, infernal cabe decir, no le dirigí la palabra, aunque me sentía fatal por los síntomas que me daban al estar sobre un transporte. Miraba el paisaje por la ventana, y de vez en cuando observaba a Sting, el cual obviamente se hacía el dormido.

Intentaba asimilar lo del beso, ya que aún no me lo podía creer, de verdad sucedió, pero me preguntaba por qué lo habrá hecho. Minutos después caí abatido en el asiento, todo me daba vueltas y aún quedaban dos horas más de viaje.

-Tenemos que aguantar...ya nos bajaremos de esta cosa - me murmuró Sting, igual de abatido que yo.

No le presté atención y acto seguido cerré mis ojos, esforzándome por quedarme dormido para no sentir estos malestares.





(Dos horas después)

Llegamos por fin a Magnolia, Sting insistió de sobremanera en llevarme el equipaje, aunque sólo era mi maleta, había sido un escándalo innecesario.

Caminamos en silencio hasta el gremio, no teníamos nada de qué hablar, o al menos eso quería creer.

Luego pude divisar el gremio desde lejos, y una voz diabética me sacó de mis pensamientos.

-¡Rogue! - me gritó Frosch, quien venía corriendo de forma frénetica hacia mí.

Unas pequeñas lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, sentía que había pasado una eternidad desde que me despedí de él.

Frosch saltó a mis brazos, lleno de emoción, yo tampoco pude ocultar mi alegría al verlo, así que lo abracé con todas mis fuerzas.

-Todos te estaban esperando, Rogue - oí que murmuró Sting; alcé mi vista y ví que Minerva, Yukino, Rufus y los demás me esperaban sonrientes en la entrada.

Me sorprendí un poco, pero me avergoncé también, ya que la última vez que estuve frente a ellos me encontraba herido y humillado.

-Bienvenido de vuelta, Rogue-sama - me dijo Yukino, abrazándome suavemente.

-Tal parece que ahora hiciste las cosas bien, Sting - dijo de manera irónica Minerva, dirigiéndose al ya mencionado.

Me percaté de que Sting no respondió ante ese comentario, sólo guardó silencio.

Durante el día mis compañeros no me daban tregua, me llenaban de preguntas, me interrogaban sobre en dónde estuve este tiempo, y algunos recalcaban que le darían una paliza a Sting si volvía a hacerme daño, sin importarles que él fuera el maestro.

Al caer la tarde logré descansar, me eché en mi cama ya que estaba algo mareado por tanta pregunta. Le pedí a Yukino que dejara dormir a Frosch en su cuarto, a lo cual ella no puso queja alguna. Hoy necesitaba estar solo, reflexionar sobre lo sucedido y decidir si perdonar a Sting o no. Aunque me dí cuenta de que Sting no me habló en todo el día, se mantuvo apartado de mí, ni siquiera me miraba, era extraño no tenerlo sobre mí hostigándome o algo parecido. A lo mejor me estaba dando mi espacio, o simplemente no se atrevía a acercarse por haberme besado antes. Me sonrojé al pensar esto último, aún podía sentir la cálidez de sus labios sobre los míos y muy en el fondo deseaba que aquello volviera a pasar.

En eso tocan la puerta de mi cuarto, quién quiera que sea interrumpió mis pensamientos, y detestaba que hicieran eso.

Me levanté de mala gana a abrir la puerta, y al girar la perilla me encontré con un "sonrojado" Sting, o al menos parecía estarlo al fijarme bien.

Entre Las Sombras | StingueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora