- Capítulo 2 -

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"¡No!" grite una y otra vez, pero eso la seguía alentando hacerme lo que quería, ella me empujó de nuevo para mantenerme firme contra la pared, sentía su mano subiendo poco a poco por mi muslo y eso me subía el vestido, se alejó para verme el rostro y pese que sus ojos estaban más oscuro, no me mostraba su deseo; se acerca a besarme de nuevo ¡Espera! ¿Besarme he dicho? ¿Se podría llamar beso aquello? Le aparte la cabeza y ella no siguió mi movimiento, en cambio apoyo su cabeza en mi hombro, pero de inmediato noté un dolor agudo, iba a volver a gritar pero tenía los dientes apretados y además me había propuesto no gritar.

"¡Oh sí! Grita venga me gusta escucharte gritar", insistió con voz ronca; pero mantengo mi vista hacia otro lado desde que giré mi cabeza "¡No! Por favor, basta ya" le supliqué, pero ella volvía a morderme y noté un dolor mucho más fuerte que la primera vez, mis rodillas ya no aguantaban, pero ella tenía una fuerza que no me imaginé podía llegar a tener con solo verla, el haber tomado esta noche no me ayudaba, me sentía abrumada; soltó un poco mis manos para poder tener una mano libre, pero su cuerpo estaba presionado sobre el mío, llevó su mano hasta mi pecho y lo presionó un poco, su intención era clara sacarme el vestido; el roce cerca de mi entre piernas me hizo soltar un pequeño gemido.

"Eres sensible al tacto y eso me gusta" lo dijo con una sonrisa de satisfacción, no soy una mujer que siente miedo fácilmente, pero ya que yo sola me puse en una situación que no esperaba, llegue a sentirlo un poco, así que lo intente de nuevo "Por favor, ya no, déjalo vale" le susurre, casi con la voz temblorosa.

Aprovechando mi debilidad y que me distraje, me giró y me puso de espalda hacia ella, pensé que me estaba soltando las manos y baje la guardia, pero tenía otra idea en mente; al tenerme así bajo la cremallera de mi vestido y soltó el sostén de paso; yo tenía mis manos apoyadas en la pared y ella tenía una pierna metida entre las mías, lentamente pasó su mano en mi espalda desnuda, bajando un poco las mangas de los hombros, pero por mi postura ella no podía bajármelo de una vez, siento acercar su cuerpo y se presiona contra el mío y besa mi nuca, bajando un poco por la espalda; eso me tomó por sorpresa ya que fue suave, sigue besándome mientras sus manos me rodean y toman mi pecho desde atrás, los aprieta con fuerza y vuelvo a gemir, frota mis pezones por encima del vestido. Ni el miedo que tenía evitaba que sintiera excitación, quise alejarla así que eche mi cuerpo hacia atrás, puso las manos en mis hombros y lentamente me giró para tenerme de frente, me vio a los ojos y su cara era poco legible, como un susurro me preguntó.

"¿Tienes miedo?" había malicia en ella, así que conteste "Sí" porque honestamente, no me valía de nada mentirle, así que le pregunté "¿Me vas hacer daño?" trate que mi voz sonara lo más tranquila posible.

Y cuando menos lo esperaba, me soltó las manos y retiro su cuerpo, dio un paso atrás y me observó, yo permanecí quieta y mirándola, nunca una mujer me había perturbado de esa forma, nunca me había sentido débil. Puso sus manos sobre mis hombres y lentamente bajaba mi vestido, al salir de mis brazos solo lo sentí caer a mis pies, pero no fue lo único, ya que ella anterior mente al bajarme la cremallera soltó mi sostén, volvió alejarse un poco de mí y fue sacando su blusa del pantalón, la tiró a un lado y fue cuando me percate, ella aún estaba vestida; yo permanecí paralizada contra la pared, ladeo la cabeza y fue cuando ella se dio cuenta que yo ya no tenía intención de defenderme, en su rostro apareció un gesto de decepción.

"¡Oh venga! No me estropees la diversión" dice con las manos en la cadera.

"¿Diversión?" fue cuando estalle en cólera "Pues será para ti"

¡Mierda! Aquello era exactamente lo que ella deseaba, ver mi reacción y en sus ojos apareció de nuevo una mirada de deseo "Así está mucho mejor" se acercó y colocó una mano a cada lado de mi cabeza, pero sin llegar a tocarme. "Eres una gatita traviesa" me susurró al oído, después me mordisqueo el lóbulo de la oreja y yo volví a tensar el cuerpo, a la espera que me mordiera con más fuerza en cualquier momento.

Mi Vida Entre Tus Piernas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora