- Capítulo 18 -

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Desde que volví a NY me he vuelto una adicta al trabajo de nuevo, ya que paso en mi oficina resolviendo todo lo que me llegue, cosas que en ocasiones no me corresponden pero quiero pasar mi tiempo ocupada, el nuevo proyecto también me tiene un tanto de cabeza; así que una vez que regreso a mi casa lo único que deseo es despejar mi mente con una ducha tranquila y luego dormir. Durante mi tiempo en la bañera recordé Amelia, el sexo con ella era una experiencia increíble y no me sentía capaz de apartar ese recuerdo de mi mente, imagine que notaba en mi piel la caricia de sus manos y suspire.

El estremecimiento de mi vientre fue tan real como el cosquilleo que notaba en la piel, frote esa parte de mi cuerpo para que desapareciera el hormigueo, pero fue un error; la agradable sensación del agua caliente en contacto con mi piel incremento un poco, mas mi sensibilidad. Quería más; vi su cara frente a mí, sus labios ligeramente entreabiertos y desee tenerla cerca, imagine que estaba allí y que introducía las manos en el agua, entre mis piernas.

Cerré los ojos, sabía que no era ella pero recurrí a todas mis fantasías para imaginar que era otra mano, gemí cuando empecé a notar una sensación placentera; no era necesario que guiara mis manos, pues ellas solas hacían todo el trabajo y acariciaban mis pechos en el agua. La mire, estaba inclinada sobre mí y mis caricias eran sus caricias, murmure su nombre y no podía parar, de alguna forma quería invocar su presencia; me hundí más en la bañera y me retorcí de placer, mientras el agua salpicaba a los lados; aumente el ritmo de las caricias, de repente, arquee todo el cuerpo y gemí en voz alta Amelia.

Deje la mano entre las piernas unos segundos más, para así poder disfrutar de la sensación, estaba sumergida en el agua, a punto de quedarme dormida; abrí los ojos, retire la mano y entonces me di cuenta de que no era más que mi mano y de que lo que había hecho, no era otra cosa que masturbarme pensando en ella.

¿Eso era lo único que me quedaba? ¿Ese era mi futuro? Hasta entonces, jamás me había preocupado el hecho de estar sola y sentir el deseo de hacerlo; sin importarme si en aquel momento tenía novia o no, ahora, la perspectiva me parecía muy poco atractiva, pero no me iba a quedar otro remedio que acostumbrarme.

Durante un tiempo seguí con mi rutina de vida que era básicamente solo trabajar, compensaba toda mi frustración de esa forma, sin embargo; esta vez era distinto, pues sabía que se había terminado todo entre nosotras dos. No estaba enfadada con ella, ni siquiera conmigo misma; ya que no era una separación por alguna discusión, pero simplemente me sentía vacía sin ella.

Días más tarde estaba en mi oficina, peleándome con los nuevos informes entregados del proyecto en marcha, cuando sonó el teléfono descolgué "¿Si?" dije en tono ausente "No aguanto más" dijo ella, me senté tiesa como un palo en la silla "No sigas" susurre, ya a la defensiva "Te echo tanto de menos..." me hablaba con voz entrecortada "No puedo dormir, y tampoco puedo... ¡Necesito verte!" dijo, su tono más exigente. "Es imposible" dije "Eso solo empeoraría la situación" me di cuenta de que había conseguido derribar el muro de un solo golpe "No puede ser peor de lo que ya es" dijo, en tono cansino "Si, si puede ser peor" grite, aunque me hubiese gustado más salir corriendo hacia su casa "Por favor, no me llames más; lo único que conseguimos así, es atormentarnos aún más" colgué sin esperar respuesta.

Me costó bastante recuperarme de su llamada, salí a comer con Alex ya que teníamos asuntos legales pendientes, así que prácticamente se convertía en comida de negocios; decidimos ir fuera, así que al regresar fue un impacto lo que mire. La Rubia a la que le había colgado el teléfono, se le había ocurrido la brillante idea de venir, estaba sentada leyendo una revista; iba de vestido a medio muslo con tonalidades blancas, verdes y lila, sandalias altas de un tono verde, cabello suelto y ligeramente maquillada; se miraba linda pero trate de mantener mi postura inicial.

Mi Vida Entre Tus Piernas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora