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De vuelta al "presente".

No quiero que ninguno de ustedes se acerque a mi hermanito, ¿Sí? Él es especial y muy buena persona como para que ustedes, par de idiotas a los cuales amo, lo intenten joder.— dijo Pete, demandante.— Cuando van a mi casa, solo saludan, nada más. Y vos Ryan... serás su niñera y todo lo que quieras, pero te quiero lo más alejado posible de él ¿Entendiste? Sé lo imbecil y malintencionado que puedes ser con la gente cuando quieres sexo. No trates de hacer eso porque vas a ser hombre muerto.

Las palabras de hace una semana de Pete me habían dejado aún más intrigado por el misterioso y, al parecer, inocente chico que ahora era el hermanastro de mi mejor amigo.

Y cuando a mí se me metía algo en la cabeza, nadie lograba sacármelo hasta que lo consiguiese.

La curiosidad me picaba muchisimo acerca de él, se me hacía algo raro, por lo que aumentaba más mi curiosidad.

Estos días había tratado de actuar amigable con él, tratando de ganarme su confianza para al menos ser amigos y así poder llegar a fondo con su... peculiaridad. Y aunque mis esperanzas habían sido bajas al principio, el menor poco a poco había cedido a hablar conmigo en pequeños momentos.

Me encontraba sentado en su cuarto, haciendonos preguntas el uno al otro con el motivo de conocernos. Sus preguntas eran bastante sencillas, típicas de una niña o un niño de primaria. Quizás más de niña, porque en ningún momento tocó el tema de deportes cosa que en general les gustaba a los chicos de cualquier edad. No era por ser esterotipado, si no le gustaban los deportes no era nada del otro mundo.

Eso si, nadie me podía negar que tenía un carácter bastante aniñado.

—Y decime, si no es mucho problema.— empecé, para hacer un poco más interesante esto.— ¿Cada cuanto te masturbas?

—¿Qué es eso?

Mi mandibula casi se cae al piso al escuchar su respuesta. Me sorprendía hasta que punto llegaba la inocencia de Brendon.

—Ya sabes... tocarte tu-

—¿Mis partes de princesa?— preguntó él.

Me asustó lo kinky que había sonado eso, supongo que lo había visto por internet con algo que le llamo la atención, pero dudo que haya entendido lo que realmente significaba.

—Si con tus partes de princesa te refieres a esto,— dije señalando mi pene.— entonces sí. ¿Cada cuánto te lo tocas?

Se quedo callado, como analizando mi pregunta. Desvió la vista de mí hacia sus dedos, con algo de color en su cara.

—Y-yo nunca lo hi-ce.— dijo sin mirarme.—No sé como hacerlo.

Me quede bastante impactado, pensé que era algo bastante instintivo, pero supongo que para un chico tan... ¿Puro? como él, que parecía haber caído del cielo, esas cosas que eran consideradas "pecado" ni las conocía.

No sé cómo ni en que momento terminé arrodillado enfrente de él. Su boca estaba entre abierta y sus cejas fruncidas, mirándome con algo de confusión. Esos labios sumamente carnosos me estaban invitando a hacer cosas que no debería hacer... Nunca había tocado aquella parte de otra persona, no era mi deber. Solamente era meter mi pene donde debía y ya, cosa que gustaba. No me encargaba de hacer que el otro realmente disfrute.

De todas formas, siempre había una primera vez para esta clase de aventuras.

—¿Te enseño?— le pregunté.

Su cara tomó un color rojo bastante fuerte, pero de igual forma asintió de manera tímida.

Bajé sus pantalones junto con sus bóxers. Tenía un tamaño considerable, siendo sumamente honesto. Tomé su miembro entre mis manos, sin dejar de hacer contacto visual con él y empecé a masajearlo suavemente. Cerró sus ojos, mientras suspiraba, dejando su preciosa boquita entre abierta.

Tomé velocidad poco a poco, sin dejar de mirarlo fijamente ante cada una de sus movimientos faciales. Mi miembro estaba empezando a ponerse duro también ante tal erótica imagen, sin embargo, me encontré más enfocado en darle placer con mis dos manos.

Al principio, solo podía esucharse algunos pequeños sonidos que emitía. Pero a medida que yo lo tocaba más rápido, el volumen de sus gemidos y lloriqueos aumentaban.

No debería sentirse tan bien esto cuando no era a mí a quien estaba masturbando... pero no podía encontrar otra palabra que placentero el sentir como Brendon estaba sintiéndose excitado por primera vez por mi culpa.

Dios, de solo pensar lo virgen que era y lo apretado que debe ser su trasero me prendía aún más.

No tardó mucho en correrse, puesto que era la primera vez que experimentaba algo así.

Me hubiera quedado un rato más mirando su cara roja, con algo de sudor y su pecho bajando rápidamente, pero tenía que traer algo para limpiarlo y ocuparme de mi problema.

En su baño, me encargué de masturbarme con esa imagen de Brendon rojo y gimiendo que estaba seguro que se iba a quedar grabada. No estaba bien, jamás me había tocado pensando en una persona específica... pero los labios de Brendon me daban ganas de querer romper todas mis reglas. Y mierda, estoy seguro que cuando pruebe un poco de él por primera vez, me iba a volver más adicto a él que a cualquier cosa.

Me limpié y limpie un poco el baño, para luego llevar un poco de papel higiénico y así encargarme del enchastre.

Para ese momento, él ya tenia sus boxers puestos y de nuevo su pantalón. Pude escuchar un "estuvo cerca".

—¿Dijiste algo?— le pregunté.

—No.

Tiré los papeles al inodoro y me aseguré de que se vayan cuando tiré la cadena.

Me senté en su cama, en el espacio que me había dejado puesto que se había acostado. Corrí un poco su pelo de la cara para verlo mejor.

—¿Cómo estuvo, bebé?— le pregunté.

Su cara se volvió roja, por lo que la ocultó un poco. —Excelente.

Me sonreí con autosuficiencia, mientras pasaba mi mano un poco por su cara.

—Me alegra escuchar eso, porque no va a ser la última vez.

Ni la única cosa que va a pasar.

—P-ero mi herma-

—No pienses en él, es nuestro pequeño secreto... ¿Sabes guardar un secreto, Bren?

—Sí...

—Entonces no hay nada que pensar.

Escuché la puerta principal abriéndose, por lo que me retiré rápido del cuarto del menor.

—Espero que estés cumpliendo lo que te pedí, Ryan.— dijo Pete entrando a su cuarto, sabiendo que yo estaba allí.

—¿Cuidar a tu hermanastro desde lejos? Por supuesto que lo hago. ¿Alguna vez te he fallado, Wentz?

—Solo era un recordatorio, enserio no quiero que te acerques a él porque sé que significas caos.

Bueno, ya es un poco tarde para eso, mejor amigo.

b f b ;; rydenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora