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[Un mes y algo más tarde]

Me desperté incluso antes de que sonara mi despertador, aunque no necesariamente mi mente se mantuvo completamente dormida en las pocas horas en las que se supone que debería estarlo. No era la primera vez que abría los ojos esa madrugada, con miedo a no escuchar la alarma de las 7:30.

No era mi primer día de clases, pero estaba incluso más nervioso que aquel día... Sin embargo, de solo recordarlo se me hace un nudo en el estómago.

Decidí bañarme para relajar un poco mi cabeza y mis músculos, puesto que los sentía súper tensos. Total, tenía tiempo de sobra porque Ryan se despertaba a las 8 para llevarme. A esta altura no sabía muy bien por qué lo hacía, es decir, al principio estábamos bien con todos estos encuentros. Pero me dio miedo llegar a ese punto alto porque por más estupido que sea, sentía que no estaba listo.

Lo entendió, pero cada vez se acercaba menos a mí. Y aunque provocaba una revoltura en mi estómago que no podía explicar, entendía sus razones. Ryan tenía veinte y más y era súper atractivo, podría tener a cualquiera en sus pies al entrar a un lugar repleto de personas. ¿Para que molestarse tanto en un niño, desde su punto de vista?

Aleje esos pensamientos de mi cabeza porque aunque no quería pensar en el día que tocaba hoy, tampoco rayarme con otra cosa era mejor.

Al estar un rato bajo el grifo, me salí para secarme y ponerme la ropa que ya había elegido antes de entrar al baño.

Baje las escaleras y entre a la cocina para agarrar el almuerzo que mamá había dejado y prepararme un poco de chocolate caliente, a pesar de que estaba convencido de que no iba a terminar la taza de los nervios que afectaban directo a mi estómago.

Me puse mis audífonos y puse un disco de Taylor Swift para no aburrirme mientras desayunaba y tampoco torturarme con los pensamientos que por mi cabeza se cruzaran.

Me había quedado mucho rato allí tan concentrado en la música, que me asusté cuando Ryan puso su mano en mi hombro.

—¿Listo?— dijo bostezando.

Asentí con mi cabeza, colocándome la mochila en el hombro.

Le seguí el paso hacia la amplia cochera que tenía la casa para llevarse el auto de Pete. Mi madre le daba miedo que Ryan me llevara en moto cuando él estaba recién despierto, por lo que tienen que hacer cambio todos los días de semana. De todas formas, no podía quejarse porque ya bastante que le había conseguido un cómodo colchón para que se quedara en la habitación de Pete entre semana con la excusa de llevarme.

Llegamos al colegio y yo me bajé saludándolo rápido para encontrarme con mi amiga.

—¡Brendon!— dijo la pelirosa abrazándome.

Ella había sido la persona más cálida conmigo desde que entré a este colegio y realmente la consideraba una gran amiga del poco tiempo que nos conocíamos.

Ella había visto que ese grupo de personas, que probablemente te intimide si no los conoces, se había acercado a hablarme y me libro de aquella incomodidad. Al principio solo había sido para salvarme de eso y ya, pero al ver que habíamos quedado en el mismo curso y no estaba teniendo facilidad para insertarme, trato de conocerme muchísimo más y no me separa de su lado desde que sabe casi gran parte de mí.

b f b ;; rydenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora