b f b ;; ryden

16

Un rato largo después de almorzar, le había dicho a Ryan que estaba muy aburrido, por habíamos empezado a jugar a las cartas. Él me miraba muy concentrado, de una forma en la que me hacía sentir tan nervioso.

Yo solo miraba el mazo de cartas que estaba mezclando, pero no podía evitar mirarlo para darme cuenta que seguía mirándome con sus lindos ojos fijamente. Mordí mi labio inferior por las ganas que tenía de mirarlo pero que no debía porque tenía algo de pena. También sentía que mi cara estaba caliente, como si tuviese fiebre.

Hasta que de un momento a otro, Ryan se levantó abalanzándose sobre mí, juntando nuestros labios en un beso. Caí acostado al colchón, algo sorprendido de lo que estaba pasando. Y seguro si no fuese porque estuviera recostado con él encima mío, mis piernas estarían jugándome una mala pasada.

¡Ryan me estaba besando!

Él estaba siendo bastante suave, dejando sus labios quietos sobre los míos, a pesar de que parecía estar más desesperado por algo más. Instantes después se alejó de mí y yo preferí cerrar los ojos para seguir pensando que sus labios seguían posados sobre los míos y que esa sensación se repetiría.

Sentí como el peso de su cuerpo desaparecía de encima mío, por lo que abrí los ojos, llegando a observar cómo salía de mi habitación.

Me quede destrozado. ¿Había hecho algo mal? ¿Fui demasiado lento para reaccionar?

Quizás estaba buscando algo más fuerte y yo siendo tan inexperto como lo soy no podía dárselo.

Bufé mientras me crucé de brazos tal como niño pequeño... ¡Hasta para con las pequeñas cosas aparento mucha menos edad de la que tengo... pero quizás eso puede cambiarse.

Por lo que entre al cuarto de Pete para tomar la computadora pero vi que Ryan la estaba usando. Tenía los auriculares puestos, por lo que le toque el hombro.

Este dio un brinco y cerró la laptop con tanta fuerza que pensé que iba a romperse. Su respiración estaba bastante rápida, supongo que del susto. Se acomodó mejor en la silla y sin antes hacer algo que no pude ver desde el ángulo en que lo miraba se volteó.

—¿Sabes que no está bien asustar a las personas ocupadas, niño?— dijo poniendo sus manos en mi cintura.

—P-perdón, es que que-ría usar la pc, no quis-se asusta-arte.— dije algo avergonzado.

—En un momento te la alcanzare tierno ¿Sí?

Mire su bulto por un segundo y vi que estaba bastante resaltado, eso explica por qué estaba tan cariñoso. Tal vez podría ayudarlo... Pero como el pánico que me agarro por pensar en lo de hace un momento fue más fuerte, me limité a asentir e irme de allí.

Una vez en mi cuarto, me tiré a la cana frustrado por ser tan cobarde y poca cosa.

No podía negar que Ryan me gustaba un poco, aun así, sentía que no estaba a su altura. Él sabe muchas cosas más que yo no, hace cosas que no creo que me animaría a hacer y estoy seguro que si supiera de mi pequeño secreto sería peor.

¿Por qué no podía ser esto tan fácil como lo era todo con Dallon?

Mi corazón latió un poco más rápido porque aunque ya me convencí de que todo terminó con él, lo extraño muchísimo. Además de ser mi pareja, fue uno de mis únicos amigos que sabía verdaderamente como yo era y me amaba de todas formas. Eso no es algo que se olvide fácilmente y menos cuando estoy bastante solo ahora.

La puerta de mi cuarto se abrió, bajándome de mi nube. Ryan dejó la notebook en mi cama.

—Iré a comprar cigarrillos, vuelvo en un rato— me avisó.

Antes de que saliera, lo llamé tímidamente.

—¿Ryan?

—¿Sí, Brendon?

—¿Puedes algo? ¿Por favor?— le pedí haciendo un puchero.

—¿Qué cosa?

—...¿Ositos de gomita?— dije mientras sentía que mi cara estaba tomando color.

—No me sorprende...— dijo más para si mismo.— Lo haré.

Y tal como entró, salió de mi pieza.

Así fue como un rato después volvió con un par de paquetes de ositos para mí. Impulsivamente, por emoción, o probablemente el hecho de costumbre con mis antiguos amigos y abuela, lo abracé mientras repetía muy rápido varios gracias.

Cuando caí en la cuenta de lo que estaba haciendo, o más precisamente a quien, me separé de manera veloz para luego irme a mi habitación sin decirle alguna palabra más.