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Unos pocos días después, paralelamente.

Me senté en la silla en la esquina del ring con el pecho subiendo y bajando rápidamente. Mi amigo me daba un poco de agua mientras yo estiraba mis músculos para la ronda final.

—Vas bien Ross, solo unos pocos golpes más y ya vas a haberte ganado una cantidad bastante buena para tus bolsillos.— dijo Matthew.

—¿Recomendaciones?

—Se ve cansado, dale algunas vueltas y esquiva antes de empezar a darle golpes.

Me dio una palmada en la espalda y me levanté para volver al ring con aquella bestia que me estaba sirviendo de trapo para limpiar el piso y su sangre.

Me dio un golpe algo feo que estaba seguro que por la mañana estaría sintiendo como un infierno por esa zona. Pero no mucho después de eso sonó la campana y el presentador me declaró ganador.

Me quedé un rato mientras veía a Matthew recibiendo nuestro dinero para irnos lo más rápido posible, porque estaba bastante cansado y con pocas ganas de hablar, como siempre.

Pero es que pelear en lugares no autorizados mientras había un montón de gente apostando y bebiendo como si de animales nos tratásemos, era algo que no te hacía sentir del todo a gusto. Aunque sentirme a gusto en cuanto a cuestiones legales y formales... no era mi prioridad, si me permiten ser honesto.

Además de que estaba lejos de donde se desarrollaban las carreras de motocicletas, que al menos me daba una sensación de mucha adrenalina que me hacía sentir mucho más a gusto de la sensación de poder que me daba el dejar a otro derribado en el suelo, literalmente hablando.

Pero bueno, esas eran las formas que tenía de conseguir dinero para poder seguir teniendo un hogar y no dejar en la calle a un alcoholico como era mi padre. No es como que el mundo fuese una maquina de conceder deseos y abrirme millones de posibilidades en donde pudiera realmente elegir lo que quisiera, asegurándome de que no iba a caer en la miseria.

—¿A dónde te llevo esta noche?— me preguntó mi amigo, subiéndose al asiento del conductor.

—Wentz, estoy cansado y estoy casi seguro que mi padre está despierto. Si me ve con todo esa plata, estoy seguro que sería capaz de acusarme con la policía.

—Estoy seguro que tu viejo sabe en la mierda que estas metido, pero creo que sos su única opción.

El trayecto a partir de ahí estuvo consumido por el silencio, porque estoy seguro que él interpretó la respuesta que jamás le llegó como un "ahora no quiero que me hablen" que había sido aprendido a la fuerza.

Me baje del auto con la mochila, despidiéndome antes de mi amigo, para luego hacer mi rutina nocturna de trepar, y quedarme en el cuarto de invitados con la puerta trabada.

Entré por la ventana sin hacer mucho ruido para despertar a los padres de Pete, pero cuándo quise ver un chico se despertó completamente asustado.

La posibilidad de haberme equivocado de casa paso por mi mente como un parpadeo de luz, pero era imposible ya que jamás me había equivocado.

El chico se puso pálido, como si hubiese visto la aparición de un muerto. No lo culpaba de todas formas, el hecho de que alguien entre por la ventana y tengas esos brazos tan debiluchos debe hacer que te cagues de miedo.

Lo observé callado antes de hablar. No podía verlo mucho por el hecho de que la luna era la única luz en el cuarto. Se veía de unos quince años furiosos, por lo que me hacía cuestionarme más quien era el chico que tenía enfrente y qué hacía en el cuarto que solía ocupar yo varias veces a la semana, como si fuera realmente mi pieza.

—¿Quién sos?— pregunté bajo.

—De-debería pregunta-artelo yo, e-estás en mi cuar-rto.— dijo tartamudeando del miedo.

En ese momento, la puerta se abrió discretamente para ver la imagen de Pete, queriendo matarme.

—Perdona si te despertó mi amigo Ryan, hermano. Le dije que no hiciera más sus entradas de película pero parece que tiene demasiada cera en los oídos que no me escucha.— dijo antes de arrastrarme fuera de la habitación, hasta su cuarto.

Me saqué la mochila y la deje en el piso, me cambié en si baño y me tiré en el colchón que me dejó.

—¿Puedes explicarme que mierda fue eso? ¿Quién es él?

—Mi hermano Brendon, Ryan, te comenté que iba a tener un hermano.

—Um, si recuerdo eso. Pero que yo sepa, un bebé no viene al mundo con quince años.

—También te dije que iban a adoptar, imbecil.

—Oh, puede que ese detalle no lo haya escuchado. Mi culpa.

—Si no fueras mi mejor amigo, sabe que te hubiera sacado a patadas de la casa.

—Pero me amas casi tanto como a tu novio, lo sé. Dejame dormir que estoy molido.— dije, terminando la conversación.

b f b ;; rydenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora