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Desperté con unos brazos en mi cintura, e inmediatamente supuse que eran de Ryan. No sé que clase de confianza creía que teníamos como para que él pueda hacer eso, y más cuando estaba casi desnudo. Supongo que será así con todo el mundo, vaya pudor.

Me levanté para ir a la cocina a comer algo, aunque me había dormido algo tarde por quedarme leyendo, el ruido que provenía del cuarto de Pete me despertó lo suficiente como para no volver a dormir. Mire la hora y me moleste un poco por ser tan temprano.

Bajé las escaleras refregándome los ojos hasta llegar a la cocina y encontrarme con mi hermano, desayunando a las apuradas.

—¿Y eso?— me burlé de él.

—Estoy tarde al trabajo. Y es mi primer día...

—¿Ahora trabajas?

—Sí, así que tendrás la casa para ti solo a partir de hoy. Diviértete.

—Pero esta Ryan...

—Meh, no te molestará.

Se fue de allí y yo terminé de preparar mi desayuno.

Me fui al sofá y prendí la televisión, despreocupándome por completo. Estaba seguro de que Ryan no iba a despertar en un buen rato, por lo que pude ver estos días. Empecé a comer mis tostadas y mi jugo de naranja mientras cambiaba al canal de Disney.

Como era temprano, supuse que iban a pasar los viejos programas, por lo que me emocioné aún más. Si bien me gustaba todo lo que saliera de allí, prefería los clásicos.

Cuando terminé de desayunar, lavé los platos y tomé la laptop de Pete. No creo que se molestaría si entraba a internet en modo de incógnito... Por lo que tome los auriculares y me puse a escuchar música mientras divagaba en internet e intentaba hablar con mis viejos amigos que seguro me daban por muerto.

Hacía mucho que no hacía esto, porque no podía hacerlo en el orfanato. Fue una tortura.

Estaba pasándola de lo más bien hasta que sentí que alguien me sacó uno de los auriculares.

—¿Qué haces?— me dijo Ryan al oído.

Instintivamente cerré la computadora, nervioso de que haya visto algo de lo que estaba haciendo o escuchando, porque estoy seguro que me miraría raro por ver y escuchar música de "chicas".

—N-no le di-gas a Pet-te que-e...— tartamudeé de los nervios

—¿Qué usabas sus cosas sin permiso para mirar porno? Claro que no, bebé. No soy tan malo.— dijo sonriéndome de manera burlona.

Me sonrojé furiosamente ante el apodo, hecho que lo hizo reírse de mí. No entendí del todo lo que había dicho, pero el énfasis que le puso a la palabra "bebé" y que me recordaba a mi ex novio, me hacía perder el foco de concentración.

Subí a mi cuarto, cerrando mi puerta para que no me molestase más mientras veía lo que me gustaba. Volví a darle play al video de YouTube mientras cerraba mis ojos para apreciar la música.

No me di cuenta el momento exacto en que me puse a cantar al compás de la música, pero si me percaté al instante de la puerta de mi habitación abriéndose, dándome a entender que tenía que cerrar la computadora.

—No sé que estabas cantando, pero tienes una voz adorable.— me comentó.

—¿Me escuchaste?— dije tapando mi cara con mis dos manos.

Por suerte, aunque era de esperarse, no conocía las canciones que yo escuchaba. Solo espero que no las busque luego...

—Todo el vecindario lo hizo, pero tenes suerte de tener una voz adorable. Eso sí, gracias por interrumpirme mientras veía Rocky.

—¿Qué cosa?

—¿¡No conoces Rocky?! Amigo, que mal estás aprovechando tu vida... Baja ya mismo, vas a verte todas las películas hoy.

—¿No tienes absolutamente nada mejor que hacer?— le pregunté con el ceño fruncido.

—Hoy es mi día libre.

—Pero si siempre estás en mi casa...

—Trabajo de noche, da igual.— dijo tomándome del brazo.

Ryan me guío hasta la sala, tomándome del brazo, y se sentó en el sofá, apoyando sus pies en una mesita que había enfrente de este. Me senté a su lado, sin imitar su postura. Sin embargo, me acomodé para dejar mis piernas encima de las suyas como la otra vez.

—¿Traigo algo de comer? Esto va a llevar un largo rato...— me ofreció.

—Estoy bien, gracias.

Rebobino hasta el principio y tocó el botón de "play" para que empezase.

Mientras avanzaba la película, me iba gustando cada vez menos. Este género cinematográfico no era mi fuerte, no me gustaba del todo la violencia. No como a Ryan, parecía entretenerle todo eso. Estaba contando los minutos para que esto terminara de una buena vez, porque me estaba aburriendo un montón.

Una vez terminada la película, suspire internamente.

—Ahora veamos la d-

—¡No!— grité, sorprendiéndole.— Quiero decir... quiero almorzar... sí, eso.

—Uhm, claro...

Me hacía la cocina a buscar unas galletas para luego irme sin que se diera cuenta a mi habitación. Esta vez, trabando la puerta para que no me arrastrará a ver sus películas y para poder dibujarme las uñas en paz.

b f b ;; rydenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora