Sweet Nightmares [FNAFHSYUME]

Una sombra disfrazada de rayo de luz

Un suspiro salió de sus labios, cada noche se hacía más difícil permanecer de pie para hacer frente a tus propios demonios, el chico de ojos grises se mantenía en silencio mirando al otro chico. En aquel mundo se soportaban, solo por el castaño. 

Freddy era lo único que mantenía unidos a Golden y Fred, sus peleas eran habituales, pero nunca duraban mucho, Freddy no sabía de la extraña relación de los otros dos osos, solo se veían en aquellas pesadillas de ese terrible territorio, pero no les importaba.

—Has estado callado todo este tiempo.— Le dijo  Golden algo extrañado. El de ojos negros lo miró por un segundo. Suspiró otra vez. —No es normal de ti.—

—Lo dice quien desapareció   una semana entera, ni les hablas a tus "amigos".—Contestó de forma cortante el de cabello castaño.

—¿Preocupado?

—No...—murmuró —  Freddy, estaba muy preocupado por ti.—

—¿Solo él?—Preguntó sin poder evitar sonreír, ganándose una mirada de enojo del chico de cabello castaño.

—No, los demás también, bueno el pelirrojo parece más preocupado de Bonnie.—No habían visto deambular al conejo, hasta el chico de alas se había preocupado. Nadie sabía que Bonnie estaba encerrado en uno de los blancos cuartos del castillo.

—¿Y tú?—Preguntó, Fred miró hacia el lado opuesto del rubio, no lo admitiría en voz alta, pero le daba curiosidad saber qué había pasado con el chico.

—Me preocupa más Freddy. ¿Sabes? Él siempre estuvo solo.—  Dijo desviando el tema, el orgullo siempre ganaría sobre la curiosidad. No pudo evitar recordar el pasado que Freddy había logrado dejar atrás, porque Fred había tomado el peso de las pesadillas, para que el chico no sufriera. 

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Hace años un solitario castaño estaba en una blanca habitación con un cuento de hadas incompleto, quizás el destino desde antes había planeado aquella soledad, nadie se ponía en el lugar del pobre niño que parecía hablarle a la nada.

A esa corta edad ya se había sumergido en la tristeza, pero parecía no importarle, había alguien a su lado en aquel momento, que era un pequeño rayo de sol, que no soltaba su mano. Que curioso, Fred siempre había preferido la oscuridad.

¿Porque? Nadie parecía querer responder esa pregunta, ¿Porque tanto lo desprecian si él nada pudo hacer? El chico de cabello castaño seguía recibiendo miradas de odio y confusión de medio del frío de la lluvia. 

"Moriré" Era el único pensamiento en la cabeza de el niño de doce años que caminaba hablando en voz baja. "Solo sé que moriré, nunca había soñado algo tan bueno de mi ser" Se rió recibiendo miradas de odio de los adultos que lo miraban como un enfermo más. Pero ahí estaba aquella sombra disfrazada de rayo de luz apoyándolo, cambiando sus pensamientos. 

Pasaron dos años desde aquel día solitario en la lluvia, el dolor seguía ahí, pero él siempre estuvo allí. 

Estaba solo, era claramente raro que un niño, aun con su edad hablara con "amigos imaginarios" quizas estuvo mal, pero en ese momento le dio un nombre a esa constante compañía.

A Pesar de tener una casa él no sabía lo que era tener un hogar, conocía mejor las habitaciones de aquel psiquiatra que su propia casa.

—¿Porque crees que eres pequeño si mucho puedes hacer?— Preguntó la compañía, tanto tiempo solo no entendía como con él se topó.

Ojala el mundo fuera solo de ellos dos que se pasaban en juegos hasta ya no poder más, como si el resto del mundo pudiera desaparecer. ¿Di porque? Alguien le dijo el porque, no era su voz, sino de la humanidad.

Su soledad se basaba en algo que en unas hojas blancas tenía escrito "Trastorno de personalidad" 

Pensó en mentir, decir que hablaba con un amigo imaginario, uno de los que él se negaba a creer, o admitir que Fred era una parte de él, " ¿Resistir o mentir? ¡No me vuelvan a insistir"

Desde ese momento Freddy volvió a sentirse solo, el rayo de luz se mostró como la oscuridad que siempre fue, y otra vez cambio de escuela.>>

  — Fred. — Lo llamó el rubio para que volviera a la realidad, había estado mucho rato sumergido en sus pensamientos. —Estás pagando ser un Ghost... ¿Por Freddy?—

El de ojos negros se sorprendio, pero no negó nada, no podría vivir consigo mismo sabiendo que Freddy sufría cada noche, prefirió sufrir él en silencio. Era lo mínimo que podía hacer por la persona que afirmaba que le había arruinado la vida.

  — Wow... Creo que en ese caso, eres una muy buena competencia. 

  — Yo no lo llamaría una competencia. — Dudo unos segundos antes de hablar, ya lo había decidido, Freddy merecía ser feliz.— A él le gustas. Haz ganado, rubia.—

Golden iba a responder, pero el de orejas de oso negras había desaparecido, siendo despertado por el molesto sonido de la alarma del de ojos celestes.

  — Buenos días Freddy. — Saludó tranquilo Fred.

  — Callate, parásito.— Murmuró de mala gana en respuesta. El de orbes negras sonrió con tristeza, después de todo él sabía que nunca tendría oportunidad.