"CAPITULO 4"

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¿Así que teníamos una tía?, y al parecer una que no era muy esperada por su familia. Con el paso del tiempo, llegué a saber sobre el hermano mayor de mi padre, Damon, del cual tampoco tenía mucha información. En la corte, escuché historias sobre cómo renunció al trono y le dejó el trabajo a su querido hermano, muchos decían también que ahora vivía en Terra. Pero no recordaba haber escuchado nada acerca de esta mujer.

Creí que por haber llegado, mínimo merecía un abrazo, pero todos se limitaron a observarla.

—Es una bienvenida que me esperaba totalmente —comentó sin dejar de sonreír.

Adrián salió de su momento de sorpresa y fue hacia ella. La miró un momento y luego le dio un muy torpe abrazo.

—Sigo sin entender —se apartó de inmediato.

—Bueno, habrá tiempo para explicar, sólo que, quería darte la sorpresa. Han sido casi veinte años, no creí que me reconocieras.

¿Veinte años?, esa era mucha historia que contar.

—Por favor vayan a sus habitaciones —ordenó Adrián—, o a cualquier otro lado que se les ocurra.

—Ya escucharon a su padre, vayan.

Katrina prácticamente me empujó de la silla. Miré a Lena y ella asintió. Quizá sabía algo.

—Tú también, Katrina.

Auch. Lo miró como si no diera crédito a lo que había dicho. Bueno, por lo visto no eramos requeridos para el encuentro familiar.

—Así que Eleanor apareció, ven y dame un abrazo querida.

Lena dudó al principio pero al final lo hizo. La envolvió fuertemente y le susurró algo, a lo cual Lena negó.

—¿Dónde están Peter y Halina? —preguntó Daniela.

Todas las miradas se posaron en mí.

—Tenemos que hablar hermana, para ponerte al corriente de todo, ven conmigo, puedes estar con ellos después.

Adrián salió del comedor y Daniela nos sonrió una última vez antes de salir y seguir a su hermano.

—¿Mamá, estás bien?

Lena se acercó a ella, pero no le respondió. Salió del comedor casi corriendo sin decir una sola palabra.

...

Cerré la puerta de mi habitación con seguro. Lena y yo teníamos que platicar y no quería que nadie nos interrumpiera. Robert accedió a llevarse a Luvia a ver los caballos, al parecer él sí sabía que pasaba. Como siempre, todos sabían algo menos yo.

—Dime qué pasa.

—No puedo creer que haya regresado —Lena tampoco podía salir de su asombro.

—¿Por qué no sabía nada de ella?, no recuerdo haber escuchado siquiera su nombre.

Lena suspiró y me hizo el mismo gesto de unas horas antes. Me acosté en sus piernas y comenzó a peinar mi cabello.

—Te diré lo que sé, pero quiero que escuches, y no me interrumpas si no es necesario.

—Ok, tranquila.

—Bueno, Daniela se fue de aquí unos meses antes de que tú nacieras —comenzó a explicar—. Tenía apenas catorce años, ella es la menor. La recuerdo porque ella era muy buena amiga de mi madr... de Lucinda. A pesar de que ella era mayor, se entendían muy bien —se removió un tanto incómoda—. Daniela siempre tuvo una actitud un tanto aventurera, siempre jugaba conmigo y con Peter. A escondidas, claro. Y entonces recuerdo que un día llegó la noticia, la encontraron con personas que no debía en una de las aldeas más lejanas del palacio. Y Lucinda estaba con ella.

—¿Personas que no debía?, ¿zerkjis?

—No, ellos aún no estaban formados como grupo guerrero —dijo pensativa—. Fue gente que practicaba magia prohibida.

—¿Magia prohibida? —pregunté de nuevo y Lena me miró seria—, dijiste que sólo si era necesario. No lo entiendo.

—Nosotros manejamos cierta clase de magia, se supone que nos colocariamos en un lugar muy avanzado, algo así como "maestros" —sonaba muy confuso—. Tú eres una bendecida, no necesitaste desarrollarlo, pero incluso con magia tan poderosa, existen cosas todavía más complejas y muy pocos se atreven a probar con ella, y Daniela lo hizo. Nunca supe qué pasó con ella realmente, sólo dejamos de verla, con el tiempo supimos que, bueno, Adrián la había exiliado de aquí.

—¿De verdad?, pero era su hermana.

—Alexia —rió —, creo que lo conoces muy bien como para saber que si es capaz de eso, y de muchas cosas más.

Sabía de qué hablaba Lena y tenía razón y para prueba de ello, miré mis manos. Las marcas de los latigazos aún eran visibles y a veces pensaba que jamás se quitarían. A veces pensaba que ese era el propósito de Adrián, que jamás olvidara.

—Supe que fue enviada a Terra —continuó—, y no se supo nada más de ella. Cualquier rastro, cuadros, ropa, lo que fuera, fue eliminado. Nadie podía desobedecer a Adrián ni a su madre.

—¿La abuela Katherine estuvo de acuerdo? —pregunté sorprendida.

¿En esta familia nadie quería a sus hijos?

—Sí, siempre estaba de acuerdo con Adrián —dijo como si fuera obvio—. Le dijeron a la gente que Daniela había huido y la dieron por muerta. Es por eso que no la recuerdas. Para cuando tú naciste y tuviste la suficiente edad, ya no había ni rastro de ella. Ni de Damon, aunque de él, mínimo dejaron los cuadros, ¿no los has visto?

Negué. Quizá sí los había visto pero no lo recordaba del todo bien. Debía dar otro vistazo.

—Lucinda supo dónde estaba cuando vivimos en Ravenville y también sabía donde vivía, al parecer ella y Damon se encontraron y se quedaron juntos.

—¿Tú también lo sabías? —pregunté.

—Supe que la visitaba, pero jamás me dijo nada. Sabes cómo era.

—¿Y para qué crees que haya venido?

Si yo pudiera estar en Ravenville de nuevo o incluso en cualquier lugar de Terra, no regresaría aquí por nada del mundo. Debía tener una muy buena razón para estar aquí de nuevo.

—No lo sé —me miró—, pero sospecho que si ella regresó, Damon lo hará también, es cuestión de tiempo.

—¿Entonces?

—Entonces —suspiró—, creo que Adrián debe empezar a cuidar su reinado.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora