"CAPÍTULO 27"

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—Ya estoy harta de estos malditos menjurges —Greta entró con una charola. 

Estaba harta de tomar el milagroso té que Henrietta preparaba para mí todos los días. Y para mi mala suerte, Dëni no estaba ahí para tirarlo por la ventana. Se suponía que serviría para aliviar mis estúpidos malestares pero me sentía cada vez peor. Mi quinto mes de embarazo estaba llegando. Lena por su parte estaba casi en la recta final. Robert decidió que estarían mejor pasando una temporada con su familia. El palacio estaba muy silencioso sin Luvia pero era lo mejor para todos. Los ataques ya no sólo se dirigían a nosotros. Las aldeas estaban siendo destruidas y los pocos que quedaban se unían a la causa de los Zerkjis. Nuestras opciones se acababan rápidamente.

—Es por su bien, señorita —Greta me dio la taza pero al menos fue considerada y sólo la llenó hasta la mitad—, y por el bien de la princesa.

—Greta aún no sabemos que es.

Cedric apostaba por un niño, obviamente, al igual que Lena y los demás, solamente Greta y Dëni se oponían a eso.

—Lo sé pero ya hice mis apuestas con Dëni, incluso con la señora Daniela.

Era lo único que nos relajaba. Habían pequeños momentos de tranquilidad por ciertos días. Aunque claro, no aplicaba para todos. Adrián se la pasaba fuera del palacio todo el tiempo y me di cuenta después que prácticamente me evitaba. Había sido así desde el momento en que Cedric y yo les dimos la noticia del embarazo. Y todos lo habían notado. Dëni pensaba que estaba molesto porque Cedric y yo aún no nos habíamos casado. Pero con todo el desastre y los ataques, no podíamos pensar en boda. Para Cedric, era mas que suficiente estar a mi lado y para mí... también lo era.

—¿Se imagina? —Greta se sentó conmigo—, una niña de cabello rojo y ojos azules como los del joven Cedric, sería hermosa.

—O un niño rubio con ojos verdes como los míos.

—Mmm —Greta no estaba convencida—. No, de verdad espero que haya una nueva princesa. La niña Luvia creció muy rápido, espero que podamos disfrutar a su bebé un poco más señorita.

Greta parecía tan ilusionada. Desde el momento en que todos supieron que estaba embarazada y la tensión se había aliviado, Greta se ocupó de cualquier cosa que necesitara; ella y Dëni se volvieron mis guardianas día y noche.

—¿Señorita?, he estado guardando algo aquí en su habitación pero me encantaría dárselo.

—¿En la habitación? —pregunté confundida— ¿De qué hablas?

Se levantó y fue hacia mi closet. Unos segundos después, salió con una pequeña cajita blanca. ¿Qué rayos era eso? Y ¿cómo no me di cuenta de que había estado ahí dentro?

—Es algo muy sencillo —dijo apenada—, pero realmente espero que le guste aunque sea un poco. 

Me dio la pequeña cajita y se quedó a mi lado. Bueno, lo admito, esto era emocionante. Sentí un nudito en la garganta cuando vi lo que tenía dentro. Malditas hormonas. Me hacían llorar por todo. Era una mini chambrita de color amarillo y hasta un gorrito. Era hermoso. Dios. Ya podía imaginar a mi bebito con eso puesto. Era una monada.

—Dios mio Greta, gracias.

Me levanté de la cama y sin pensarlo le di un abrazo. Se quedó quieta por un momento pero después me devolvió el abrazo aunque claro se apartó rápidamente.

—No es nada —tenía razón no era nada, era muchísimo para mi—. Practiqué mucho con Monica, hasta que por fin salió y es amarillo porque ella me dijo que ese color le queda a todos los bebés.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora