"CAPÍTULO FINAL"

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Entonces todo comenzó. Eric le pidió a Roderick que diera la señal y la gente comenzó a moverse de aquí para allá como hormiguitas. Fuimos de inmediato a nuestros cuartos para prepararnos. Me cambié de ropa rápidamente y Nath me proporcionó una pequeña caja para guardar la daga.

Aún no podía creer que haría eso. La daga apenas y pesaba pero en mis manos, parecía pesar casi una maldita tonelada. Pasé mis dedos por la escritura grabada y sabía que no era algo bueno tenerla en mis manos. Las marcas de las que ya me había olvidado casi por completo, se hicieron visibles de nuevo pero ya no eran negras, eran de un color rojo, justo como cuando Adrian las acababa de hacer.

Metí esa cosa de inmediato a la caja y tomé un par de guantes que Dëni había dejado ahí. Nath entró justo cuando terminaba de ponermelos.

—¿Estás lista?

Parecía que él sí. Llevaba el uniforme de batalla igual que yo.

—Eso creo —respondí pero la verdad no lo estaba, quería morirme y dejar todo esto.

—Todo estará bien —me dió un abrazo—. Te mantendré a salvo, lo juro Alexia, no dejaré que nada más te dañe.

—Tengo miedo Nath —no quería llorar pero fue inevitable—. Qué pasará si esto no funciona, Eric me matará, estoy segura.

—No lo dejaré —dijo firmemente—. Lo mataré antes de que te toque un pelo.

Así estuvimos por unos segundos. No quería dejarlo ir. Sólo quería que esta pesadilla terminara y así poder continuar con nuestras vidas como fuera posible. Alguien toco la puerta. Dëni y Vanessa se asomaron. Me aparté de Nath y limpié las lágrimas de mi rostro.

—¿Están listas? —pregunté más tranquila pero eso apenas y duró tres  segundos pues las dos fueron hacia mi y me envolvieron con sus brazos.

Ninguna pudo resistirlo. Escuché como Dëni sollozaba en mi hombro. Me había propuesto despedirme de ella la noche que huyeron del palacio pero no fue posible. En estos momentos debíamos considerar que yo podía morir en el intento de destruir a ese ser. Y ahora sí, nada me traería de regreso.

—Alex —Vanessa era la más calmada de todos—, ya no estoy tan segura de esto, creo que nadie lo está.

—No podemos arriesgarte —Dëni se limpió la nariz con la manga de la chaqueta—. No somos los olmecas para hacer sacrificios.

—Dëni, no eran los olmecas —la corrigió Nath.

¿En serio estábamos hablando de esto?

—Cierra la boca, Weber.

—Ya basta, esto no es un juego; esto puede fallar y lo saben así que tienen que prometerme que se cuidarán —los tres me miraron fijamente—, se cuidarán incluso mejor que en estos años. Tienen que buscar la manera de salir de aquí, no pueden quedarse.

—Alex...

—No Dëni —la interrumpí—. Están aquí por mi culpa, todo esto está pasando por mí y tengo que asumir las consecuencias. Jamás debí permitir que esto pasara y todo empezó por una fiesta de cumpleaños.

Sonreí ante el recuerdo de la emoción de aquel día.

—Escúchame por favor. Le prometimos a Daniel que volveríamos con él, no podemos dejarlo, no ahora que sabe que estamos vivas. No puedes hacerle eso Dëni. Incluso ustedes, John y Carlos aún los necesitan. Así que prometanmelo. Se irán de aquí en cuanto todo esto acabe.

Los tres se miraron, era claro que no estaban seguros de prometerme eso, pero era lo mínimo que podían hacer por mí ahora que casi les estaba diciendo mi testamento.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora