"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️

"CAPÍTULO 35"

—¡La quiero aquí de inmediato y también a esa mocosa!

—Adrián debes calmarte y decirnos qué está ocurriendo, ¿dónde está mi hija?

Todos estaban en el salón. No había señal de Cara y Henrietta. Mejor. Si eran listas, se irían de aquí antes de que todo esto comenzara a ponerse feo. Entré al salón como si nada. Todos se quedaron callados al verme. Incluso Lena estaba ahí. Estaba a punto de anochecer. El aire soplaba fuertemente afuera. Podía oír como las ramas de los árboles chocaban en los vidrios de las ventanas. Era increíble la atención que se podía prestar a cada cosa, cada movimiento, cada respiración.

—Me alegra verlos a todos aquí.

Cedric me miró, pero ahora todo era diferente y él ya lo sabía. Instrucciones fueron dejadas y él jamás escuchó. Ahora debía afrontar las consecuencias de sus actos.

—¿Y tu familia? —supo que le hablaba a él.

—Se han ido —respondió en voz baja—. No tenían nada qué hacer aquí.

—Que bien —miré a cada uno de ellos.

La expresión de cada uno reflejaba tantas cosas. Cedric parecía sorprendido al igual que Adrián, quizás esperaban que los matara. Lena, Robert y mi madre me observaban preocupados y mis queridos tíos eran la calma en persona.

—¿Qué hiciste con esa traidora? —la voz de Adrián fue como un golpe en el estómago.

Me giré poco a poco hacia él y sonreí.

—¿Tú qué crees?

—¡La dejaste ir!

Ni siquiera tuvo tiempo de quitarse. Me lancé sobre él y quedó envuelto en una corriente de aire. No sabía cómo, pero de repente se elevó. Veía su desesperación por tratar de respirar, pero era imposible. Era como si una soga estuviera amarrada a su cuello, privándolo del aire. No lo dejaría en paz. Le arrancaría la vida lentamente igual que él lo había hecho con mi bebé.

—¡Alexia, no!

Damon me sujetó tratando de liberar a Adrián. Pero no importaba si mis manos estaban atrapadas, mi mente podía sola.

—¡Alexia escúchame! —Lena apareció delante de mí y tomó mi rostro entre sus manos— ¡No lo hagas, déjalo vivir, déjalo vivir Alexia, al menos por ahora!

Daniela me tomó de las manos y fue como una descarga eléctrica. Quedé inmóvil ante su tacto. Y mi mente se desconectó de lo que le estaba haciendo a Adrián. ¿Qué clase de poder tenia Daniela para lograr algo así? Vi como el cuerpo de Adrián caía al suelo y Katrina corrió a ayudarlo. Damon puso sus manos en mis hombros y me sacudió muy despacio.

—Alexia, linda reacciona —su voz parecía tan distante—. Estás aquí, estamos contigo.

Me tomó entre sus brazos y me llevó a uno de los sillones. Mi cuerpo comenzó a temblar y temía que otro ataque me invadiera como aquella vez.

—¿Qué rayos está pasando? —Lena fue a mi lado.

—Está perdiendo la cordura —dijo Adrián con esfuerzo. Katrina lo ayudó a levantarse, pero la apartó con fuerza—, mira que intentar matar a tu propio padre, ¡a tu rey!

—Sabes muy bien por qué lo hice —dije en voz baja—, lo sabes perfectamente.

—Alexia, cielo —Katrina fue al sillón y me tomó de las manos—, sé que estás mal por lo de tu bebé, pero esto es demasiado...

—Si madre, tienes razón —debía sonar como una loca—, esto fue demasiado.

—¡¿Lo ven?! —Adrián fue hacia donde yo estaba, pero Damon se interpuso— Apártate Damon, este asunto es sobre mi familia.