"CAPÍTULO 13"

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¿Qué demonios?

Dashia se quedó ante nosotras y una reluciente sonrisa iluminaba su rostro. Y no sabía si era por la cara de estúpida que yo debía tener en este momento, al igual que Lena.

—Es un gusto verte de nuevo Helena, creí que no pasaría.

Me giré hacia Lena. Estaba como piedra.

—Lenn, Lena, Helena.

Reaccionó hasta que escuchó su nombre por tercera vez. Era como si hubiera regresado de donde fuera que se había ido. Caminó y me aparté para que pasara. Por un momento creí que se iría pero no. Fue con aquella chica y la abrazó. Unas cuantas palabras fueron dichas, pero no pude escuchar nada en concreto. Es más, era algo incómodo estar ahí en medio de esa situación de "hermanas".

—Bueno creo que, iré a buscar a Cedric.

—No, no te vayas —Lena tomó mi mano, se veía muy feliz—. Quédate.

—Claro —Dashia sonrió—, es un gusto verte por fin Alexia, y ver a mi hermana. Mi padre viene conmigo, debe estar con Adrián, perdón, el rey.

—Tranquila —me reí—, nadie te cortará la cabeza, puedes decirle como quieras.

¡Mami!

Luvia venía corriendo a donde estabamos nosotras. La gente la veía maravillada. Una manchita rosa con su enorme antifaz color plata en forma de mariposa. Se detuvo de golpe cuando vio a Dashia y la examinó por completo. Esta niña algo pensaba.

—¿Por qué te pareces tanto a mi mami?

—Luvia —la llamé—, ¿qué te ha dicho tu abuelo acerca de saludar propiamente?

—Perdón —se disculpó—, buenas noches, alteza.

—Hola linda, ¿cuál es tu nombre?

—Me llamo Luvia —al parecer Dashia ya le daba confianza—, y tú, ¿cómo te llamas?

—Mucho gusto Luvia, me llamó Dashia Tornander. Que lindo vestido.

Luvia movió su vestido de un lado para otro. Era una niña demasiado vanidosa. Gracias papá. Platicamos un rato con Dashia, hasta que oímos el toque de una copa. Era Adrián. Estaba llamando para el brindis.

—Creo que debo ir —dije sin muchas ganas—, espero verlas en un rato más y a su padre.

Caminé buscando a Cedric, había muchas máscaras y antifaces dorados, podía ser cualquiera. ¿Dónde rayos estaba?

—Alexia —alguien me llamó pero entre tanta gente no pude distinguir—, Alex, aquí.

Di con él. Era Carl. Traía el uniforme de los guardias, completamente negro y un antifaz blanco. Era raro que me hablara con tanta amabilidad. Solía sacarlo de quicio muy rápido.

—¿Qué ocurre?

—No encuentro a Jill por ningun lado, y es muy tarde.

—¿Tienes idea de a dónde pudo ir? Me dijeron que tenía un trabajo que papá le pidió.

—Tenía que ir al norte, a una pequeña aldea, pero no esta muy lejos, dos horas por mucho.

Carl se veía muy preocupado. Sus ojos vagaban por todo el lugar tratando de encontrar a Jill, pero no había ni rastro de ella.

—Dame un momento, haremos el brindis y le diré a Adrián que mande a algunas personas a buscarla, yo también iré, ¿de acuerdo?

Pareció dudarlo un momento pero aceptó y se fue de ahí. Me había olvidado por completo de Jillian. Y ahora, estaba preocupada.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora