—Beba esto, se sentirá mejor.
Greta quitó el último broche de mi cabello y me entregó la taza con té. No confiaba mucho en eso desde que Cara me había dejado encerrada pero en estos momentos, lo necesitaba con urgencia.
—Gracias.
Le di un ligero sorbo y casi lo tiro pero luego pasó. Era muy amargo pero cuando pasaba por mi lengua, su sabor se tornó dulce, demasiado dulce. Eran casi las cuatro de la mañana y todavía se escuchaba actividad en el palacio. El asunto de Jillian tenía a todos muy alterados. El solo recordarlo, su piel blanca, aquellas venas y su último suspiro.
—¿Quién pudo hacerlo? —susurré cuando por fin me metí a la cama.
Greta se quedó parada junto a mi por un momento. Quizá pensaba que ya me estaba volviendo loca.
—Pudo ser cualquier persona, señorita —suspiró—, después de todo a esta familia no le faltan enemigos.
Me miró avergonzada cuando dijo esto, pero no podía defender eso, ella tenía razón.
—Aunque por otro lado, ha pasado tanto tiempo desde que hubo algún ataque...
—¿Crees que fueron ellos? —la interrumpí.
Su mirada me dijo todo. ¿Quién más? Los Tornander no habían sido los únicos en contra de esta familia o las otras. Había otros, otros que alguna vez fueron leales a los reinos. Después de que me sacaron de este lugar, Adrián ordenó buscarme en cualquier rincón de los cinco reinos. Hubo destrucción, muertes, vidas de personas inocentes fueron tomadas. Y todo fue mi culpa.
Aquellos pocos que pudieron sobrevivir, se alejaron de todo ese caos y edificaron su propio reino, sus propias reglas. Se hacian llamar Zerkjis y uno de sus principales objetivos durante años, era derrocar a las cuatro familias. Y al parecer ya estaban empezando.—Fue algo muy bueno que Cara interviniera por esos chicos, fue sorprendente que su Majestad los dejara tan fácil aquí.
—¿De qué hablas?
—Creí que ya lo sabía —Greta me miró confundida—, estuve escuchando un poco antes de que me mandaran con usted, Cara habló con el rey y la reina, dijo que ella los conocía y que los esperaba. Pero el señor Damon se dio cuenta de que estaba escuchando y tuve que quitarme de ahí, Mónica me dijo hace poco que la reina le pidió llevarlos a el ala de los sirvientes. Al parecer se quedarán aqui en el palacio.
¡Qué! ¿Así que Cara era la salvadora? Necesitaba saber más.
Quería hablar con ellos, pero no me atreví. Era algo estúpido, no podía arriesgar sus vidas de nuevo, no podía arrebatarles esta nueva oportunidad. Pero había una cosa que si podía hacer: averiguar cómo demonios habían llegado aquí.
—Sé que no es mi asunto señorita pero, esos chicos...
Greta dejó la frase a medias. Quería decirme algo, pero parecía estarse armando de valor para poder hacerlo.
—Sabes que puedes decirme lo que quieras, yo no soy como mi padre.
Al decir esto, su gesto se suavizó un poco. Se sentó a mi lado en la cama y tomó mi mano. Observó las cicatrices que estaban aún muy rojas. Todo por aquella punta que traté de quitarle a Jill.
—Yo, bueno, limpiando el otro día, vi una de sus fotos y los vi, a ellos.
—Greta, no puedes decir nada —la tomé de la mano con fuerza y ella hizo una pequeña queja.
—Jamás lo haría, señorita, jamás traicionaría a mis señores y mucho menos a usted.
Sonrió de nuevo y la solté. De todas formas ya lo sabía, no podía hacer nada más. Lena me había dado esa foto en mi cumpleaños número dieciocho, pensó que era un regalo hermoso, pero aquel día, no salí de mi habitación. Luego me sentí agradecida por tener algo de mi vieja vida en Ravenville.
—La chica del cabello rizado era mi mejor amiga, la otra era mi hermana adoptiva y el chico, yo estaba enamorada de él. Una noche, hubo un accidente en donde ellos murieron, o al menos eso creí todo este tiempo. Ni siquiera sé si me recuerdan, o si recuerdan algo de aquel accidente; la manera en la que me miraron, fue tan fría y soy tan estúpida.
—Usted no es estúpida.
—Claro que sí. Me casaré con el idiota que causó aquel accidente, ¿eso es algo inteligente?
Greta se llevó la mano a la boca. Ya había asimilado lo que dije. Que Cedric era un maldito y que yo era una estúpida por casarme con él.
—Creo que —comenzó—, todos han sido víctimas de las consecuencias. Su vida no ha sido fácil, pero es una Vasilith. Es una mujer muy fuerte y sé que luchará para recuperar todo lo que perdió, sólo tenga paciencia. Como princesa tiene el poder de romper el compromiso, pero por alguna razón que no necesita decirme, sé que no lo hará y está bien. En algunos años, usted será una grandiosa reina y les demostrará quién es en verdad. Sólo no se rinda, no deje de luchar por su vida, y por su futuro. Y si alguna vez necesita hablar como ahora, aquí estoy yo, no lo olvide.
Me di cuenta de que las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. Greta había sido muy amable sin saber la historia completa. Era una buena chica. Y sabía qué tenía que hacer con ella. Pero por ahora, necesitaba dormir.
—Gracias Greta, lo digo en serio.
—No me de las gracias, para eso estamos —sonrió un poco—. Además, ¿qué sería de la vida de una princesa sin un poco de drama?
Reí ante el comentario. El drama era bueno pero pensaba que ya era suficiente por el momento.
—La dejaré descansar y les diré que no la molesten.
Se levantó de la cama y acomodó mis sábanas. Salió de mi habitación y cerré los ojos tratando de dormir. Pero algo lo impidió. Unas voces en el pasillo.
—Pidió que no la molestaran, ¡no puede pasar!
La puerta se abrió de golpe.
—Puede que sea la princesa, pero yo jamás he necesitado permiso para entrar a su cuarto, ¿cierto Alex?
—Dëni.
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"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️
FantasíaTodo ha vuelto a la normalidad en Caudentry. La familia Vasilith esta más fuerte que nunca con el regreso de las princesas Eleanor y Alexia. Todos viven de nuevo en paz y con tranquilidad. Pero no es suficiente. Viviendo bajo la sombra de su herman...